
Durante la Segunda Guerra Mundial los soldados alemanes que se encontraban en tierras soviéticas temían tanto a los perros como al peor de los soldados del Ejército Rojo. Fue tal su temor que asesinaban sin más a todo canino que se cruzaba en su camino, de cualquier raza y tamaño, en cualquier pueblo o ciudad que ocupaban. Pero, ¿por qué? ¿qué temían de esos pobres animales de cuatro patas? ¿qué mal podían ocasionar a los valientes soldados nazis? Descubrámoslo.
La explicación la encontramos en los «perros antitanque» o perros-bomba. Los soldados rusos les colocaban una carga explosiva de unos 10 kg de peso en el lomo después de haberles adiestrado para buscar comida bajo los tanques y vehiculos blindados alemanes. De esta manera, accionaban un detonador que provocaba la explosión y destrucción del vehículo militar. No se les alimentaba durante días para que pasaran hambre y, cuando les soltaban en el campo de batalla, corrían para colocarse debajo del tanque -pues el blindaje era más débil- donde les habían entrenado para que buscaran la comida.

Con este método se destruyeron 300 tanques alemanes según la propaganda soviética aunque los alemanes no reconocieron más de treinta. Para contrarrestar este ataque animal los alemanes montaban una ametralladora sobre el vehículo blindado, pero resultó ser ineficaz debido a que los perros eran un blanco pequeño que se movía rápidamente. Fue entonces cuando optaron por utilizar lanzallamas, teniendo esta vez más éxito. En ocasiones, los rusos se encontraban con un problema añadido, los perros eran entrenados con tanques soviéticos y cuando los soltaban durante la batalla, en vez de dirigirse hacia los vehículos alemanes lo hacían contra los rusos. Otro inesperado inconveniente era el ruido de la batalla, que aturdía a los animales haciéndoles retroceder dirigiéndose hacia sus amos.
La realidad es que su efectividad en las grandes batallas (Kiev, Járkov, Kursk y Stalingrado) fue escasa, pero el efecto disuasivo entre los alemanes fue enorme.
La utilización de estos perros-bomba se aprobó en 1935. Al principio se entrenaban para ser recuperados, haciendo que el perro llegara a su objetivo dejando los explosivos bajo el tanque y regresando a su amo. Pero la eficacia era muy baja y se optó por sacrificar al animal en su misión. Su uso fue decreciendo hacia 1944, utilizándolos sólo en el rastreo de minas. Se suspendió de forma definitiva del armamento soviético en 1996.
Estos «sacrificados» perros también se les conoce históricamente con el nombre de «perros de Pavlov» pues el método de adiestramiento que utilizaban se basaba en los experimentos que realizó dicho médico ruso.
El condicionamiento de Pavlov:
Ivan Petrovich Pavlov nació en la ciudad rusa de Riazán, en 1849. Se matriculó en 1870 en la Universidad de San Petersburgo donde inició su estudio de la fisiología y las ciencias. Organizó y dirigió el Departamento de Fisiología en el Instituto de Medicina Experimental durante 45 años, convirtiéndolo en uno de los centros más importantes del mundo.

Como muchos de los grandes avances en la ciencia todo se inició por una apreciación casual. Un día, se fijó que los perros que tenía en su laboratorio comenzaban a salivar cuando oían los pasos de la persona que les traía la comida, es decir, parecía que habían aprendido a anticipar la comida. Inició así el estudio de esta observación con el sonido de una campana que la hacía sonar para que los perros la escucharan antes de darles de comer. Efectivamente salivaban y secretaban jugos gástricos de igual forma. Después de repetir el experimento durante varios días pudo comprobar que los perros comenzaban a salivar solo con escuchar el sonido de la campana aunque no hubiera comida. Después repitió el experimento con otros estímulos como silbatos, descargas eléctricas, estímulos visuales… De esta manera formuló la que sería conocida como la teoría del condicionamiento clásico, parte fundamental del posterior conductismo que aplicándose también a los humanos pasó a tener una gran importancia en la moderna terapia de conducta.

Bien considerado por la Unión Soviética, Pavlov nunca ocultó su desprecio por la política que estaba desarrollando Stalin. En 1904 le otorgaron el Premio Nobel de Fisiología por su trabajo en la fisiología de la digestión, tras ser nominado cuatro años consecutivos. A los 86 años murió de una pulmonía doble y, consciente hasta su último momento, pidió a uno de sus estudiantes a sentarse al lado de su cama para registrar las circunstancias de su muerte y así evidenciar de primera mano las experiencias de la fase terminal de su propia vida.
Una novela:
Un mundo feliz, de Aldous Huxley´s.
Para saber más:
Otras funciones de los perros en la II Guerra Mundial
Links fotos:
F ww2 sov16-Wikimedia; Materialscientist-Wikimedia; Rklawton; Pavlov-Wikimedia
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