
El protagonista de hoy es un charlatán, un parlero, un parlanchín… un sacamuelas. Es obvio que a nadie, en la actualidad, se le ocurriría denominar así a nuestros magníficos dentistas, pero no hace mucho, solo un siglo atrás, quienes se dedicaban a la extracción de los dientes enfermos –y quizás también de los sanos- tenían más fama de buhoneros y mercachifles que de buenos profesionales. Nuestro gran Francisco de Quevedo lo consideraba “el oficio más maldito del mundo”, y Tirso de Molina le dedicó una letrilla en su obra “Por el sótano y el torno”:
Suele andar en un machuelo, que en vez de caminar vuela; sin parar saca una muela; más almas tiene en el cielo que un Herodes y un Nerón; conócenle en cada casa; por donde quiera que pasa le llaman la Extremaunción.
Miremos con atención el cuadro. La escena muestra al sacamuelas con una cara que ya manifiesta una cierta picaresca y si nos fijamos en el collar que lleva puesto podremos ver que está hecho con dientes. Probablemente no lo tiene como un elemento de vestir sino como muestra de su buen hacer.
La mesa está literamente ocupada por multitud de instrumentales, trapos manchados de sangre y 7 muelas, por lo que se deduce que lleva un buen rato “trabajando”. A algunos de los mirones ya se les ha extraído algún diente: el que está en frente del sacamuelas se pone un pañuelo en la boca, el que tiene un turbante en la cabeza le enseña al joven de la pluma los pocos dientes que le deben quedar. Hay algún otro mirón que no se quiere perder la escena por chafardería o para disfrutar viendo como sufre alguno de sus vecinos, al que quizás no le tenga en mucha estima.
Hay otros pintores que han tratado este tema en sus obras: Caravaggio, Peeter van der Borcht, Gerri Dou, Gerrit van Honthorst…, señal del interés social que mostraban estos individuos. Incluso Francisco de Goya hizo un grabado para criticar la ignorancia y fullería de la sociedad en aquellos tiempos titulado, A caza de dientes, de su serie Los caprichos, en el que muestra a una joven arrancando los dientes a un ahorcado para preparar un hechizo que le permita conquistar a su amado. Y Giandomenico Tiepolo muestra en una de sus obras un sacamuelas que ni se molesta en bajar del burro para sacar los dientes.
El autor de nuestro cuadro es el pintor barroco Theodoor Rombouts (1597-1637), nacido en Amberes, en cuyas obras se puede apreciar la influencia de otros pintores como Caravaggio y Rubens.
La extracción de dientes también la podían realizar los sangradores y no fue hasta finales del siglo XVII que el francés Pierre Fachuard puso las bases de lo que sería la actual medicina odontológica. Su obra Le chirurgien dentiste describe las enfermedades bucales más importantes así como el instrumental a utilizar. Muchas de los útiles que se usan en la actualidad fueron diseñados por Fauchard.
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