El espionaje está en boca de todos y los casos Snowden y Assange no son más que una de las muchas consecuencias de la revolución tecnológica que estamos viviendo en los últimos años. La información es poder y esta máxima se hace cada vez más importante y a la vez, fácil de conseguir. Pero lo cierto es que el «arte» de espiar no es nuevo ya que hace más de 3000 años que se utilizan métodos sorprendentes para obtener esta preciada información que, en ocasiones, puede hacer ganar una batalla, una guerra.
Con el primer Imperio de la historia, creado por el rey Sargón I de Acad, en el III Milenio a.C., ya se utilizaron exploradores con rasgos faciales similares a la población de las tierras espiadas -para pasar desapercibidos- o mercaderes, como espías durmientes que informaban al rey de las regiones que pensaba atacar.
En el siglo V a.C. el general Sun Tzu en su libro de «El arte de la guerra» distinguía cincos tipos de espías: el nativo, el interno, el liquidable, el flotante y el doble espía. Según sus propias palabras:
(…) el verdadero arte de los conflictos no está en exterminar al rival con las armas, sino en vencerlo sin necesidad de recurrir a ellas (…)
Los babilonios utilizaron métodos criptográficos en su escritura cuneiforme, los antiguos sacerdotes egipcios usaban jeroglíficos para que el pueblo no les comprendieran y algunos escribas hebreos invertían el alfabeto para cifrar sus mensajes.
La criptografía (escritura oculta), mediante técnicas de cifrado o codificado, altera los mensajes para hacerlos indescifrables a los intrusos siendo el scytale el primero en utilizarse, durante la guerra entre espartanos y atenienses. Consistía en un cilindro en el que se enrollaba una cinta de cuero con un mensaje escrito longitudinalmente. Al desenrollarlo no podía leerse al descubrirse unos caracteres sin sentido. El receptor debía enrollarlo de nuevo en otro cilindro con el mismo diámetro para que así se formara un mensaje inteligible. Mencionado por primera vez por el poeta griego Arquíloco (s. VII a.C.) no es hasta tres siglos después que Apolonio de Rodas lo nombra claramente con su función criptográfica.
Julio César, por su parte, utilizó una técnica de codificación tan simple como efectiva para enviar la información obtenida por sus espías: un tipo de cifrado por sustitución en el que cada letra del texto original era reemplazada por la que se encontraba un número de posiciones fija hacia adelante en el alfabeto (la «a» por la «d» y la «b» por la «e»).
Gengis Khan creó un sistema de espionaje denominado «yam» mediante el cual situaba a mensajeros -separados a un día de trayecto- con caballos y provisiones para poder transmitir toda la información que recogían de sus enemigos.
Durante la Edad Media los mercaderes, embajadores y trovadores se convirtieron en espías ideales por su movilidad geográfica. Encontramos al trovador de Occitania Ramón de Miraval, que sirvió al rey Pedro II de Aragón por todo el Languedoc, y al músico flamenco Alamire, que espió para Enrique VII durante la guerra de las Dos Rosas.
La primera vez que se recoge en un documento la palabra espía es del año 1264, correspondiendo a la manera de definir los venecianos a los alemanes que reconocían el territorio buscando informacion entre los habitantes.
Los mensajes privados que recibían los Reyes Católicos eran continuamente interceptados y, cansados de que esto ocurriera cada vez con más frecuencia, optaron por crear códigos en los que las palabras se sustituían por números romanos. Poco después, estos criptogramas se volvieron tan complicados de descifrar que ni siquiera el destinatario conseguía hacerlo al no disponer de las claves. Los mensajes intercambiados entre los Reyes Católicos y su embajador en Londres, el doctor Rodrigo González de Puebla, se consideran precursores de la criptografía moderna en España. Actualmente muchos de estos documentos cifrados se encuentran en el Archivo General de Simancas.

A Francis Walsingham se le considera el «maestro de espías» al crear en el siglo XVI una red de espionaje tan grande como eficaz al servicio de la reina Isabel I de Inglaterra.
Durante la Revolución Francesa se hizo famoso el espía más peculiar de todos, su nombre, Richebourg. Era un enano que medía 60 cm que se le disfrazaba como un bebé para obtener la información del enemigo. Ya sea en brazos de su madre o metido en carrito, era capaz de infiltrarse en los lugares más insospechados y donde ni el mejor de los espías era capaz de hacerlo.
Más cercano a nuestros tiempos encontramos a Juan Pujol al que se le considera el agente doble perfecto. Su trabajo fue tan bueno que consiguió ser condecorado por los dos bandos de la II Guerra Mundial. Entre sus éxitos destaca el hecho de despistar a los alemanes con falsas informaciones durante el desembarco de Normandía. Llegó a sobrevivir a dos guerras (Guerra Civil Española y la Guerra Mundial) sin matar ni disparar ni un solo tiro.
