
Hace ya un tiempo Rosa Ave Fénix insinuaba algo que para muchos (por no decir todos) asumimos como cierta: la creencia de que durante la Edad Media se pensaba que la Tierra era plana. Pero nada más lejos de la realidad.
Este concepto es tan antiguo como la propia mitología mesopotámica. Según ellos, el mundo se veía como un disco plano flotando en el océano rodeado de un cielo esférico. A partir de esta creencia se dibujaron los antiguos mapamundis como los de Anaximandro y Hecateo de Mileto.
No será hasta que los sabios griegos comenzaron a dar evidencias de que la Tierra no era plana sino esférica. El genial Aristóteles observó que había estrellas visibles desde Egipto y Chipre que no se podían ver desde regiones del Norte y esto solo se podía explicar teniendo una superficie curva. Para argumentarlo dijo que la sombra de la Tierra sobre la Luna durante un eclipse lunar era redonda y que al navegar, los objetos lejanos aparecían y desaparecían por el horizonte, hecho que solo se puede explicar con un ángulo desde el punto del observador.
Algunos dicen que el primero en aseverar la redondez de nuestro Planeta fue Pitágoras aunque Teofrasto se lo atribuye a Parménides, y Zenón a Hesíodo. Sea el que fuere, mi intención con el post de hoy es desmontar el falso mito asumido durante el Medievo y ahora sí, entro en materia.
En la Edad Media los avances científicos entraron en retroceso pero no existe ninguna prueba de que la gente pensara que la Tierra era plana. Los estudiosos de la época sostenían que era redonda, al igual que los antiguos griegos, y durante el siglo XIV, la idea de que la Tierra fuera plana era prácticamente inexistente entre los hombres “educados”. Esto no quita que entre los artistas medievales, la imagen más común de la Tierra era la de ser plana. Un ejemplo maravilloso lo encontramos en el tríptico El jardín de las delicias, de El Bosco. Por contra, hay multitud de representaciones de la Tierra con forma esférica, así lo enseñaban en las universidades y monasterios. Incluso teólogos como Tomás de Aquino creían en la curvatura de la Tierra y Dante, en la Divina Comedia, da por supuesta su redondez. Es más, tampoco era una herejía afirmar que la Tierra era esférica. Lo que sí lo fue es la teoría de Copérnico al afirmar que la Tierra no era el centro del universo, y que giraba alrededor del Sol.

Entonces, ¿dónde surge el mito de que durante el Medievo se pensaba que la Tierra era plana?
Parece surgir durante el siglo XVII como una campaña iniciada por los protestantes en contra de las enseñanzas católicas y más tarde, pero con más fuerza, a principios del siglo XX. En la publicación norteamericana La vida y viajes de Cristóbal Colón, de Washington Irving, quisieron darle al genovés un halo de enviado de Dios para descubrir el continente americano, y durante el siglo XIX surgió en Inglaterra una corriente seudocientífica que pretendía dar valor a «la verdad» revelada por Dios en la Biblia frente a la Ciencia. En la segunda mitad del siglo XIX, Samuel Birley Rowbotham estableció la Astronomía Zetética que definía la Tierra como un disco plano cuyo centro es el polo Norte y sus bordes los formaba un muro de hielo, la Antártida, y junto con la corriente creacionista surgida en EE.UU. a principios del siglo XX revitalizaron las sectas cristianas y dicha idea.
Pero de lo que no hay ninguna duda en la actualidad es de que la Tierra es redonda (así la han fotografiado los astronautas) así como que los valientes marineros que acompañaron a Colón no tenían ningún miedo a caerse al abismo en su intrépido viaje.
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