No creo que, por lo menos con mis ojos, hubiera alguna construcción humana visible para mí. No he conocido a nadie que me haya dicho que ha visto la Muralla China desde la órbita terrestre. Le he preguntado a mucha gente, particularmente a gente del transbordador, que han orbitado varias veces sobre China durante el día, y aquellos con los que he hablado no la han visto.
Neil Armstrong
Se construyó para que durara miles de años y parte de su estructura todavía puede admirarse. El 20% se mantiene en pie, el 30% está en malas condiciones y el resto ha desaparecido casi por completo, pero es Patrimonio de la Humanidad desde el año 1987 y una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno, además de estar hermanada con la muralla romana de Lugo en Galicia (España)
Es una obra que siempre ha despertado gran curiosidad y no es para menos:
- Tiene fama de ser el mayor cementerio el mundo pues a su alrededor hay enterradas 10 millones de trabajadores que murieron en su construcción.
- Siempre se ha dicho que era la única construcción hecha por el hombre visible desde el espacio, pero no es cierto. Ningún astronauta ha conseguido verla.
- Si se levantara una muralla de un metro de grueso y cinco metros de alto con los ladrillos, piedras y tierra que se utilizaron en levantarla, ese muro daría más de una vuelta al mundo. Contando sus ramificaciones se calcula que tiene 8.851 kilómetros de largo con una medida promedio de 6 a 7 metros de alto y de 4 a 5 metros de ancho.
Los ataques mongoles
Tenemos que remontarnos al año 221 a. C. en los tiempos del emperador Qin Shihuang Di, primer emperador de China que reunificó los distintos reinos y ordenó crear una nueva barrera sobre las murallas ya existentes de Yan y Zhao para defenderse de los pastores nómadas del norte que desde el siglo IV a. C. les amenazaban para conseguir los productos agrícolas que la estepa no les proporcionaba.
Durante casi mil años hubo un equilibrio entre chinos y bárbaros que se rompió a principios del siglo XIII con el unificador de la estepa, el mongol Gengis Kan. Inició la conquista de China que acabaría por completarse con su nieto Kublai Kan, fundando la dinastía de los Yuan.
Los Yuan fueron destronados tras una revuelta campesina, reinando en la segunda mitad del siglo XIV la dinastía de los Ming. Los mongoles no quisieron renunciar a China y en los años sucesivos iniciaron una intensa actividad de ataques que obligaron a los chinos en el año 1575 reforzar y reconstruir la muralla para defenderse, alcanzando el apogeo de la construcción en tiempo del emperador Wanli.
Una construcción brillante
Esta nueva Gran Muralla se levantó a conciencia. Hasta entonces se empleó tierra compactada como materia primera, pero ahora se emplearía en la mayoría de tramos una combinación de zócalo de piedra y alzado en ladrillo. Se estima que era mucho más caro (cien veces más según algunos) pero se conseguía mucha más resistencia. Sobre un zócalo de piedra se levantaron dos muros de ladrillo, rellenando el interior con tierra, grava y arena compactada.
La muralla está compuesta de muros, puertas, 24 000 torres y atalayas. El paso Jiayu, en su borde occidental, era la puerta que se utilizaba para la ruta de la seda, podéis ver una perspectiva de la misma en la foto de abajo.
En los muros se utilizaron los materiales disponibles en los alrededores de la construcción. Cerca de Pekín se usó piedra caliza, en otros granito, ladrillo cocido, piedras con un elevado contenido en metal procedentes de la región minera de Shan Xi, que le daba el aspecto de estar hecha con piedras de plata, aunque en la actualidad es difícil ver ese aspecto en los restos de la muralla. No tenían cemento reforzado pero conseguían una resistencia similar a este cociendo los ladrillos a 1.150 grados durante una semana. Pero disponían de un ingrediente secreto que conseguía hacer el mortero más duro que los propios ladrillos hasta tal punto que estos han desaparecido permaneciendo solo el mortero. Ese ingrediente era la harina de arroz mezclada con la arcilla y cal.

La vida en la muralla
Custodiada durante la dinastía Ming por más de un millón de guerreros, estos vivían en unas condiciones muy duras que intentaban mitigar con el comercio con sus enemigos nómadas, a pesar de tenerlo prohibido. En la obra trabajaban también civiles, a los que se les perdonaba el pago de impuestos como a los soldados. En las torres de defensa, una guarnición de entre 30 y 50 soldados, hacían turnos de cuatro meses, teniendo una organización muy jerarquizada: habían oficiales encargados de una, de cinco o de diez torres; otros se encargaban de determinadas secciones de la muralla o de tramos más extenso llamados «circuitos». También habían torres de vigilancia y ciudades amuralladas donde se encontraban las unidades de soldados que patrullaban la zona.
La obsesión por defenderse de los nómadas hizo descuidarse a los Ming de sus otros enemigos, y los manchúes lo aprovecharon para atravesar la muralla y derrocarlos en 1644, siendo Mongolia anexionada al Imperio chino y dejando de ser necesaria la Gran Muralla.
Un video:
Para saber más:
Mide 2.000 km. más de lo que se pensaba
Un ensayo:
La Gran Muralla china, de Julia Lovell. Debate, Madrid, 2007.
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