La medicina es el arte de conservar la salud y eventualmente de curar la enfermedad ocurrida en el cuerpo.
Avicena
La película
Hace ya un tiempo que podemos disfrutar de la adaptación cinematográfica de la novela El Médico, de Noah Gordon (1986). Pero mi intención no es hacer una crítica de cine aunque sí me gustaría dar mi opinión sobre la misma. La película me enganchó desde la primera escena (no podía ser de otra manera pues el tema me invitaba a hacerlo). Su fotografía impresionante, la ambientación y las escenas del desierto, sobrecogedoras. Pero como muchas otras versiones en la gran pantalla, se queda a años luz de la novela. Sus 150 minutos no son suficientes para plasmar muchas escenas -imprescindibles según mi opinión- como la muerte del barbero que enseña a Rob, los problemas para aprender la lengua persa o la parte final en Inglaterra. En cambio se recrea en demasía en la trama amorosa que a su vez se encuentra muy alejada de la realidad del libro. Además, parece una película hecha a trozos en la que se pasa de un escenario al otro bruscamente. A pesar de todo la recomiendo a todos los que quieran hacerse una idea de la medicina que se practicaba en ese tiempo.
Dicho esto vamos a entrar en materia y centrémonos en el personaje. No, no, no quiero hablar de Rob Cole, el joven médico protagonista, sino en el otro médico, el médico persa, Ibn Siná. ¿No os suena? ¿Y si os digo Avicena?
Seguro que ahora sí.
Su vida
Su nombre completo en persa es Abū ‘Alī al-Husayn ibn ‘Abd Allāh ibn Sīnā aunque también se le conocía como «el primero de los sabios», «el más grande de los médicos, «el Maestro por excelencia», o el tercer Maestro (después de Aristóteles y Al-Farabi).
Nació cerca de Bujará (actual Uzbekistán) en el año 980, mostrando precozmente un interés inusitado por las ciencias y la medicina. A los catorce años estudiaba solo y su buena memoria le permitía recitar todo el Corán. A los dieciséis años ya dirigía a otros grandes médicos y un año después su fama se acrecentó al salvar la vida del emir de Bujará, Nuh ibn Mansur. Cuando sus médicos eran incapaces de diagnosticarle el mal que padecía, Avicena descubrió que bebía en una copa adornada con pinturas que contenían plomo y que le estaba envenenando. Desde ese mismo momento tuvo acceso a la biblioteca real, donde amplió sus conocimientos de medicina, música y astronomía. Estudió la Metafísica de Aristóteles, del que declaró que tras leerlo en más de cuarenta ocasiones no llegaba a entenderlo del todo. Sus obras filosóficas representaron el pensamiento aristotélico en Occidente durante la Edad Media, influyendo en Tomás de Aquino y Duns Escoto, entre otros. Al llegar a la mayoría de edad había estudiado todas las ciencias conocidas, y a los treinta y dos años comenzó a escribir su obra maestra, el Libro del Canon de la medicina:
Dividido en cinco libros y escrito alrededor del año 1020, se adelantó seis siglos a las primeras enciclopedias modernas y es considerado como uno de los libros más famosos de la historia de la medicina. Eclipsó a los anteriores grandes médicos y su influencia perduró durante siglos. Se basaba en su experiencia personal, en los escritos de Galeno, Sushruta y Charaka, así como en la antigua medicina persa y árabe. Las Cruzadas la trajeron a Europa influyendo la práctica y la enseñanza de la medicina occidental y destronando al mismísimo Galeno, ayudado probablemente por su traducción al latín de Gerardo de Cremona entre 1150 y 1187, y por su primera impresión en Milano (1473).
No sería hasta la llegada del Renacimiento con Leonardo da Vinci y Paracelso que se cuestionaría su legado.
Llegó a ocupar el cargo de gran visir de Hamadán pero también recorrió el Asia central y Persia, pasando un tiempo encarcelado aunque por un motivo diferente al que se describe en la novela de Noah Gordon. La culpable fue una carta que envió al señor de la ciudad de Isfahán y enemigo del príncipe de Hamadán.
Su práctica médica
Quizás destacaría lo siguiente:
- Sospecha la importancia de las ratas en la propagación de la peste aunque Noah Gordon se lo atribuye al joven Rob Cole.
- Fue el primero en distinguir entre el absceso subfrénico, la mediastinitis y la pleuresía.
- Describe las variantes de ictericias, las cataratas, la meningitis e incluso la viruela y el sarampión, enfermedades que desconocían en la Grecia antigua.
- Indica que ciertas infecciones se transmiten vía placentaria.
- Es uno de los primeros en prescribir lavativas rectales.
- Es el primero en describir correctamente la anatomía del ojo.
- Descubre que la sangre parte del corazón para ir a los pulmones.
- Formula la hipótesis por la que existirían unos organismos en el agua y la atmósfera que serían los transmisores de algunas enfermedades infecciosas…
…pero sobre todo se interesa por conservar la salud practicando de forma regular deporte o mediante la hidroterapia (de aquí la frase inicial con la que encabecé este artículo).
Los hospitales
En la película nos describen como eran los hospitales de la época. Estas «casas para enfermos» fue una de las principales contribuciones médicas del Islam, nacida del sentido caritativo de los escritos del profeta . Se conocen los hospitales de Bagdad (707) e incluso una casa para enfermos mentales en la misma ciudad (765). Durante el período abbasida, el califa Harunal-Rasid ordenó que junto a cada mezquita nueva se construyera una casa para enfermos. Otros hospitales son los de Damasco (800), Túnez (850) y El Cairo (875). Tenían una administración separada de la dirección médica (como nuestros hospitales actuales), y en algunos tenían secciones separadas para hombres y mujeres, así como lugares dedicados a cada especialidad (ojos, fiebres, cirugía…).
Entre otros grandes médicos islámicos de aquellos tiempos podríamos destacar: Rhazes (854-925), Ali Abbas (925-982), Mesué El Joven (924-1013), Avenzoar (1092-1162), Averroes (1126-1198), Maimónides (1135-1204)…
Se juzga que Rhazes fue mejor clínico que Avicena y que éste fue mejor filósofo, aún así sus descripciones de muchas enfermedades son muy claras.
Avicena sufrió una enfermedad intestinal que, según dijeron, se debía al exceso de trabajo y de placer (se ve que le gustaban las mujeres y era un gran vividor aunque en la película tampoco queda reflejado) que le ocasionó la muerte el 18 de junio de 1037 cerca de Hamadán, lugar donde fue enterrado y en el que se puede ver en la actualidad su mausoleo.
Avicena es el protagonista secundario de la novela de Noah Gordon, pero su vida y su obra bien merece también una película por sí sola. Soy consciente de que no he nombrado todas sus grandes obras y otros muchos logros de este gran médico persa, pero creo que lo dejaré para otro post.
Novelas:
El médico (The Physician), Noah Gordon.
Avicena o la ruta de Isfahán, Gilbert Sinoué.
Para saber más:
Obras digitalizadas de Avicena.
Información basada en Historia de la Medicina, de Francisco Guerra. Tomo I. Ed. Norma, Madrid (1989).
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