En tiempos de las Cruzadas apareció en Irán una secta minoritaria del chiismo temida tanto por los cristianos como por los propios musulmanes. Tenían una misión y ciertamente la ejecutaban a la perfección, el asesinato selectivo de políticos, militares y reyes. Con el tiempo pasaron a conocerse con el nombre de Hashsha-shin, en inglés «assassin».
Su líder fundador era Hassan Al Sabbah (1034-1124) conocido como «El viejo de la montaña» que era el título que recibían los que presidían la secta. Nació en Persia y pertenecía a una adinerada familia. Tras estudiar teología y la doctrina Shií llegó a la conclusión de que además de las plegarias lo realmente importante en la vida eran las acciones radicales.
Existe una leyenda que cuenta cómo llegó a adquirir el terreno para construir la primera fortaleza de su secta, El Alamut, al sur del mar Caspio:
Tras regresar a Persia ofreció apropiarse solo el terreno que lograra ser cubierto por una piel de buey; después de formalizar el trato, todos quedaron estupefactos al ver cómo una piel podía cortarse en finas tiras que al estirarlas cubrían una enorme superficie. Tras adquirir el terreno, lo fortificó y construyó jardines y bellos aposentos, además de centros de entrenamiento para sus fieles reclutas.
Se cree que ponía a sus seguidores bajo los efectos del hachís además de disfrutar de bellas mujeres y, cuando despertaban de los efectos de la droga, hacían cualquier cosa para poder seguir disfrutando de esta placentera vida. Otra hipótesis -quizás la más aceptada en la actualidad- era que tras sus asesinatos la consumían para tranquilizarse. Lo que sí se sabe es que la sumisión y fe que le profesaban era tal que una sola orden de su líder bastaba para que se quitaran la vida, hecho que popularizó su leyenda.

Actuaron entre los siglos X y XIII pero fue durante la dinastía Fatimí en el siglo XI, cuando alcanzaron su máximo poder, llegando a formar una cohesionada red con castillos inexpugnables en Irán y Siria. Desde sus fortalezas extendieron su predicación ocasionando que los sultanes de la dinastía turca de los selyúcidas los vieran como una amenaza. Tras varias acciones militares sin éxito contra los ismailíes, estos emprendieron su revancha asesinando a sus dirigentes. Su primer víctima fue Nizam al-Mulk, visir del sultán, en 1092. Ocho años después, la secta ya contaba con más de 70.000 fanáticos miembros.
Tras la muerte de Hassan, lejos de desaparecer, se fortaleció. No sería hasta el siglo XIII que tuvieron que enfrentarse a dos enemigos muy poderosos: los mamelucos y las tropas mongolas dirigidas por el nieto de Gengis Kan, Hulagu Kan. Sus fortalezas fueron arrasadas incluida El Alamut, pero sobrevivieron grupos aislados que en los siglos posteriores hicieron esporádicas apariciones.
Hoy en día están muy vivos y su actual líder es Shah Karim al-Hussayni, conocido como Aga Khan IV, calculándose la existencia de 15 millones de Ismaelitas-Hassassin repartidos por Pakistán, Siria y Yemen.
Una novela:
El Péndulo de Foucault, de Umberto Eco. Hace varias referencias a las posibles relaciones de los Hassassin con los Templarios durante las Cruzadas.
Ángeles y demonios, de Dan Brown. En ella se refleja la sociedad de los Hassassin en relación con los Illuminati. En ella se insinúa la supervivencia de esta secta en nuestros tiempos con la aparición de un Hassassin.
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