Curioseemos sobre el origen de dos expresiones comúnmente utilizadas por muchos de nosotros:
Apaga y vámonos
Su significado:
La utilizamos cuando finalizamos y concluimos un trabajo. Otro sentido es el que se le atribuye al ver algo disparatado, inadmisible o escandaloso. El modismo equivaldría a decir «hasta aquí podemos llegar».

Su origen:
Lo encontramos en la provincia andaluza de Granada (España), concretamente en el pueblo de Pitres. Unos cuántos siglos atrás habían dos aspirantes a capellán castrense en esa localidad, pero solo uno podía conseguir el puesto. Al ver el inusitado interés de los dos capellanes en ocupar esa plaza, y llegado el momento de demostrar su valía, decidieron hacer una apuesta: ver cuál de ellos oficiaba la Santa Misa en menos tiempo, ya que se requería brevedad y oficio para celebrarla, sobre todo en tiempos de guerra.
Cuando comenzaron, y mientras se aproximaban al altar, uno de ellos la inició con la fórmula litúrgica que precedía a la bendición final «Ite, Missa est», en lugar del «Introito ad altare Dei», que es la que se utilizaba. Al instante, al oírlo el otro aspirante se giró y, sin inmutarse se giró y, sin inmutarse, dijo al monaguillo que se encontraba a su lado sujentado la vela: ¡Apaga y vámonos!, que la misa ya está dicha.
¡A buenas horas, mangas verdes!
Su significado:
Lamentarse del retraso en la ayuda, en especial cuando ya es innecesaria.
Su origen:
Hay que retroceder a finales del siglo XV. En esos tiempos existía un tribunal, la Santa Hermandad, que juzgaba y castigaba los delitos cometidos fuera de los pueblos y las ciudades. En 1476 la reina Isabel La Católica regularizó esta institución que la componían dos mil soldados a cargo del Duque de Villahermosa. Su característica vestimenta, un chaleco de piel sin mangas que dejaba al descubierto su camisa verde. Se les conocía como los «mangas verdes» identificándoseles al instante cuando hacían su aparición. Como curiosidad decir que siguió en funcionamiento hasta 1834 y diez años más tarde, se crearía la Guardia Civil como su sustituto.
Su eficacia fue disminuyendo con el paso del tiempo hasta el punto que los lugareños acuñaron la expresión a la que nos referimos como símbolo de inoperancia e incompetencia.
Para saber más:
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