
Este es el término que más comúnmente utilizamos para situar en la historia un hecho acontecido en el pasado lejano. Sería el equivalente al Anno Domini (en latín, año del Señor) que fue determinado en el año 525 por el monje Dionisio el Exiguo (470-544) para calcular la fecha de la Pascua en sustitución de los “años dioclecianos” de las viejas tablas de Pascua que se regían con los nombres de los cónsules que oficiaban cada año. El motivo del cambio: no continuar la memoria del emperador Diocleciano, perseguidor de los cristianos.
Fijó el año 1 de la era cristiana en el 1 de enero del 754 a.u.c. (ab urbe condita) desde la fundación de Roma, pero sus cálculos erraron entre cuatro y siete años. La Biblia menciona que en el año de nacimiento de Jesús tuvo lugar el episodio de la matanza en Belén de los santos inocentes, en tiempo de Herodes I el Grande, y esto no pudo suceder así pues la historia ha confirmado que Herodes murió en el año 4 a.C. y por tanto no pudo dar la orden de ejecutar a los niños nacidos menores de 3 meses de edad. Otro error fue considerar que Jesús nació el 25 de diciembre, ignorando el origen de esta fecha que lo encontramos en la tendencia a suplantar las festividades paganas por otras cristianas. Los paganos consagraban el 25 de diciembre en celebrar el nacimiento del Sol Invencible (Natalis invicti), cuya divinidad oriental era Mitra. El calendario de Dionisio tampoco contemplaba el año cero porque en la Alta Edad Media no se conocía la cifra cero en Europa.
Pero el verdadero impulsor del calendario de Dionisio fue el monje benedictino, Beda el Venerable (672-735), conocido también como san Beda. Este religioso tuvo acceso a todo el conocimiento de su época gracias a la biblioteca del monasterio de Wearmouth-Jarrow que contenía cerca de 500 libros, una de las más completas de Inglaterra. Entre su prolífica obra destaca la Historia eclesiástica gentis Anglorum, que le valió el título de “Padre de la Historia Inglesa”.
Tras estudiar los diferentes calendarios que se utilizaron hasta ese momento propuso la cronología a partir del nacimiento de Cristo haciendo la división de la era Cristiana en “Antes de Cristo” y “Después de Cristo”. También se le recuerda por el nuevo cálculo de la edad de la Tierra, su descripción como “redonda” y ser el primero en utilizar en sus obras las notas de pie de página.
Beda el Venerable fue el impulsor de este calendario que acabó siendo adoptado por la Europa occidental a partir del siglo VIII gracias al respaldo de los carolingios, en Oriente ocho siglos después y en los países ortodoxos a partir del siglo XVIII, cuando Rusia lo hizo.
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