
En 1979 en las orillas del Lago Turkana (Kenia), se encontraron los huesos de una hembra de Homo ergaster. Podría ser un fósil más de los muchos encontrados en el continente africano pero tiene algo que lo diferencia de los demás, unos engrosamientos irregulares en los huesos de las piernas.
Con una antigüedad estimada de 1´8 millones de años podría se consecuencia de un acúmulo en el organismo de vitamina A (hipervitaminosis A) secundaria probablemente a la ingestión de gran cantidad de hígados crudos. De esta forma tiene el «honor» de ser la enfermedad más antigua conocida.
La vitamina A también conocida como retinol, se encuentra en muchos alimentos, desde vegetales y frutas como también en animales. Su consumo es muy beneficioso para la salud pues fortalece la piel, ayuda al desarrollo de los dientes, el tejido óseo… pero como todos los excesos, si se acumula en el cuerpo en grandes cantidades puede producir: dolores de las articulaciones en los niños, alteraciones de la piel y mucosas, que el hígado y el bazo aumenten de tamaño (hepatoesplenomegalia) y, como en nuestro esqueleto africano, que los huesos tengan un grosor superior a lo normal en su cortical (superficie).
Otra enfermedad que se sospecha como la segunda más antigua es la tuberculosis, aunque «solo» tiene 500.000 años. Corresponde al cráneo fósil de un Homo erectus descubierto en Turquía y presenta unas lesiones características de leptomeningitis tuberculosa, es decir, de una dolencia que ataca las meninges.
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atapuerca; institutotomaspascual; gorgas.gob.pa
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