Una curación no tan «milagrosa»

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Rasputín en 1916. Haz clic en laimagen para ampliarla.

Místico, impostor, santo, visionario, curandero, consejero real, monje loco… muchos son los calificativos que recibió. Alto, de mirada penetrante, palabra fácil y ambigua, amaba igual que odiaba atrayendo a las mujeres y consciente de sus habilidades las utilizó con inteligencia. Este carisma fue lo que conquistó a gran parte de la aristocracia rusa acabando por influir incluso en las decisiones de Estado, pero quizás lo que más impresionaría a todos sería una curación que dejó perplejos a todos, especialmente a la mujer del Zar: la sanación de su hijo.

Nació en un pueblo de Siberia Occidental en 1869 y su nombre completo era Grigori Yefimovich Rasputín. Muchos de los datos que se conocen de su infancia se cuestionan aunque sí se sabe que no se relacionaba mucho (o nada) con otros niños. A los 18 años marchó al monasterio de Verjoturye (en principio a meditar aunque se cree que se envió allí como castigo acusado de robar) manifestando poco después una visión de la Virgen que le convirtiría en un místico. Ingresó en una secta cristiana conocida como jlystý cuya traducción sería “flagelantes”. Condenada por la Iglesia Ortodoxa Rusa se caracterizaba por las fiestas y orgías que realizaban.

Su máxima era: el mayor placer de Dios es perdonar a los más grandes pecadores, así pues, el libertinaje se convirtió en su filosofía (aunque según algunos historiadores no se han encontrado pruebas concluyentes que puedan afirmarlo). Esto y el hecho de conocer a Makari, un iluminado, marcaría la vida de Rasputín. Con veinte años se casó, teniendo tres hijos aunque tuvo otros con más mujeres. Dos años después inició un peregrinaje donde aprendió  historia, religiones y esoterismo, volviendo a Rusia en 1903.

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Palacio de San Petersburgo. Haz clic en la imagen para ampliarla.

A partir de aquí es cuando se da a conocer ejerciendo de adivino en San Petersburgo pero con la mente puesta en la familia real. Y se presentó la ocasión de presentarse a ellos cuando le llamaron para intentar curar al mismo hijo del zar, Alexis, afecto de una enfermedad poco conocida entonces,  hemofilia.

Se conoce desde el siglo II d. C. (aunque podrían haber referencias anteriores) tras comprobar los rabinos judíos que durante la circuncisión de algunos niños presentaban un sangrado exagerado asociándose a ciertas familias. Incluso el rabino Yehuda haNasi excusó de realizarla al tercer varón si sus hermanos mayores murieron o sufrieron hemorragias severas durante la circuncisión.

Más tarde, en el siglo XII, Maimónides descubrió que eran las madres las que transmitían la enfermedad y estableció una nueva ley que eximía de la circuncisión a los varones de una madre que ya tenía hijos con este problema. No será hasta el siglo XVI que este mal se referencia en Europa y en 1928 el estudiante de Medicina suizo Friedrich Hopff en su tesis doctoral le pone el nombre.

Hemifilia

Hoy se sabe que se produce por un déficit de un factor de la coagulación (debido a una mutación) y se clasifican en A, B  o C dependiendo de si falta el factor VIII, IX o XI, respectivamente. La padecen casi exclusivamente los varones (está ligada al cromosoma X), hijos cuyas madres son sanas pero portadoras del gen alterado, encontrándose en su ascendencia algún otro miembro afecto (existe un porcentaje que no es así por producirse una mutación «de novo»).

Se la conoce como «enfermedad Real» al afectar a parte de las familias reales de Europa, en especial las que descienden de la reina Victoria I de Inglaterra que la transmitió a su hijo Leopoldo y, al menos a dos de sus hijas, que son las que extendieron la enfermedad por las Casas Reales de España, Alemania y Rusia. Al no conocerse antepasados de la reina Victoria que la sufrieran se piensa que apareció la mutación en ella.

