
En la foto superior podemos ver una calculadora Curta, precursora de las actuales calculadoras electrónicas. Apareció en Viena (Austria) en el año 1948, y aunque cara (600 dólares de la época) se convirtió en toda una revolución gracias a su compacto diseño que cabía en una mano. A partir de entonces, empresas como IBM, Casio, Bell Punch… las desarrollaron hasta las que todos utilizamos en la actualidad. Pero retrocedamos en el tiempo y conozcamos su historia.
El ser humano siempre ha tenido la necesidad «práctica» de sumar y calcular. Por motivos comerciales, para observar las estrellas o por cualquier otro motivo, una de las primeras maneras de hacerlo era con lo que se tenía a mano, los dedos.
Posteriormente se utilizaron palos tallados marcados con rayas y por fin, en Mesopotamia, entre los años 2700 y 2300 a.C., apareció algo que revolucionaría las matemáticas, el ábaco. Fueron apareciendo diversas versiones: China, Rusia, India, Roma… pero todas consistían en una tabla con columnas ordenadas que representaban el sistema numérico sexagesimal. Entre los años 150-100 a.C. se desarrolló en Grecia lo que se considera el primer ordenador analógico mecánico, el mecanismo de Anticitera, y más tarde se utilizaron otros dispositivos mecánicos para realizar algún tipo de cálculo como el planisfero y el reloj astronómico de Su Song y el de Al- Jazari, siendo éste el primer ordenador analógico programable.


En el siglo XVII aparecieron los logaritmos y la regla de cálculo atribuida a William Oughthred que permitía dividir y multiplicar más fácilmente. En 1623 Wilhelm Schickard, en Alemania, inventa el «reloj calculador», una máquina con múltiples palancas que podía sumar y restar números de hasta seis dígitos. Quince años después, su sucesora, conocida como Pascalina por su inventor Blaise Pascal, podía además multiplicar y dividir.

El genial Pascal solo tenía 19 años cuando el mismo rey Luis XIV le otorgó la patente en 1649, iniciando el desarrollo de las calculadoras mecánicas actuales. Será con la Revolución Industrial que se comenzará un nuevo y definitivo auge hasta que en 1902, James L. Dalton inserta los botones en lugar de las clásicas palancas. Pero esto es otra historia…
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Mike Cowlishaw; Maros Mraz; Calton; Herbert Klaeren; David Monniaux
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