En la antigua civilización egipcia la población sufría enfermedades por el hollín del humo acumulado por la escasa ventilación de sus casas, esto originaba frecuentes enfermedades pulmonares. Las aguas no tratadas ocasionaban enfermedades por parásitos como la esquistosomiasis. La abundancia de sílice en el pan, derivada de su fabricación en molinos de piedra y de la arena del desierto que, transportada por el aire, se mezclaba con el grano, provocaba problemas dentarios. El contacto con los animales domésticos y sus excrementos en las casas originaban quistes hidatídicos y tenias y, la repetición de movimientos de las agotadoras jornadas de trabajo, originaban secuelas como artrosis degenerativas y hernias lumbares.

- Hatshepsut (1490-1468 a.C) era obesa y sufría de una osteoporosis muy avanzada en la cadera. Un absceso dental le provocó una sepsis generalizada ocasionándole la muerte.
- Amenhotep III (1402-1364 a.C.) también sufrió de obesidad y abscesos dentarios como podemos ver en la imagen superior.
- Tutankamón (1346-1337a.C.) se sabe que sufrió una severa malaria que le debilitó los huesos y presentó una herida infectada en la pierna que fue la causa de su prematura muerte.
- Seti I (1305-1289 a.C) tras el estudio de su momia se deduce que probablemente presentaba enfermedades vasculares.
- Ramsés II (1289-1224 a.C) tuvo un largo reinado y sufrió de arterioesclerosis y artritis, muriendo de … viejo.
Así comprobamos que, por muy faraón que pudieras ser en el Antiguo Egipto, tampoco los dioses se libraban de padecer las simples enfermedades de cualquier «mortal».
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