Se cumplieron trecientos años de uno de los sucesos más importantes en la historia de España. No fue un conflicto de un solo país, sino que comprometió a gran parte del continente europeo. En la actualidad, lejos de mirarlo como algo lejano lo estamos viviendo en primera línea, pero mi intención no es entrar en discusiones políticas -por otra parte, las considero inútiles-, sino que mi propósito es explicar la historia tal como sucedió. Cada uno que saque sus propias conclusiones.
El origen del conflicto:
La culpa de todo la tiene una enfermedad, la de un rey enfermo, Carlos II el Hechizado, último rey Habsburgo en España. Padecía el síndrome de Klinefelter, una enfermedad genética consistente en tener un cromosoma X de más. Esto le provocó una esterilidad que le dejó sin descendencia. Al morir el 1 de noviembre de 1700 nombró heredero a Felipe de Anjou, nieto del rey francés Luis XIV. Su intención no era otra que conservar la unidad de los territorios del Imperio español, y en ese momento el rey francés era el único que podía conseguirlo por ser el monarca más poderoso de Europa.
El día que recibió la corona de España en el palacio de Versalles, Luis XIV le dijo:
«Sed buen español, ese es ahora vuestro primer deber, pero acordaos de que habéis nacido francés…».
La internacionalización y las alianzas:
Por supuesto esto provocó la desconfianza de muchos países europeos que temían un poder excesivo de Francia ya que de esta manera se hacía con todos los territorios españoles en América y en Europa (Nápoles, Cerdeña, Sicilia, Milán y los Países Bajos). Más aún, el dominio sobre los mares y el monopolio de la trata de esclavos africana que en esos tiempos era uno de los principales elementos del crecimiento económico de las naciones. De hecho, el detonante de la guerra fue la concesión a la Compagnie de Guinée, el 27 de agosto de 1701, del asiento de negros (monopolio de la trata de esclavos) con América, recibiendo así el privilegio de extraer oro, plata y otras mercancías libres de impuestos.
En 1702 se formó una coalición constituida por Alemania, Austria e Inglaterra para imponer en el trono de España a un representante de la rama alemana de Habsburgo, Carlos de Austria (Carlos III), hijo del emperador Leopoldo I del Sacro Imperio Romano Germánico. Un año después, el reino de Portugal y el Ducado de Saboya, se unirían a la Gran Alianza. Tanto Felipe V como Carlos III alegaban sus derechos al trono por estar ambos casados con infantas españolas, hijas de Felipe IV.
En España la mayor parte (no toda) de la Corona de Castilla apoyaba al rey Borbón, mientras que la Corona de Aragón (Aragón, Cataluña, Valencia y las Baleares) se pusieron de parte del rey Habsburgo, pero lo que no se podrá determinar con certeza es qué parte de la sociedad realmente apoyaba a uno u otro.
El inicio de la guerra:
Los primeros enfrentamientos no se produjeron en la península Ibérica sino en Flandes, Alemania e Italia. Poco después un ejército de ingleses y holandeses intentaron sin éxito tomar la ciudad de Cádiz (1702) y transcurridos dos años, al mando de George Rooke y de Jorge de Darmstadt, fracasaron también en su asedio de Barcelona. Al regresar, conquistaron Gibraltar (4 de agosto de 1704) que estaba defendida por solo 500 hombres, la mayoría milicianos, al mando de don Diego de Salinas.
El problema de Cataluña:
Los catalanes juraron lealtad a Felipe V durante las Cortes de Barcelona (1701-1702), pero siempre mostraron muchas reservas en su reconocimiento. Los ingleses, sabedores de esto, establecen en 1705 una alianza político-militar (pacto de Génova) con los vigatans, un grupo de catalanes que se comprometieron a extender la rebelión por todo el Principado catalán -salvo en Barcelona, que estaba fuertemente controlada por el virrey-, y reconocer a Carlos III. A cambio los ingleses enviarían a su ejército y garantizarían las libertades catalanas. Pero, ¿por qué se produjo este apoyo a la casa de los Austrias en Cataluña?. Varios son los motivos que encontramos:
En primer lugar, los catalanes no tenían en buen aprecio a los franceses sobre todo tras la Paz de los Pirineos (1659) que certificó la cesión del Rosellón a la corona francesa; en segundo lugar, la Casa de Austria siempre respetó sus Constituciones, a diferencia del centralismo borbónico. En aquellos tiempos las tres principales instituciones catalanas eran el Consell de Cent (a cargo de la ciudad de Barcelona), la Generalitat o Diputación General (sobre todo con atribuciones tributarias sobre su territorio) y el Brazo militar de Cataluña.
