
Nueva York «la ciudad que nunca duerme» es una de las cinco ciudades más grandes del mundo y desde finales del siglo XIX uno de los principales centros de comercio y finanzas, cuna de muchos movimientos culturales estadounidenses. Pero Nueva York antes no era Nueva York. Fundada por un grupo de holandeses en 1626 la isla de Manhattan fue bautizada como Nueva Ámsterdam.

El primer europeo en llegar fue el explorador italiano (al servicio de Francia) Giovanni da Verrazzano, en 1524, llamándola Nouvelle Angoulême, pero no fue hasta que el inglés Hudson explorara su costa en 1609 y, sobre todo, tras la fundación de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales en 1621 que se impulsó la colonización de las posesiones holandesas en América del Norte. Pero Manhattan no estaba deshabitado, en esas fértiles tierras vivían diversos pueblos indígenas: los metoac, los manhatta, los reckgawawanc… que ocupaban la actual zona de Queens, el Bronx, State Island, Long Island y Manhattan.
La leyenda
Este grupo de holandeses tenían que pactar con los indígenas para poder asentarse en sus tierras y el director de la colonia, Peter Minuit, compró el extremo sur de Manhattan a los indios canarsie (aunque otros dicen que fueron a otros grupos nativos) por 25 dólares de entonces (unos 60 florines), el equivalente a mil dólares de nuestros tiempos. Los nativos no querían el dinero así que les dieron su equivalente en hachas, calderos, telas, azadas… materiales mucho más preciados por ellos. Unos discuten si fue un abuso por parte de los holandeses a la vez que una vergüenza para los nativos, pero en aquellos tiempos no se trataba de una venta de la tierra pues para los indios no podía ser propiedad de nadie, más bien lo veían como una especie de cesión temporal.

Cierta o no, existe un documento que lo atestigua. Es una carta escrita por Pieter Schagen al director de la Compañía Holandesa en donde se informa de esa compra, aunque no menciona los nombres del comprador (o los compradores). Leyenda o no, lo cierto es que en el extremo de Manhattan surgió la Nueva Ámsterdam, con un fuerte, con su iglesia, con sus huertos y molinos.
Era como si Holanda se hubiera desplazado a la otra parte del mundo. Podemos ver como en la actual toponimia de Nueva York encontramos relación con algunas ciudades de ese país: Brooklyn, se llamaba Breuckelen y Harlem, era conocido como Haarlem, ambas ciudades holandesas del siglo XVII.
La influencia holandesa asentó las bases de la tolerancia, el multiculturalismo y la libertad comercial de la actual New York
Rusell Shorto

¿Y el actual nombre de New York, de dónde proviene?
Aunque los conflictos entre los holandeses y los nativos estaban a la orden del día, el mayor problema que tuvieron los colonizadores fueron los ingleses, con los que estaban en guerra en Europa. Treinta y ocho años después de llegar los holandeses a la isla, el hermano del rey inglés, el duque de York, con cuatro navíos y 450 hombres, obligó a serle entregada, pacíficamente, cambiando su nombre al actual, New York.
Un ensayo muy recomendable:
Manhattan, la historia secreta de New York, de Rusell Shorto. Ed. Planeta (2013)
Links imágenes:
Martin Dürrschnabel; New-York Historical Society Library; United States Library of Congress’s ; Dmadeo
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