» Hispania, la primera provincia en ser hollada, la última en ser conquistada».
Julio César tardó siete años en someter la Galia y el sur de Britania, Roma tardó 200 en conquistar toda Hispania, empezando en el año 218 a. C. con el desembarco de Cneo Escipión y finalizando en el año 19 a. C. con la directa intervención de Augusto en las conocidas como Guerras Cántabras.
Los clásicos (Estrabón, Dion Casio, Suetonio, Horacio, Floro, Orosio…) mencionan a unos pueblos del Norte (Cántabros, Astures y Galaicos) que mediante «guerras de guerrillas» plantaron cara a las tropas romanas. Conocedores del abrupto terreno en el que se encontraban, frenaron el avance de las legiones romanas en su intento de conquistar toda la península de Hispania. Augusto, consciente de la importancia de doblegarlos, se presentó en persona junto con siete legiones y varios cuerpos de tropas auxiliares (en total más de 70.000 soldados). Montó dos campamentos, en Astúrica y Segisama, atacando por tres frentes. Uno de ellos cayó sobre los galaicos, y los otros dos contra los astures y los cántabros, siendo estos últimos especialmente temidos por su valentía y bravura. Viendo que esto no era suficiente ordenó el desembarco de la flota de Aquitania para poder derrotarlos. No podía permitirse una derrota a manos de pueblos bárbaros y menos después de haber sido nombrado emperador tras su victoria sobre Marco Antonio.
Gracias a Dion Casio se conoce la existencia de uno de esos temerosos bárbaros, Corocotta, que unió y lideró a las tribus cántabras. La resistencia que opuso y sus victorias llegarían a oídos de la misma Roma y Augusto no estaba dispuesto a permitirlo. Puso precio a su cabeza, 250.000 sestercios ¡toda una fortuna!
Cuenta Dion Casio que era tanto el arrojo de Corocotta que un día se presentó espontáneamente en el campamento donde se encontraba el emperador:
-¡Hacedlo pasar! -ordenó Augusto.
Al instante se acercó el soldado con el bárbaro delante. Su aspecto era desaliñado. Llevaba una espesa barba y vestía un sayo ceñido de lana negra.
-¿Qué es lo que queréis? -preguntó Augusto.
-La recompensa por entregaros a Corocotta -dijo serenamente el bárbaro.
-¿Y dónde está? -volvió a preguntar mientras le recorría con la mirada demostrando una cierta indiferencia.
-Lo tenéis delante vuestro -contestó el bárbaro. Yo soy Corocotta y ahora págame lo que me debes.
Augusto y su guardia personal, que no se alejaba en ningún momento de su lado, comprobaron que decía la verdad. Todos esperaban la orden de apresarle cuando de forma imprevista Augusto, probablemente abrumado por el valor y la audacia que mostraba el bárbaro, ordenó que se le pagara la recompensa y le dejaran marchar.
-¡Señor, es Corocotta, nuestro mayor enemigo! No podemos dejarle marchar -insinuó el general Cayo Antistio.
-Sí, pero ha demostrado ser un digno adversario y no lo voy a apresar de esta manera -sentenció Augusto.
Corocotta salió del campamento por la misma puerta por la que había entrado y con la recompensa en las manos ante el asombro de toda la tropa por la escena que acababan de presenciar.
(Extracto de la novela Lucius Cassius, el médico esclavo)
Tras el encuentro con Corocotta Augusto se retiró a Tarraco. La guerra se prolongaba más de lo previsto y su frágil salud, había empeorado.
Existen muchos detalles que se desconocen sobre su figura. Probablemente el nombre de Corocotta no era su verdadero nombre sino un apodo que significaría «jefe y veterano», y su origen, aunque cántabro, nadie sabe con certeza a qué tribu pertenecía. Algunos dicen que pertenecía al pueblo concano por su bravura. Estos adoraban a la Luna, no permitían las relaciones sexuales hasta casi la vida adulta y los ancianos que no podían sujetar una espada se suicidaban por ello. Otros, en cambio, plantean que su nombre procede de Cartago siendo su origen norteafricano, pero esta hipótesis no se sustenta tanto como la de su origen céltico, planteada por el hispanista alemán del siglo XIX Adoff Schulten.
Sin duda, un Astérix hispano.
Dos novelas:
El Último Soldurio (2005) de Javier Lorenzo. Ed. Planeta.
Lucius Cassius, el médico esclavo (2012) de Fco. Javier Tostado. Ed. Stonberg.
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