Decretos de Nueva Planta:
En 1707 los franceses derrotan a los aliados cerca de Almansa y establecen los Decretos de Nueva Planta, por los que eliminaban los Fueros de Valencia, Aragón, Cataluña y Mallorca, respetando los de Navarra y los vascos por haber dado apoyo a Felipe V. Muchos consideran este hecho como el fin de la independencia de Cataluña aunque también hay muchos que no consideran que Cataluña fuera un estado independiente antes de esta fecha. Lo que es indudable es que estos decretos suponen la abolición de la antigua Corona de Aragón y que el Principado de Cataluña dejó de disponer de sus propias leyes.
Volviendo al origen del conflicto, en el testamento de Carlos II se establecían dos normas para el nuevo monarca y que Felipe V no cumplió: mantener los mismos tribunales y formas de gobierno, guardando las leyes y Fueros de los Reinos; y renunciar a la sucesión de Francia para no mantener ninguna unión con su corona.
Tratado de Utrecht:
En 1711 se produjo un hecho tan inesperado como decisivo para el transcurso de la guerra, la muerte del emperador José I, sucesor de Leopoldo I, convirtiendo en heredero del Imperio alemán a su hermano Carlos. Los aliados vieron con temor el poder que adquiriría y decidieron promover el reparto de los territorios españoles con el Tratado de Utrecht (abril de 1713), poniendo fin a la guerra en Europa aunque no en España. En dicho tratado acordaron dar a Felipe V el dominio de España y América, a cambio de perder las posesiones europeas.
El asedio a Barcelona:
Sin embargo Barcelona decide resistir en contra de dicho tratado a pesar de que Inglaterra retiró sus tropas de Cataluña. El motivo era la negativa de Felipe V de mantener los fueros catalanes y por tanto sus privilegios. La Generalitat convocó una asamblea donde se acordó continuar con la resistencia, siendo el general Antonio Villarroel el encargado de organizarla. En mayo de 1714 el ejército borbónico dirigido por el duque de Berwick contaba con 40 000 soldados. En el otro lado de la contienda, 10 000 combatientes, la mayoría miembros de la milicia de los gremios (Coronela). A principos de septiembre Berwick ofrece capitular a los resistentes pero la Junta de Gobierno decide que se continúe con la resistencia pese a la opinión del conseller en cap de la ciudad, Rafael Casanova, y del general Villarroel, que dimitió aunque reasumió el mando de las tropas.

Después de tres meses de continuos bombardeos sobre la ciudad un tercio de las casas fueron destruidas, consiguiendo abrir brechas en la murallas para iniciar el asalto final, el 11 de septiembre a las cuatro y media de la madrugada, contra el baluarte de Santa Eulàlia y el Portal Nou. Tras diez horas de feroz lucha cuerpo a cuerpo, las autoridades catalanas capitulan.
En los catorce meses que duró el asedio se contaron 7000 bajas entre muertos y heridos, mientras que los asaltantes perdieron más de 10 000. El Consell de Cent publicó un bando para seguir resistiendo y, una semana después de la caída de Barcelona, una guarnición catalana comandada por Manuel Desvalls se hizo fuerte en la fortaleza medieval del castillo de Cardona. Fueron los últimos en rendirse.
Y… ¿quién ganó la guerra?
Sin duda la Monarquía de Gran Bretaña, que consiguió el dominio del Atlántico y del Mediterráneo, con las bases de Gibraltar y Menorca. La guerra supuso a España entronizar la nueva dinastía borbónica a cambio de perder sus posesiones en Europa y la desaparición de la Corona de Aragón, poniendo fin al modelo «federal» de monarquía de los Habsburgo españoles. Pese a todo, la nueva monarquía española llevó a cabo reformas importantes promoviendo la educación, las academias y apoyando la investigación científica, en especial la medicina y las matemáticas. Francia salió también derrotada sufriendo una grave crisis financiera a consecuencia de la guerra.
Una reflexión:
La llegada de los Borbones a España supuso un cambio en la concepción de la Monarquía de este país. Desde que los Reyes Católicos establecieran que los ocupantes de las coronas debían reunir sus territorios in persona regis, pero manteniendo cada uno de ellos sus particularidades jurídicas y de gobierno, los Habsburgo lo cumplieron (con ciertas particularidades) pero con Felipe V fueron eliminadas excepto con aquellos que fueron fieles a su causa.
La historia fue así. A partir de aquí las interpretaciones pueden variar de una persona a otra, pero nada justifica romper la paz y buena convivencia de cualquier sociedad. Los conflictos y las guerras solo traen desgracias -sobre todo a quien las viven- y de esto tenemos sobradas muestras en la historia. Creo -y esto es mi opinión- que todas las imposiciones y actitudes férreas y obstinadas, como en el caso de Felipe V, no hacen más que empeorar una situación ya de por sí complicada. Esperemos que en esta ocasión, miremos hacia atrás y aprendamos.
Para saber más:
Guerra de Sucesión Española en Cataluña
Archivo de la Corona de Aragón
Un ensayo:
La España del siglo XVIII, de John Lynch. Ed. Crítica, Barcelona,1991.
Información extraída de diversas fuentes pero quiero destacar el magnífico artículo de Germán Segura García (National Geographic Nº 48).
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