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Árbol genealógico de la reina Victoria de Inglaterra donde se observa como la hemofilia afecta a varios de sus descendientes.

Actualmente no hay un tratamiento curativo disponible (aunque en el futuro los tratamientos genéticos tendrán mucho que decir) y solo se pueden corregir las graves hemorragias que producen el factor que falta administrándolo vía intravenosa.

En el caso del zarévich Alexis, hijo menor de Nikolái Aleksándrovich Románov, Zar de todas las Rusias, y de la emperatriz Alejandra Fiódorovna Románova, heredó la enfermedad de su madre por ser nieta de la reina Victoria. Al mes de nacer, Alexis tuvo una hemorragia en la zona del cordón umbilical que ya indicaba que padecería la enfermedad pero quedó oculta para el pueblo durante años hasta que ya se encontraba en fase avanzada. Postrado en cama debido a los problemas de inmovilización que sufría al tener afectadas las articulaciones por los sangrados que había sufrido, los médicos no sabían qué hacer para curarle y lo único que se les ocurría era darle algo para calmarle los dolores ignorando que aún le produciría más sangrados porque lo que le administraban era ácido acetilsalicílico (la conocida aspirina), un antiagregante plaquetario.

Alexandra Feodorovna with her children, Rasputin and a governess in 1908
Alejandra Feodorovna con sus hijos y Rasputín (1908).

La zarina, desesperada, hizo llamar a Rasputín para que obrase en la curación de Alexis. Cuando llegó al palacio de San Petersburgo lo primero que hizo fue decir que le retiraran todas las medicaciones que le hacían tomar, mejorando así de sus sangrados en pocos días. Esto se interpretó como un milagro y la zarina Alexandra lo convirtió en su protegido (algunos dicen que en algo más que eso) confiando ciegamente en él. Tal era su poder de convicción que rápidamente llegó a influir en el propio zar Nicolás II, motivando que miembros del gobierno vieran esta relación como nefasta para el rumbo político del país.

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Rasputín tras encontrarle muerto.

Rasputín sufrió sobornos para que abandonara la corte e incluso intentos de asesinato, pero ninguno tuvo éxito en su objetivo. Se llegó a pensar que era inmortal, que nada ni nadie acabaría con él, hasta que el noble ruso escritor Félix Yusúpov como cabecilla, el Gran Duque de Rusia Demetrio Románov y el político Vladímir Purishkévich hurgaron un plan junto a otros colaboradores (dicen que el Servicio Secreto Británico se involucró). Su plan era sencillo: un día de diciembre de 1916, lo envenenarían con cianuro tras invitarle al palacio Moika en Petrogrado.

Rasputín recibió su buena dosis de tóxico pero ni se inmutó así que tuvieron que pasar al plan «B» que no era otra cosa que dispararle. Como todo inmortal que se precie sobrevivió a los disparos huyendo. Siendo perseguido le dispararon una vez más y dándole por muerto y de madrugada, le tiraron a un agujero en el hielo del congelado río Neva, al lado del palacio. Lo que más sorprende es que tras localizar el cadáver y practicarle la autopsia, se descubre que la verdadera causa de su muerte no fue ni el cianuro ni las balas, murió ahogado (cosa difícil de creer).

Años después descubrimos gracias a la ciencia, cómo ese pretendido milagro no fue más que un inesperado golpe de fortuna. Rasputín supo aprovecharlo y muy bien, aunque de poco le sirvió, ese milagro hizo que un inmortal acabara siendo muy mortal. Por cierto, existe otra leyenda sobre su figura, más concretamente sobre su pene, y es la que hace referencia a la reliquia que se conserva de su miembro, aunque esto es otra historia.