Para saber más:
Análisis de textos cifrados de los siglos XVI-XVII, de Sara Gómez Hernánde
Links fotos:
No dicen que en la guerra vale todo, pero el ingenio es el mejor y como tu dices en el post , mejor sin disparar, genial
Hola Esther,
ojalá se decidieran las guerras sobre un tablero de ajedrez…
Un saludo
Hola Francisco,
Sólo felicitarte por el excelente artículo sobre el espionaje que has realizado. Me ha parecido muy interesante, sobretodo la parte de cifrado, tanto que me gustaría que te animaras a expandir ese campo hablándonos de cosas como la máquina Enigma y otros artilugios o sistemas utilizados a lo largo de la historia.
Un saludo
Hola Marc,
gracias por tu sugerimiento pues creo que puede ser un tema muy interesante. La máquina Enigma aparece en el año 1923 y en ese momento fue el dispositivo más revolucionario jamás creado para facilitar las comunicaciones enviando la información de forma segura. Tenía la forma de una máquina de escribir pero permitió a los nazis durante la II Guerra Mundial intercambiar información en secreto durante años, hasta que fue criptoanalizada. Durante los años en que el secreto fue impenetrable, los alemanes gozaron de comunicación secreta que reforzaba su estrategia militar. Después de ser descifrada, los aliados hicieron esfuerzos para mantener en secreto esta situación, pues si querían usar información privilegiada, que los alemanes creían tener en secreto, debían ser cautelosos para que no lo descubrieran.
Hasta el momento he colgado dos posts referentes a las Guerras Mundiales del siglo XX («Jasper Maskelyne, el arte de la magia al servicio de la guerra» y «Los juicios de Nuremberg» del 9 septiembre y 7 octubre, respectivamente) y este tema que me propones es sorprendente, no dudes de que recojo tu propuesta.
Un saludo
Impresionante Francisco! Espero con mucho interés un post sobre estos temas. Gracias por enriquecer nuestra cultura un poquito más.
Saludos
uuufff con la que está cayendo, no está de mas utilizar algunos métodos para que no te «escuchen», saludos
La verdad es que el espionaje es todo un arte y, como bien dice Francisco, existe prácticamente desde que existe el ser humano. El espionaje, además, ha dado pie a numerosas novelas y numerosos largometrajes cinematográficos.
Un saludo,
Héctor Castro
Hola Héctor,
además yo soy de los que opinan que todavía no lo hemos visto todo. Seguro que aparecerán nuevas técnicas de espionaje con las tecnologías que están apareciendo en nuestros días y que seguro aparecerán en el futuro.
Un saludo
Buen trabajo Francisco como siempre , una de los sistemas que los Norteamericanos usaron durante la IIWW era que los encargados de retransmitir los mensajes eran nativos americanos ( creo que en su mayoría navajos) que a los japoneses y alemanes les era prácticamente imposible descifrar ya que hablaban en su lengua nativa.
Hola Juan,
gracias por tu aportación. Sin lugar a dudas el sistema de espionaje/contraespionaje durante la II Guerra Mundial es un tema que puede interesar y prepararé un post sobre el mismo. Tendré en cuenta tu dato, gracias.
Un saludo
Efectivamente, en la guerra del pacífico se usaron nativos americanos para «codificar» en el idioma navajo las comunicaciones. Creo que hay una película que trata el asunto, Windtalkers si no me equivoco…
Otro dato curioso es el de los exploradores indios que cuando eran enrolados en el ejercito americano para ejercer como tales durante la IIWW , incomprensiblemente perdían bastante de su cualidad como explorador sin saberse a ciencia cierta el porqué, parece que una de las teorias del motivo de esa perdida de capacidad se podría deber a que la entrada en el ejercito se les cortaba el pelo…
Me gustaron los dos últimos casos de espionaje, son sobresalientes, saludos
Hola Alejandra,
creo que el personaje de Juan Pujol merece una película.
Un saludo
En el Tercer Milenio vas XXI y con génesis vde dos centenas de años atrás, ya existe el LECTOR DE PENSAMIENTO un arma electrónica sofisticada que dejará atrás cal «espionaje convencional» y que por la calidad de artículos que Usted publica es muy seguro que ya debe estar preparando no un guión o editorial sino la PELÍCULA DEL SIGLO para no asustar a la Raza Humana pues los que sabemos de esa modalidad de espionaje ya la tenemos en nosotros! Saludos.