
Se considera la pandemia (enfermedad infecciosa que afecta a humanos en todo el mundo) más devastadora de todos los tiempos. También conocida como la gripe española, la gran pandemia de gripe de 1918 o simplemente la gran gripe, fue provocada por el Influenza virus A de subtipo H1N1.
¿Dónde se originó el primer caso?
Parece ser que se detectó en Fort Riley (Kansas). La mañana del 11 de marzo de 1918, un joven soldado se presentó en la enfermería afectado de lo que parecía ser una simple gripe. Su fiebre, dolor de cabeza y de garganta no sugería que podría ser el primero de la infección más mortífera de la historia. Pocas horas después, en el hospital se llegaron a contar hasta 100 casos más y, en solo siete días, eran 500 los afectados. La proximidad entre los cuarteles y los movimientos masivos de las tropas expandieron la gripe por los distintos territorios de la zona haciendo que se propagara por California, Alabama, Florida, Carolina del Sur y Virginia.
…entonces, ¿por qué se llama gripe española?
Al igual que con otras infecciones, la historia le dio un nombre inapropiado. Los aliados de la Primera Guerra Mundial le otorgaron este calificativo por ser en este país donde la prensa prestó mayor atención a la infección. España no estaba involucrada en la guerra y por tanto no se censuró la información sobre la enfermedad, a diferencia de los otros países europeos.
¿A quién afectó?
Las caras se vuelven de un tono azulado, una tos trae a colación el esputo manchado de sangre por la mañana, los cadáveres se apilan alrededor de la morgue como leña.
Así describían los médicos a los primeros afectados por la nueva epidemia. Habitualmente la gripe estacional afecta básicamente a niños y ancianos (población diana en las campañas de vacunación) pero la gran gripe de 1918 no se comportaba como una gripe normal. Jóvenes y adultos sanos, así como animales -perros y gatos-, eran los más sensibles a contraerla.
Las autopsias mostraban unos pulmones duros, rojos y llenos de líquido, mostrando que las víctimas morían asfixiadas lentamente cuando aparecían unas manchas de color caoba en los pómulos. Por si faltaran nombres para la epidemia, este síntoma hizo que se la bautizara también como la «epidemia púrpura». En horas, las manchas se oscurecían por la falta de oxigenación y, si se extendía a los pies, se les daba por muertos siendo apartados para morir en soledad.
Estudios posteriores han determinado que el virus fue tan virulento a causa de «una tormenta de citocinas» como respuesta exagerada de nuestro sistema inmunitario frente al virus.
La gran gripe en cifras

Entre el 3% y el 6% de la población mundial murió, siendo la mortalidad del 10 % al 20 % de los infectados. Según las fuentes que consultemos el baile de cifras puede ser exagerado. Siendo realistas -y tirando por lo bajo- podría destacar el cálculo de Patterson y Pyle que sitúa la mortalidad entre 24 y 40 millones de personas.
¿Puede volver a repetirse una gripe tan demoledora?
La respuesta es… SÍ. A diferencia de las comunes gripes estacionales de cada año, estas pandemias se desarrollan en ciclos que oscilan entre los 11 y los 25 años. Las predicciones apuntan que deberíamos haber tenido una entre los años 2008 y 2013, cosa que de momento no ha pasado y que sugiere que estamos cerca de sufrirla.
En el mundo global en que vivimos, y en el peor de los casos, si ocurriera una pandemia de gripe igual de virulenta que la de 1918 afectaría a la mitad de la población mundial ocasionando la muerte del 1 % de los más de 6000 millones de habitantes que poblamos la Tierra. El impacto económico, social y político sería incalculable y la estructura sanitaria no podría hacer frente a tal desafío. Solo nos queda la prevención y la vacunación para poder minimizar su impacto.
Para saber más:
Links imágenes:
National Museum of Health and Medicine; Tim Evanson
Información basada en tejiendoelmundo; wikipedia
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