Es considerado por muchos como el atraco perfecto tanto por la precisión milimétrica que se ejecutó como por la cuantía del mismo, 2,6 millones de libras esterlinas de la época (equivalente a 47,5 millones de euros actuales), estoy hablando del asalto al tren de Glasgow de 1963.
Lo protagonizaron quince miembros de una banda de delincuentes de los cuales dos de ellos se convirtieron en leyendas, Bruce Reynolds, el cerebro del robo, y Ronnie Biggs, un tipo muy inteligente que permaneció huido 36 años. Pero a pesar de la perfección del plan, un juego de monopoly frustó su éxito final.
El atraco
Eran las 3:15 h. de la madrugada del 8 de agosto de 1963, en Cheddington, a 65 kilómetros al norte de Londres. Tres años antes, Reynolds conoció en la prisión de Durham a un confidente que le sopló la existencia de un tren que solía transportar en su segundo vagón sacas de dinero de los bancos. Su plan era sencillo: parar el tren y llevárselas. Para conseguirlo se ayudaron de una batería portátil para cambiar las luces del semáforo y así forzar a parar la máquina. Cuando el tren se detuvo, David Whitby, el ayudante del conductor, se bajó y se dirigió al semáforo para averiguar el motivo de la parada.
La población más cercana se encontraba lo suficientemente lejos como para que nadie más se percatara de la parada. Whitby se dirigió al teléfono para comunicar la incidencia a la siguiente estación, pero fue entonces cuando advirtió que los cables habían sido cortados y no era posible hacer ninguna llamada de aviso. Algo iba mal y debía volver al tren rápidamente. Cuando llegó, le rodearon los asaltantes disfrazados de soldado, amenazándole: “Si gritas eres, hombre muerto”. Mientras otro grupo de atracadores habían reducido al conductor de la locomotora, Jack Mills, que tras resistirse fue golpeado con una barra de metal y se encontraba atado y sangrando. Esa fue la única violencia de los ladrones. Tardaron 15 minutos en sacar 118 de los 126 sacos de dinero que habían en el vagón, mientras inmovilizaron a los guardias gritándoles: “¡De rodillas y cierren los ojos!. Cargaron el botín en dos furgonetas y un camión desapareciendo como si no hubiera pasado nada.
Se tardó 45 minutos en poder informar a la policía y parecía que todo había salido según lo previsto. Se escondieron en una granja que compraron meses antes dispuestos a permanecer todo el tiempo que fuera necesario. Transcurrieron las horas, y para relajarse se dedicaron a jugar a un viejo monopoly que encontraron allí. Ése fue su error fatal. Dejaron sus huellas dactilares en las cartas que fueron las que les incriminaron cuando la policia descubrió el escondite, cinco días después.
La huida de Ronnie Biggs
Al poco tiempo todos acabaron en la cárcel excepto Reynolds que consiguió escapar de forma magistral. Se hizo una operación de cirugía estética y huyó primero a Canadá y después a México, dándose la gran vida durante cinco años hasta que gastó todo el dinero, y tras regresar a Inglaterra para dar otro golpe fue detenido, pasando 10 años en prisión.
Pero si alguien pasó a convertirse en leyenda fue Ronnie Biggs. Tras ser capturado en abril de 1964 se le condenó a 30 años de prisión en la cárcel de Wandswoth (Londres) pero se escapó 14 meses después escalando la pared con la ayuda de una escalera de cuerdas. Huyó a París donde se hizo documentos falsos sometiéndose también a cirugía plástica para después dirigirse a Adelaida, en el sur de Australia, donde vivió cuatro años con su mujer e hijos. Un día recibió una carta anónima que le alertaba de que la Interpol le había localizado. Se trasladó a Melbourne donde trabajó montando escenarios en los Estudios de Televisión del Canal 9. En octubre de 1969, un periodista de su empresa elaboró una crónica que presidiría las noticias de ese día en la que podría llevar a su reconocimiento. Biggs se enteró de primera mano abandonando la casa y dirigiéndose después a Brasil donde permaneció huido 36 años. En 1974 Jack Slipper, superintendente de Scotland Yard lo localizó en Río de Janeiro.
Lejos de esconderse, vivió como un auténtico Playboy, montó un restaurante y una página en internet donde vendía fotos, camisetas y artículos de todo tipo mientras los detectives de Scotland Yard no conseguían extraditarlo por chocar con la legislación brasileña.
Su nueva novia, una striptease llamada Raimunda, estaba embarazada y terminó casándose con ella. Esto le garantizó a Biggs la inmunidad que le evitaba la extraditación.
Según se cuenta, Biggs regreso de incógnito a Inglaterra para ayudar en la realización de un documental sobre el gran robo del tren. Además de escribir una autobiografía y una novela, participó en anuncios publicitarios -uno de ellos de ropa interior femenina en el que aparecía envuelto en una bandera británica rodeado de bellas jóvenes- y cantó con los Sex Pistols el tema «Nadie es inocente».
