A los seis meses de comprarnos un ordenador ya ha salido otro en el mercado con mayores prestaciones, pero si retrocedemos 2000 años en el tiempo encontraremos lo que puede considerarse como el antepasado más antiguo de las actuales computadoras. Un ingenio que estuvo bajo el mar durante todos estos siglos.
El hallazgo
Un pescador de esponjas marinas llamado Elías Stadiatos encontró por casualidad en octubre de 1900, a poca distancia de la isla de Atikythera (Ogylos) entre las islas de Citera y Creta en el mar Egeo, los restos de un barco de 300 toneladas del que se desconoce su historia aunque se cree que podía transportar a Roma el botín obtenido por Sila durante la Primera Guerra Mitridática, antes de ser capturado por los forajidos de la zona.
Dos años después del hallazgo, entre sus restos, uno llamó la atención del arqueólogo Valério Stasis que exclamó “¡Qué curioso…!”. Era lo que parecía corresponder a un mecanismo similar al de los relojes, construido en bronce y compuesto por treinta engranajes. Esta aleación de cobre con estaño era menos dura pero también más resistente que el hierro, pudiendo resistir el paso del tiempo bajo las aguas del Mediterráneo desde el siglo I a. C.
Tras décadas de trabajo para recuperar todas las piezas del pecio, se recuperaron ochenta y dos fragmentos de este objeto, compuesto por más de treinta ruedas dentadas y engranajes dentro de una caja de madera. El mecanismo principal conserva veintisiete de ellos y en las piezas secundarias se encontraron tres mil caracteres griegos que se consideran el “manual de instrucciones” del mismo, estimándose entre diez a veinte mil las que podía tener su original. Sus medidas son 33 cm de altura, 17 cm de ancho y 9 cm de fondo.
¿Para qué se utilizaba?
Corresponde a uno de los primeros mecanismos de engranajes conocido y lo sorprendente es que usa engranajes diferenciales (dispuestos en “U” en su eje), y los conocidos hasta la fecha de este tipo eran posteriores al siglo XVI. Según los primeros estudios efectuados por el historiador Solla Price, se sabía que era capaz de predecir la posición del Sol y de la Luna en el zodíaco. Pero pronto se vio que su mecanismo era más sofisticado de lo que se sospechaba debido al enorme nivel científico en su diseño. El ingeniero mecánico Michael Wright afirmó que seguía el modelo epicíclico de Hiparco, el más importante astrónomo de la época, y además, reproducía el movimiento de planetas como Mercurio y Venus siguiendo el modelo elíptico de Apolonio de Pérgamo. Se cree que parte del mecanismo se perdió, y que existían otros engranajes adicionales que representaban los movimientos de Marte, Júpiter y Saturno, los otros planetas conocidos en la época.
Desde el año 2005 un proyecto de investigación formado por un equipo internacional de científicos, desarrolló una fotografía en 3D basándose en tomografía axial computerizada (TAC) de alta resolución. Todos estos estudios apoyados por la más avanzada tecnología, han descubierto que este mecanismo era utilizado para más cosas. De hecho es un calendario infinito incluso utilizado para predecir incluso eclipses y calcular las fechas de los juegos olímpicos de Olimpia, Corinto, Delfos, Nemea y Dodoni. También se sirvieron de él para enseñar a los matemáticos, astrólogos y astrónomos de la antigüedad.
¿Quién lo construyó?
En un diálogo del siglo I de Marco Tulio Cicerón en La República se mencionan dos máquinas similares construidas por Arquímedes, llevadas a Roma por el general Marco Claudio Marcelo después del sitio de Siracusa en el año 212 a.C. Posidonio, amigo de Cicerón, también construyó otra con la misma función. Aunque es poco probable que alguna de estas máquinas tuviera un mecanismo similar al de Anticitera, sí que da una idea de que en la antigua Grecia hubo una avanzada tecnología mecánica que se transmitió, en parte, a los bizantinos y al mundo islámico.
Probablemente nunca sabremos quién o quienes la construyeron, pero lo que sí sabemos es que hace 2.000 años disponían de unas máquinas muy cercanas a las calculadoras (ordenadores) similares a las inventadas por Pascal en el siglo XVII.
Para saber más:
ihistoriarte; Misterio-El mecanismo de Anticitera
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