Para saber más:

Historia de la Hemofilia

Federación Española de Hemofilia

A que vine, de Silvia Eugenia Ruiz

Leyenda del pene de Rasputín

Una película:

Nicolás y Alejandra (1971) del director Franklin J Schaffner (trailer)

Un documental:

Rasputín (biografía)

Links imágenes:

Christian CórdovaAndrey YanusckiewiczProyectogrupo4sesion2011

Información basada en revistamedicinacine.usal; san-petersburgo.com; es.wikipedia.org (I); es.wikipedia.org (II); canaltransl.com

67 comentarios

    1. Hola bercian,
      un personaje del que se ha hablado mucho. Me pareció interesante mostrar la incidencia de la hemofilia en las Casas Reales Europeas y su costumbre de casarse entre ellas.
      Un saludo y gracias por animarte a dejar el comentario.

  1. Vaya personaje ese Rasputín!!!!! (se podría hacer un juego de palabras con su apellido jaja). Cuando estuve en S.Petersburgo, pasé delante del palacio Moika, pero no tuve tiempo de visitarlo. Y claro.. milagro…de que… yo tomo Sintrom para controlar la sangre por mi válvula aortíca y la aspirina la tengo totalemente prohibida para que no me diluya más la sangre.
    Otro 10!!!! Me encanta leer tus entradas, amplias cosas que las se de pasada. Abrazos,

    1. Hola Rosa,
      ¡hay tanto que ver en San Petersburgo! Dicen que es la Venecia del Norte por sus incontables canales, islas y puentes sobre el río Neva. Si a eso añadimos los extraordinarios palacios, museos y catedrales, esa ciudad la convierten en destino imprescindible de Rusia.

      Otro abrazo y cuídate…

      1. Pues sí, esa ciudad es majestuosa,maravillosa y con cientos de lugares históricos y placenteros. Sólo te digo que cuando puedas… ves!

  2. Qué curioso. Hay muchas veces que la suerte es determinante para los resultados finales de casi todo.
    Incluso Boney M le hicieron una canción a Rasputín. Un fenómeno, está claro.

    Un abrazo, Francisco Javier

  3. No conocía la istoria de Rasputin más allá de la leyenda que envuelve a tan enigmático personaje. Que mira que era feo de cojones y encima tenía éxito con la mujeres ¡caray!

    Una versión un tanto especial del himno de Boney M

    1. Hola Salva,
      ¡ja, ja, ja! Hoy te lo he puesto fácil aunque no esperaba menos de ti t aportas esa versión tan rockera. Divertida, cañera y … ¡Buf! el bateria se lo curra a base de bien. 😉
      Saludos

  4. Me viene de perlas tu entrada, porque estoy con el tema de la Revolución Rusa en clase y ahora sé que el «milagro» de Rasputín fue retirarle la aspirina al zarevich Alexis…, y ni siquiera sabía lo que estaba haciendo.
    La Historia puede cambiar por un quitáme allá un poco de ácido acetilsalicílico.

    1. Hola Hesperetusa,
      esto sí que es transmisión de pensamientos y me alegra la coincidencia. A veces no se necesitan librar ni ganar grandes batallas para cambiar el curso de la Historia. En ocasiones, un simple hecho, un olvido, un error que pasa inadvertido, puede hacerlo. Creo que en un comentario del FB una persona me dijo algo que me dio que pensar respecto a Rasputín (aunque también se puede aplicar a otros personajes): qué rabia, al retirar la aspirina al hijo del zar (probablemente lo hizo como una forma de rebelión contra la medicina tradicional que se le estaba aplicando), ese ser vil y siniestro se beneficiara de ello sin ser consciente de lo que hacía.
      Saludos

    2. Lamento no estar de acuerdo con eso de que la curación del zarevitch sólo se debió a retirar un medicamento, sin negar ni asegurar que le retiró eso al pequeño Alexis; si Rasputín llegó al palacio del Zar, era porque ya entre la aristocracia (sin mencionar todas las curaciones que llevó a cabo a gente del pueblo durante todo su recorrido desde Siberia hasta Gracia) había tenido éxito con sus curaciones vía energía, una energía semejante (quizá mayor) que la de Mesmer, llamada «magnetismo animal».

