
Mil años antes de que existiera la civilización griega floreció en la isla de Creta una cultura legendaria que conocemos como minoica. Enigmática como pocas, su legendario rey Minos fue el inspirador del mito del Minotauro: un monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre encerrado en un laberinto diseñado por el artesano Dédalo. Para alimentarlo, el rey Minos ordenó que cada año se llevaran siete jóvenes y siete muchachas a Creta para dar de comer al animal. Fue entonces cuando aparece el héroe Teseo que acabaría con el monstruo.
Se desarrolló durante la Edad del Bronce, de forma paralela a la de la civilización de Egipto y de Mesopotamia, y gracias a su flota marítima creó un gran imperio económico. Aunque se conocía de su existencia por los textos de la Antigüedad, no será hasta que el arqueólogo Heinrich Schliemann sospechara de la existencia, en la colina de Cefala en Creta, del palacio minoico de Cnosos. En el año 1900 otro arqueólogo, Arthur Evans, adquiere dichos terrenos para empezar la excavación que terminaría treinta años después. Es así como emergió la ciudad-palacio de Cnosos, con más de 24.000 metros cuadrados y 1.300 estancias conectadas por innumerables corredores: era el laberinto del Minotauro. En su interior se han identificado almacenes, el Megaron de la reina, la Sala de las dobles hachas, el Gran Patio, el Megaron del rey, la Sala del trono… Puede considerarse como la antecesora de las polis griegas y fue el núcleo de la organización política, social y económica de la isla.

Pero, ¿qué motivó su destrucción?
Varias causas son las que se apuntan. Tras el descubrimiento del palacio se postuló la teoría de una gran erupción volcánica en la isla de Tera (Santorini) en el archipiélago de las Cícladas como causante de su decadencia, aunque en un estudio publicado en la revista Science en 2006, fechan dicha erupción entre 1627 y 1600 a.C., es decir, ciento cincuenta años antes que la destrucción de los palacios cretenses. Probablemente lo que ocurrió fue que tras la erupción, la isla quedó muy afectada por los tsunamis y los depósitos de materiales volcánicos expulsados (algunos piensan que esto inspiró la leyenda de la Atlántida). Los griegos del continente, los micénicos, se aprovecharon de esta circunstancia para invadirla y dominar así el comercio del Mediterráneo. Siglos después, en el año 1200 a.C., los ataques de los “Pueblos del Mar” acabarían por destruirlo junto a los otros centros palaciales micénicos de Festos y Malia.
No será hasta comienzos del I milenio a.C. que se asentarán los nuevos griegos en Creta, los dorios, dando origen a la Antigua Grecia.
Para saber más:
Arte minoico, palacio de Festos y palacio de Haghia Tríada
Un libro:
El Laberinto del Minotauro. Sir Arthur Evans, el arqueólogo del Mito. J.A.McGilivray. Ed. Edhasa, Barcelona, 2006.
Información extraída de diversas fuentes. Especial mención a Raquel López Melero. Profesora titular de la UNED y su artículo El final de la civilización minoica, N.G.
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