
La aldea de Taizé, en la Borgoña francesa, se ha convertido en uno de los primeros centros de Europa donde se congregan jóvenes menores de 30 años. Desde que se proclamara en 1970 el «Concilio de los jóvenes» se generó un movimiento que dos años después llegó a reunir cien mil personas de más de cien países diferentes. Desde 1978 Taizé organiza anualmente, en una gran ciudad europea, un encuentro de cinco días donde asisten decenas de miles de jóvenes, realizándose desde entonces encuentros semanales en la colina borgoñesa. Pero, ¿qué es lo que les motiva a peregrinar hasta allí? ¿Por qué se reúnen tantos jóvenes de lugares tan distantes?

Todo empezó con un teólogo suizo llamado Roger Schutz, también conocido como Hermano Roger. Estudiante de teología, era hijo de un pastor protestante y en agosto de 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, abandonó la neutral Suiza para dirigirse a la región de Borgoña, muy cerca de la línea que separaba la zona ocupada por los alemanes, comprando una casa junto a su hermana Geneviève y ocultando a judíos y refugiados políticos. En otoño de 1942, tras ser investigado por la Gestapo, regresó a Suiza donde conoció a Max Thurian y Pierre Souvairan, sus primeros Hermanos, estableciéndose juntos en un pequeño apartamento e iniciando una pequeña comunidad en celibato, oración y comunidad de bienes. Tras unírseles Daniel de Montmollin, comenzaron a reunirse cada día en la catedral para orar, uniéndosele cada vez más jóvenes. Fue en el otoño de 1944 cuando Roger Schutz y sus Hermanos regresaron a Taizé para comenzar a vivir en comunidad monástica cristiana comprometiéndose para toda la vida en el año 1949. Con el paso del tiempo se le unieron más personas (en la actualidad son un centenar de Hermanos, ortodoxos, protestantes y católicos, de una treintena de países) todos cristianos de distintas confesiones, donde la unidad y reconciliación de los cristianos es su máxima. Viven de su propio trabajo (editando libros religiosos y la alfarería), sin aceptar donativos, abandonando Taizé algunos de ellos para dirigirse a otros lugares de pobreza extrema, creando pequeñas fraternidades por todo el mundo.
La profunda espiritualidad y el deseo de reconciliación de los cristianos del Hermano Roger y del resto de su Comunidad es lo que atrae a tantos y tantos jóvenes de todo el mundo. Hasta allí peregrinaron los papas Juan Pablo II y Juan XXIII, Arzobispos de Canterbury, metropolitas ortodoxos, obispos luteranos de Suecia y de otras partes del mundo, incluso la Madre Teresa de Calcuta acudió a Taizé.

Cuentan con un representante en Roma desde 1971 y ha recibido multitud de reconocimientos como el Premio UNESCO de Educación por la Paz, pero esta comunidad monástica sigue centrándose en las tres oraciones en común que practican en la Iglesia de la Reconciliación, donde niños con sus familias, jóvenes y mayores se reúnen con los Hermanos, meditando y reconciliándose a través de la música y cantando en canon versos de los Salmos.
El 16 de agosto de 2005, durante una oración, una enferma mental rumana apuñaló al Hermano Roger ante la atónita mirada de los asistentes, contaba con 90 años. En la actualidad el Hermano Alois (Alois Löser) es el prior de la Comunidad de Taizé, una Comunidad que sigue acogiendo con aquél mismo espíritu de entonces a tantos y tantos jóvenes de todo el mundo con un mismo objetivo: reconciliarse con uno mismo, reconciliarse con el mundo entero.
Un libro
Hermano Roger: la vida del fundador de Taizé, de Kathryn Spink. Ed. Herder.
Para saber más
Links fotos:
Responder a Elena Fernández del Valle Cancelar la respuesta