      FJT, como buen médico ve sólo lo relacionado con el ácido acetilsalicílico, yo como antropóloga veo al chamán, al que cura por energía, que nadie puede negar que la suya era una energía especial, de no ser así hubiera muerto a la primera dosis de cianuro o al primer disparo ¿no?

      Y si estás en el tema de la Revolución Rusa y te interesa incluirlo, por favor consulta mucha bibliografía, en lo referente a Rasputín, él no estaba de acuerdo con la guerra contra Alemania, ni organizó la Revolución, él estaba fuera de eso, pero desde que aún vivía, tenia a los medios en contra a la aristrocracia y encima al pueblo envidioso y se le ha estigmatizado y calumniado demasiado.

      1. Hola Silvia,
        te agradezco tu punto de vista y esperaba tu comentario pues creo recordar que hace unos meses hablamos de este tema a razón de algún articulo anterior. Como bien dices mi percepción está más basada en el aspecto científico.
        Un abrazo y me parece muy bien que no estés de acuerdo, no tienes nada que lamentar. 😉
        Un abrazo

      2. Objetivo como el científico que eres (mi favorito, por cierto), me alegra que estés de acuerdo en que esté en desacuerdo contigo, jajaja.

        Un abrazo científico, jajaja.

  5. Rasputín se ha convertido en un auténtico icono del misterio, así lo demuestran sus apariciones en cómics y películas como la saga de Hellboy. Gracias por recuperar tan interesante figura histórica y un saludo, Francisco Javier.

    1. Hola Jose A.,
      se ha llevado a la gran pantalla en muchas ocasiones y me atrevería a recomendar dos. La primera, de los años 30, «Rasputín y la Zarina» protagonizada por John Barrymore, Lionel Barrymore y Ethel Barrymore (los tres hermanos) y la segunda más actual, de 1997, «Rasputín, su verdadera historia» dirigida por Uli Edel e interpretada por Ian McKellen, Alan Rickman.
      Saludos

  6. Hablar del éxito de Rasputín es, sin duda, hablar de su doble o múltiple consideración de consejero en todas las artes y oficios como de sublime amador, bien dotado. Su tragedia se origina por las consideraciones intempestivas del mundo que lo rodeaba, recogidas con mucha reserva. Él entusiasmaba con su sola presencia, inquietaba a las mujeres recelaba a los hombres. Su público era amplio, detractores y seguidores y, perseguido por muchas mujeres. Desafiaba hasta la muerte, todo un escándalo en las cortes. Su presencia cambiaba la decoración del ambiente haciendo vibrar su eco por paredes de palacio, hablando. Genio y figura. Conocedor del mal haciendo el bien, malévolo. Verlo, era ver flotar su Psicosis decorando, pasmoso, en medio del círculo vertiginoso del cual era el centro. Hasta ahora, su recuerdo se cita por célebre y combativo, admirado y discutido. Algunos, queriendo ser hijo de Rasputín, lo han parodiado para querer representar su celebridad tan amplia y vistosa conocida. Recordado. Gracias, FJ, por traer tan amplia apertura de éste visionario curandero. Un abrazo, expectante.

    1. Hola Marimbeta,
      “me besas, te besó Dios. Tú te acuestas conmigo, tú te acuestas con él» dijo en una ocasión Rasputín. Sin duda, inquietante en su habla y más si cabe con su presencia. Seguro que sus presuntas curaciones fueron más debidas a la sugestión y el hipnotismo que a otras causas. Fue utilizado por los bolcheviques como escarnio antizarista y paliativo de la matanza de la familia imperial. Pero la historia de Rasputín no acaba con su muerte sino que incluso sus propios descendientes, defendiendo su memoria, llegaron a querellarse contra los que le calumniaban. Encontré este artículo de su hija María Rasputín en el periódico La Vanguardia cuanto menos curioso.

