La Clínica Mayo (Joseph Hospital) es considerada como uno de los mejores hospitales del mundo. Fundado en 1889 por William W. Mayo y sus hijos, Charles Horace y William James, en sus primeros días contaba con trece pacientes y cinco enfermeras. Hoy no hablaré de los prestigiosos cirujanos sino que lo haré de una de esas pioneras enfermeras, la hermana María José.

Se llamaba Julia Dempsey pero se la conocía como hermana María José desde que con 22 años se ordenó en la Congregación de Nuestra Señora de Lourdes, en Estados Unidos.
En 1883 un tornado asoló la ciudad de Rochester aportando la orden el dinero suficiente, 2.000 dólares de la época, para fundar un hospital, encargándole dicha tarea al ya prestigioso cirujano William Worral Mayo. Se inauguraría seis años después, contando entonces con la hermana María José, quien daría mucho que hablar en el futuro de la clínica por ser una mujer inteligente, organizada y con gran capacidad para el trabajo pero también por descubrir algo que quedaría en los anales de la medicina.
A las pocas semanas de llegar fue nombrada jefe de enfermeras (claro, eran solo cinco así que no lo tenía tan difícil) pero su labor sería recompensada tres años después con el cargo de superintendente del hospital. No solo se dedicaba a sus funciones de gestión y de enfermería sino que ayudaba al profesor en las operaciones siendo la encargada de hacer la primera incisión y de cerrar la herida tras la intervención. Su confianza en ella era total, aunque otro motivo podría ser el que sus pequeñas manos podían introducirse en las incisiones donde el Dr. Mayo no podía.
La actividad era frénetica y durante el primer año se realizaron 300 intervenciones que pasaron a duplicarse en 1906. Incorporaron las novedades de la época tanto en anestesia como antisepsia así como nuevos métodos para evitar las hermorragias. Este último hecho les permitió realizar intervenciones intraabdominales que hasta entonces nunca se habían realizado y en poco tiempo se convirtieron en centro de referencia.

Observadora como era, un día, mientras preparaba a los pacientes antes de operarles se fijó en que algunos presentaban un pequeñito nódulo alrededor del ombligo, concretamente los que presentaban un cáncer intraabdominal avanzado cuya esperanza de vida no superaría los 6 meses. Mayo publicó un artículo posteriormente que lo describía como «ombligo en botón de pantalón» pero sin mencionar a la hermana. Quizás por pensar que sus colegas médicos no repararían en un artículo donde era una mujer la que describía ese signo (recordemos que en esa época la sociedad era muy machista) o quién sabe sino por envidia, no será hasta que Hamilton Bailey la nombraría en la undécima edición de su libro Physical Signs in Clinical Surgery, muchos años después.
En la actualidad pocos son los médicos que han visto ese nódulo en alguno de sus pacientes, incluso entre los oncólogos es algo difícil de ver, y el motivo no es otro que el diagnóstico más precoz del cáncer intraabdominal que evita que esté tan avanzado como para que aparezca una metástasis en el área periumbilical. Entre los cánceres que pueden originarlo encontramos que en un 52% son de origen digestivo y en un 28% de causa ginecológica siendo otras localizaciones menos frecuentes. En la mayoría de las ocasiones se desconocía que el paciente estuviera afecto de un cáncer antes de que apareciera este signo y solo en el 40% de los casos son expresión de una recidiva de un cáncer previamente conocido.

Cuando vemos un nódulo en esa zona hay que hacer un diagnóstico diferencial con las pequeñas hernias umbilicales (tranquilos, si os notáis algo al tocaros el ombligo lo más probable es que se trate solo de eso) pero también con un cáncer originado en el área umbilical (aunque esto último es también muy poco frecuente).
Los méritos de la hermana María José no se acaban aquí pues también estableció la formación reglada para las enfermeras que tenía a su cargo, abriéndose en 1906 la Escuela de Enfermeras del Hospital Saint Mary.
Murió con 82 años, el 29 de marzo de 1939, y su modestia le llevó a rechazar los honores que se le ofrecían, pudiendo visitarse su tumba en el cementerio de la ciudad. Aún se reconoce ese nódulo como de la hermana María José pero en la actualidad también se da el nombre de esa pionera enfermera a la Clínica Mayo, una de la mejores del mundo: el Joseph Hospital.
Para saber más:
Links fotos:
Medicina interna; Epónimos- infomed; Wellcome Library, London; Nephron
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