En un comentario de Juan me invitaba a desarrollar un tema totalmente desconocido para mí, el Escuadrón 731. Al principio pensé que se trataba de algún Escuadrón de Aviación o algún Batallón de guerra, pero nada más lejos de la realidad. Aviso que es un tema poco «agradable», de hecho es uno de los episodios más crueles y quizás desconocido del siglo XX, pero por este último motivo y por ser parte de la Historia y de la Medicina me animé a darlo a conocer en mi blog.
Tras la Primera Guerra Mundial los médicos del Ejército Japonés comenzaron a estudiar los efectos producidos por los productos químicos y biológicos utilizados durante los combates en Europa dentro de un proyecto de investigación de armas biológicas en el marco de la Segunda Guerra entre China y Japón (1937-1945) y la Segunda Guerra Mundial. El proyecto, secreto y oculto en las regiones norteñas de China, operó inicialmente como una fuerza política e ideológica extrema contra el comunismo, pero pronto amplió sus objetivos hacia otros aspectos de la guerra promoviendo el ideal de supremacía racial japonés, a modo de las SS alemanas. Entre sus acciones destacan los experimentos médicos con humanos dentro de la operación conocida como Maruta. En ella elegían chinos por los que no se tenía ningún respeto por la vida ni por sus derechos como personas. Se desconoce cuántos civiles murieron tras sufrir las pruebas aunque se estima que con mucha probabilidad esa cifra supere las 200 000 personas.
Shirō Ishii, científico japonés que viajó a Europa y América para familiarizarse con las investigaciones biológicas que allí se realizaban, regresó a Japón para materializar una idea que le rondaba por la cabeza: la guerra moderna solo se puede ganar con el uso de la ciencia y su capacidad de producir armas de destrucción masiva. En plena carrera armamentística, Japón, como país con escasos recursos naturales, encontraba en las armas biológicas un medio ideal para ello. Ishii consiguió una unidad para poder realizar sus experimentos al norte de Manchuria y el ejército que allí se encontraba les proporcionaría todos los prisioneros chinos que demandaran. Era el año 1936 y originalmente operaron bajo el nombre de «Prevención Epidémica y Sección de purificación de Agua del Ejército de Kuantung» pasando a conocerse cinco años después como Unidad 731. Su base operativa cambió de lugar en varias ocasiones y llegaron a trabajar en ellas más de 3000 personas, entre técnicos y científicos, todo ello bajo la atenta mirada de las armadas occidentales. El ejército japonés usó gases venenosos contra las tropas chinas y antes de entrar en guerra frente a los aliados, Japón utilizó al menos en cinco ocasiones productos de guerra bacteriológica en China intentando producir epidemias contra la población civil. Estados Unidos viéndose seguro por la gran distancia que le separaba de Japón, no profundizó en la investigación de lo que allí ocurría, y hasta septiembre de 1945 no se descubriría que la Unidad 731 practicaba estos horrorosos experimentos con humanos.
Algunos de los experimentos que se realizaron:
- Se practicó la vivisección entre 400 y 600 personas cada año.
- Se realizaron congelaciones sometiendo a las personas a técnicas de deshidratación severas mientras documentaban la agonía.
- Inyectaban la bacteria causante de la peste bubónica producidas en moscas infectadas, para registrar la evolución de la enfermedad y en ocasiones disecarlos cuando todavía se mantenían conscientes.
- Bombardeaban poblados chinos con pulgas infectadas y daban a los niños golosinas con ántrax, para después entrar y comprobar los daños producidos a la población llevándose a los enfermos que todavía permanecían vivos para abrirlos y perfeccionar el arma.
- Usaron a gran escala armas bacteriológicas desencadenando todo tipo de enfermedades infecciosas como el cólera, tifus, ántrax, difteria y disentería. Probaban la resistencia del ser humano a todas estas enfermedades y también a los rayos X. Realizaron pruebas con cianuro, arsénico, heroína, veneno de reptiles…
¿Qué pasó con los responsables?
A diferencia con lo ocurrido en los juicios de Nuremberg, en los que se condenaron como crímenes de guerra los experimentos con seres humanos realizados por los alemanes, el gobierno de Estados Unidos perdonó a Ishii y al resto de científicos japoneses a cambio de sus secretos amparándose en la excusa de que se aproximaba un posible enfrentamiento con la Unión Soviética. Cuando Shirō Ishii regresó a Japón fue recibido con los máximos honores, y en los años posteriores ocupó la presidencia de la Asociación Médica y del Comité Olímpico de Japón, muriendo de un cáncer de laringe en 1959 tras haber sido gobernador de Tokio.
Un video: (puede herir la sensibilidad de más de uno) A partir del minuto 4 se centra en el Escuadrón.
Para saber más:
Moreorless.net.au (en inglés).
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