      Haz clic aquí para ver el artículo.

      Mucho se habló (y sigue haciéndose) sobre su pene, pero ¿sabes cuál es la característica más impresionante de su físico?: su nariz y la barba. 😉
      Abrazos no tan visionarios.

      1. Gracias, FJ. Leí con avidez el artículo sugerido de La Vanguardia. La vida del campo se trastorna viviendo en la ciudad. Saborear miel de abejas de su propio panal no sabe igual que las mieles citadinas, más, cuando el poder coquetea. Ni esa turbadora fijeza de su mirada pudieron enfrentar envidias ni celos terminando como terminó. Su historia sigue escribiéndose, recordando costumbres, sentimientos y esos instintos primitivos mostrados con olfato al acariciarse la barba. Otro abrazo, con sabor histórico-social.

      1. Imposible olvidar vuestro ser si me envías luz y tu ser. Un abrazo, iluminado.

  7. Interesantísima la historia de este mítico «gurú» ruso y su cuasi inmortalidad, y también la de la hemofilia y su expansión por las Casas Reales europeas. Gran entrada, Francisco Javier, como acostumbran a ser todas las tuyas. Saludos y feliz fin de semana.

    1. Hola Mayte,
      gracias, me gusta que te guste. Te adelanto que la semana que viene trataré tres temas muy diferentes: mujeres templarias, la menopausia y la catedral de Barcelona. Espero que también las encuentres interesantes.
      Un saludo y buen finde.

  8. Hace varios anos leí una biografía sobre Rasputin, sin duda un personaje rodeado de un aura enigmática y misteriosa que lo hacía atrayente. Muy interesante lo de la hemofilia del hijo del zar. Imagino que escribirás sobre la reliquia del pene de Rasputin.
    Abrazos!!

      1. Tienes todos mis permisos y además complementa el artículo.
        Por cierto, te enlacé al final del post (Para saber más) otro artículo que tienes en el blog sobre Rasputín. Supongo que tengo también tu permiso.
        😉

  9. Hola F.J. Interesante los datos biográficos que nos das de Rasputín, que inteligente fue para hacerse con la confianza de los zares. Interesante también tu exposición sobre la transmisión de la hemofilia. Ah!! que bueno los vídeos, eres un CRA!!!. Abrazos.

  10. Hola Javier, tema muy escabroso para tratarlo entre tú y yo.

    Tú como buen médico y científico sólo ves ese lado, yo no niego la cruz de mi parroquia (la antropología) y veo al chamán, al que curaba con energía, que antes de al zarévitch (y también después) había curado a miles de campesinos y bastantes aristócratas, sólo que eso no figura pormenorizado en la historia.

    Por otro lado, no sólo curó a Alexis (el hijo del Zar Nicolás II) una sola y primera vez, quitándole el ácido acetilsalicílico, lo curó muchas veces, en una ocasión a distancia, cuando había sido desterrado a Siberia debido a las calumnias en su contra. Esa curación le permitió volver, no sé si tú tengas documentación al respecto, pero no creo que nuevamente le hubieran dado el medicamento a Alexis.

    No menciono la razón de mi seguridad en lo que digo sobre Rasputín, porque creo que tu blog no es el lugar indicado, pero tengo entendido que has leído algunos de mis muchos posts sobre Rasputín y la conoces.

    Por otro lado, muy interesante la carta de María Rasputín y debo aceptar que en cuanto a la inclinación al alcohol de su padre, sí defiende lo indefendible, Rasputín bebía mucho, tal vez el vino le hacía daño, pero de vodka podía beber lo que hubiera matado a un caballo (como médico tal vez me corrijas, pero es un decir, porque bebía mucho antes de emborracharse 🙂 ).