En 2001 la revista sensacionalista The Sun pacta con él su regreso voluntario a Inglaterra el 7 de mayo. Un avión privado para su regreso pagado por la prensa y 20.000 libras fue el precio a cambio de los derechos exclusivos sobre la noticia. Cuando pisó suelo británico Biggs dijo que «volvía para tomarse una pinta en un pub». En realidad los motivos fueron otros pues estaba arruinado, cansado y con una salud muy deteriorada. Probablemente su intención fue el de recibir atención sanitaria aunque fuera apresado nada más llegar al país.
Seis meses después pidió su libertad por motivos compasivos basados en su mala salud (fue tratado en cuatro ocasiones en el Hospital Queen Elizabeth desde su llegada) pero no será hasta el año 2009 que el Gobierno británico autoriza su salida por razones humanitarias al padecer una grave neumonía.
Su última aparición pública fue en marzo de este año para asistir al entierro de su compañero de aventuras, Bruce Reynolds. Allí se le vio en una silla de ruedas y con dificultades para hablar.
Murió hace un mes en un asilo a los 84 años de edad siendo sus cenizas esparcidas por sus familiares entre Londres y las playas de su querido Río de Janeiro.
Solo se recuperó una mínima parte de lo robado y según manifestó Reynolds, el robo fue su obra maestra, “su capilla Sixtina«.
Una película:
Buster (1988), asesorada por el propio cerebro de la banda y por tanto la más fiel a la historia.
Links imágenes:
Genial historia Francisco, digna de los forajidos del oeste americano, pero en el siglo XX. Biggs fue todo un personaje popular, y bien podría haber destacado en otras áreas, pero eligió el crimen para ganar fama y fortuna. No sabía que había muerto, pero ya tiene asegurado su lugar en la historia, aunque sea en la del crimen…D.E.P.
Gracias nuevamente y un cordial saludo.
Hola Jesús,
inteligente lo era sin lugar a dudas, aunque desvergonzado también. Cuando ya estaba arruinado y enfermo regresó a Inglaterra para recibir la mejor atención médica. Deben reservarle también un lugar en el panteón de los caraduras.
Un saludo y buen fin de semana.
Bueno…. aquí nos roban con toda la cara dura, ponen su millones de € en bancos como en Suiza y otros…pero lo peor es que siguen viviendo tan tranquilos, aunque sean imputados y se habla mucho sobre sus descarados robos, pero de ahí NO pasa nada más. Quizás algún día harán pelis… y ala!!! a ganar mas dinerito!!!! y los sin recursos han de seguir con sus miserias.
Esperemos tener un buen finde, sin saber de más «atracos y desfalcos»!!!!!!!
Hola Rosa,
la semana que viene no hablaré de ningún sinvergüenza (toca Tuthankamón, la viruela y Carlos V) así que… si en la prensa y la televisión no nos machacan mucho puede incluso a llegar a ser una buena semana en este sentido. ¡Ja, ja, ja!Desgraciadamente estos casos tan notorios son solo la punta del iceberg.
Un saludo y que también tengas un buen fin de semana (aunque anuncian lluvias)
Genial historia y tu relato, desde luego es de película, no es de extrañar que haya servido de inspiración para tantas peliculas. La última un largometraje para BBC. Seguro que nuestro Dioni también se inspiró en Biggs
Hola Mónica,
seguro que sirvió de inspiración para muchos cuatreros y delincuentes pero no creo que ninguno de ellos alcanzara la perfección de su atraco… ¿o quizás sí?
Un saludo
Robar es robar, no cabe duda, pero sí que es cierto también que ciertos robos tienen un halo especial, este es uno de ellos, estrategia y riesgo, gran botín y demás, para mí desde luego es mucho peor el robo sistemático de gran parte de la clase política que sufrimos.
Hola Dess,
infinitamente peor pues encima los políticos dicen que nos representan, además de ladrones son mentirosos. Algunos dicen que detrás de toda gran fortuna siempre hay un crimen y quizás es una frase un poco extremista pero… da que pensar, ¿no crees?
Un saludo y buen fin de semana.
Hola Francisco,
Me alegra que te hayas decidido a postear sobre este curioso y casi perfecto robo. Me parece muy irónico que les detuvieran gracias a que dejaron sus huellas en «billetes de juguete»…
Saludos,
Hola Marc,
no deja de ser parte de la historia, historia reciente, pero historia. Esto es una muestra más de que aunque preparemos concienzudamente el futuro, este puede ser imprevisible.
Un saludo
Vaya cabrones esos sujetos consiguieron gastar el botin. En lo personal quiero agradecer a francisco por sus publicaciones
Hola Ubaldo,
…pero tontos no eran…
Un saludo y gracias por pasarte por aquí.
Reblogueó esto en ale.
Síiiiii. recuerdo el revuelo que produjo el «descubrimiento» de Biggs en Río y su vuelta a Inglaterra (teatralizada como sólo «The Sun» podría hacerlo). El tipo fue un jugador hasta el final, siempre hizo la suya, aunque bien visto aprovechó el morbo y el afán amarillista de ciertos medios y cierto público y lo usó en su beneficio. Como vos bien decís, hay que reservarle un lugar en el panteón de los caraduras.
Hola Laura,
… pero muy caradura. Regresar a Inglaterra al final de sus días para poder recibir la atención médica que quizás no le proporcionarían en otros lugares es para considerarlo muy caradura.
Un saludo.