Existen muchos interrogantes sobre este busto: ¿quién era?, ¿pertenecía a una estatua de cuerpo entero?, ¿qué función tenía el orificio de su parte posterior, quizás un recipiente funerario? pero enigmas a parte, la historia de su descubrimiento no deja de ser también fascinante.
Su descubrimiento y el traslado
Existió un asentamiento íbero conocido como Ilici, en lo que era la finca del doctor Manuel Campello, en La Alcudia de Elche. El 4 de agosto de 1897 unos obreros que trabajaban su tierra disfrutaban de un merecido descanso mientras un niño de 17 años al que llamaban Manolico, seguía cavando en un terraplén. De repente, tras dar un golpe de azadón, topó con algo duro y corrió a avisar a sus compañeros. Tras excavar la tierra apareció ante sus ojos el busto de una mujer engalanada que después se conocería como la Dama de Elche. El Dr. Campello era un entusiasta de la arqueología y en anteriores ocasiones encontró en sus tierras muchas piezas iberas, pero ninguna como esa. La gente del lugar la bautizó como la Reina Mora debido a su aspecto morisco y la noticia de su descubrimiento corrió como la pólvora.
En aquellos tiempos no existían leyes en España que regulase la adquisición de antigüedades y desde el Museo del Louvre se envió al arqueólogo Pierre Paris para que valorara la pieza. Nada más verla fue consciente de la excepcionalidad de la misma y la adquirió por 4.000 francos. Ante la pasividad de las autoridades culturales españolas, a principios del siglo XX acabó en la vitrina del Museo del Louvre dentro de una colección ibera. Fue entonces cuando se le dio el nombre por el que todo el mundo la conoce: la Dama de Elche.

Tras caer París en manos de los nazis en 1941, el gobierno colaboracionista de Vichy, queriendo hacer un gesto amistoso hacia Franco, devolvió el busto a España eligiéndose el Museo del Prado como destino. La expectación era máxima haciéndose eco la prensa, los noticiarios, imprimiéndose incluso su imagen en los billetes. Treinta años después sería trasladada al lugar donde en la actualidad podemos aún admirarla, en una diáfana vitrina en medio de una sala del recientemente renovado Museo Arqueológico Nacional.
Las incógnitas que le rodean
El arte ibero se consideraba una mala imitación del arte clásico. Las piezas localizadas hasta entonces no presumían de ser especialmente importantes hasta que apareció la Dama de Elche. Su descubrimiento hizo pensar en la existencia de un arte y una cultura iberos y entre las personas que dieron empuje a esta teoría destacan el arqueólogo Alejandro Ramos Folqués y José Ramón Mélida. El pueblo ibero instalado en la península ibérica realizó sobre todo esculturas figurativas en piedra y bronce siendo más escasas la orfebrería en oro y plata con clara influencia griegas. Los yacimientos más importantes se centran en Andalucía, el centro de la península y en el Levante.
¿Diosa o mortal? ¿Su autor fue un artista ibero, púnico o griego? ¿Su datación corresponde al siglo IV a. C. o es anterior? ¿Era un busto, una estatua sedente o de cuerpo entero? Se llegó a poner en duda su autenticidad pero estudios posteriores de los restos de policromía que conservaba han confirmado que no se trata de una falsificación.
Sin duda, su hallazgo, representó un antes y un después en la importancia del arte ibero, pero además hay que añadir la belleza de la Dama no superada por otras esculturas iberas descubiertas posteriormente.
Para saber más:
Fundación Arqueológica La Alcudia
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