    En fin, creo que por primera vez no estoy de acuerdo con lo que dices, pero claro, se Trata de Rasputín, es como si me ofendieras como Silvia.

    De cualquier modo y sin rencores, un abrazo

    1. Hola Silvia,
      de esto se trata también, ¿no crees? Si coincidiéramos todos en todo, qué seriamos sino robots. Me consta lo que dices y sé de tu opinión por tu magnífico blog pero yo no lo veo como una «disputa» (perdona la expresión) o una lucha de opiniones sino todo lo contrario, algo enriquecedor y más en la controvertida figura de Rasputín. Como habrás visto, no quise centrarme tanto en otros aspectos de su figura sino más en la hemofilia en sí.
      Un besazo

      1. Hola Javier, tienes razón, con el debate se enriquece cualquier tema y sí estoy consciente de que sabes lo que siento por Rasputín.

        Me di perfecta cuenta de que, como siempre, fuiste muy objetivo y no te fuiste hacia lo escandaloso o la calumnia, lo cual te reconozco y agradezco totalmente.

        Ya no me di oportunidad de comentarte sobre lo que pusiste acerca de la hemofilia, el árbol genealógico de la reina Victoria es muy ilustrativo, yo lo sabía, pero nunca había un esquema, gracias por compartirlo.

        Para variar es uno de los temas que «algún día» investigaré más a fondo y publicaré, pero ya sabes, desde mi particular punto de vista, como antropóloga «disidente», jajaja.

        Como decís vosotros, un besazo, de aquí para allá

  11. Hace tiempo que quería escribir sobre este personaje tan especial pero confieso que no me atrevía. Ahora me alegro Francisco, porque tú lo has hecho infinitamente mejor de lo que podría haberlo hecho yo. No obstante (aunque ahora mismo, por falta de tiempo, no lo voy a poder hacer con la tranquilidad que me gusta) voy a procurar leer los escritos de serunserdeluz… me ha dejado intrigado y lleno de curiosidad.
    Muchísimas gracias y un gran abrazo.

    1. Hola Francisco Doña, me daría mucho gusto que pasaras por mis blogs a leer sobre Rasputín, sé que te encontrarás cosas inesperadas, por favor si me lees, déjamelo saber.

      En el post del enlace que puso FJT al final de su post https://aquevineadondevoy.wordpress.com/2014/04/27/rasputin-vida-y-muerte-video/ encontrarás al final dos enlaces a otros posts (de entre los muchos publicados por mí acerca de Rasputín) con aspectos mucho menos convencionales, espero sean de tu interés y si no, como dice FJT el debate enriquece el tema.

      Un saludo, te espero en mis blogs.

  12. Hoy, como muy bien sabes hacerlo, nos ofertas un «dos por uno» en tu buen quehacer didáctico, de la mano de Rasputín y de su historia/leyenda nos conduces a la enfermedad de la Hemofilia. Mi agradecimiento por ello y mi saludo. ¡Buen fin de semana!

  13. Eliges bien los temas de tus entradas y tu forma de redactar es exquisitamente asequible y correcta.

    Rasputín es un ser apasionante por muchas razones, entre otras, por la fuerza que tiene, su carisma y el enigma que desprenden su persona y su historia.

    Su mirada es alucinante. Y las miradas ya sabemos que dicen mucho de lo que tenemos en el interior.

    Gracias por compartir cosas tan interesantes.

    Un beso.

    1. Hola Mina,
      tiene tantos defensores como detractores. Un personaje que no deja indiferente y del que se podrían hacer muchos artículos casi tantos como películas y libros se han hecho sobre él.
      Besos y gracias a ti. Puedo comprobar que estás teniendo una tarde de domingo muy intensa (bloguísticamente hablando, claro) … y me alegro de ello. 😉

  14. Hola Francisco,
    siempre he sentido algo de lástima por el Zarevich, cuya enfermedad le venía dictada desde la maniática costumbre de sus mayores por casarse exclusivamente entre «nobles», lo cual les obligaba a formar enlaces con parientes cercanos. El verano pasado publiqué un artículo sobre cómo la endogamía en las familias reales europeas se había hecho presente en la Primera Guerra Mundial, pero apenas mencioné la cuestión de la hemofilia, pues es un tema que yo no entiendo muy bien y esperaba que tú trataras el tema con mayor conocimiento de causa.
    Respecto a Rasputín, por él no siento lástima. Creo que era un farsante, un aprovechado, un timador, y se llevó su merecido al final.
    Gran exposición doctor, muchas gracias y un cordial saludo.

  15. Me haré una pregunta tonta, sin respuesta: ¿Podría hoy vivir, Rasputin, al ritmo y moral, de la sociedad actual?
    Lo dicho, … una tontería.

  16. ¡¡Felicidades, Paco, por este post!! Me ha resultado interesantísimo leerlo.

    Y sí, San Petersburgo es una preciosidad, vale la pena visitar la ciudad, a mí me resultó de lo más entrañable.

    Me fascinó leer el libro «Rasputín. Diario secreto». ¡Os lo recomiendo! Además de conocer a Rasputín en primerísima persona, uno se empapa el contexto histórico y el ambiente en la familia del zar.

    Si os interesa la historia y queréis abordarla desde una perspectiva más literaria, os recomiendo también «La casa del propósito especial». Me quedó especialmente grabado que, cuando el zarevich viajaba en tren, este debía ir a una marcha muy lenta (40 km/h) para que no sufriera ningún golpe con consecuencias graves por su hemofilia. Dice el zarevich ante la sorpresa de su cuidador: «Siempre va asi de despacio. Cuando yo voy a bordo, claro. Mi madre dice que no podemos arriesgarnos a sacudidas inesperadas.»

    1. Hola Marta,
      te estoy muy agradecido por tus recomendaciones que seguro serán de interés para más de uno. Es más, te invito siempre que quieras a comentar y enriquecer los artículos con tus apreciadas opiniones.
      Un abrazo 😉

  17. Hola Francisco, tiempo alejada de tus post pero me encanta volver a ellos. El tema de Rasputin siempre me ha apasionado, la hemofilia, el amor entre los zares (ya que era un amor sincero, raro entre personas a quienes casaban sin conocer) y sus tragicos finales. Incluso la vida de Ann Anderson, la joven que aseguro ser Anastasia. No se si en la época que ella vivio existían pruebas de adn, pero a nadie se le ocurrió preguntarse si Ann Anderson era transmisora de la hemofilia?? De Rasputin pienso que fue un hombre con un gran carisma, que atraía a la gente y que con un tipo de don especial ( llamese suerte o energía, depende de como se quiera ver) aliviaba los males del zarevich. Si Alex no hubiera muerto tan joven, probablemente esta suerte no lo hubiera acompañado siempre y en algún momento se le hubiera muerto, ya que definitivamente las hemorragias causadas por la hemofilia en esa época eran imparables y no hubiera pasado a la historia como alguien tan notorio. Por cierto, el articulo que escribe su hija me pareció interesantísimo. Gracias por tu interesante y variado blog. Saludos cálidos desde Caracas!!!

    1. Hola Maria Carlota,
      compruebo con gusto que te has reenganchado al blog ¡Ja, ja, ja! Siempre serás bienvenida y estoy encantado de que comentes en él. Permíteme que te aconseje leer el post del 9 de marzo (Lo sentimos mucho pero hay que hacer una cesárea), creo que te gustará. 😉
      Otro gran saludo desde la otra punta del mundo.

  18. Lo acabo de leer , me encanto y te deje un comentario, no se si como es un post viejo, lo puedes leer. Creo que por ser ginecólogo, te parecerá muy interesante mi respuesta. Si no, te hago un copy paste por aquí. un abrazo

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