
Si hay un lugar misterioso donde el paso del tiempo parece detenerse al entrar, ese es el de la basílica de los santos Justo y Pastor de Barcelona. Su estilo gótico no muestra lo que verdaderamente esconde en el subsuelo. Si un día tenéis la oportunidad de visitar la ciudad y paseáis entre las calles de la Ciutat Vella, no dejéis de entrar en este túnel del tiempo, 2.000 años os esperan en su interior.
Está documentado que el rey franco Luis el Piadoso impulsó su reconstrucción en el año 801 sobre una antigua iglesia románica y en el año 1342 se inicia su actual edificación. Se sospechaba que era tan antigua como la Catedral de Barcelona pero según una información de su Rector del año 1578 se tiene constancia que era esta y no la actual Catedral, la Sede de los Obispos. Por tanto, San Justo y Pastor era la iglesia principal de la ciudad.
La creencia popular apuntaba que en el recinto que ocupa existía un laberinto donde los primeros fieles cristianos acudían para recoger las cabezas de los mártires -y así rezar por sus almas- del anfiteatro romano que había en las cercanías. Esto, junto con el hecho de que se dedicó a los santos san Justo y Pastor, dos jóvenes martirizados en tiempos del emperador Diocleciano por no renegar de su fe, y a que se encontraba muy cerca del foro romano de la Barcelona romana, hacían creer que podría ser el lugar de culto más antiguo de la ciudad, más aún que el de la propia Catedral. Esto se confirmaría tras los trabajos arqueológicos efectuados en el subsuelo de la capilla del Santísimo hace poco más de tres años, aprovechando que debía cambiarse el suelo de madera. A cuatro metros bajo el suelo, se halló un muro de 80 centímetros de grueso del siglo I d. C., es decir, correspondiente a la fundación de la colonia de Barcino, muro que podría pertenecer a un edificio administrativo o comercial del Cardus Maximus próximo al foro romano. También se han encontrado una columna de granito del siglo IV que evidencian la existencia de un templo cristiano de época romana y una piscina bautismal del siglo VI.
Se sabe de la presencia de los visigodos (arrianos) a partir del año 415, cuando Ataúlfo y Gala Placidia se establecen en Barcelona. En esa época, arrianos y católicos convivían sin problemas realizando sus cultos en dos núcleos episcopales con dos obispos, uno debajo de la actual Catedral (los visigodos) mientras que los católicos fueron desplazados a San Justo y Pastor. En un tiempo que los obispos ejercían un poder más allá del espiritual, que la ciudad tuviera dos grupos episcopales muestra la importancia que tenía.

En la excavación de la sacristía efectuada en 2012 se hizo otro descubrimiento sorprendente, una fosa común con los restos de más de 120 personas fallecidas por la peste negra durante la epidemia del siglo XIV (confirmado por la presencia de la bacteria yersinia pestis en los restos óseos). Estos se encontraban alineados y envueltos en sudarios de lino, en capas sobre las que se vertió cal viva para sellar la tumba y así evitar la propagación de la enfermedad. Hasta la fecha es el único ejemplo de este tipo de enterramiento relacionado con esta plaga en España. En Barcelona se sucedieron varios brotes de peste a mediados del siglo XIV, siendo acusados de propagarla los judíos del Call por la gran crispación social que había en su contra.
Avanzando en el tiempo encontramos en una fosa junto al altar los restos de Ignasi Pous, un fabricante de espadas muerto en 1737, del carpintero Ramón Canals i Muns y de otros ilustres de la ciudad, junto un osario con miles de fragmentos de huesos humanos pertenecientes a caídos en la defensa de la ciudad en 1714 durante el asedio de Felipe V en la guerra de Sucesión española.

Por si todos estos descubrimientos arqueológicos fueran pocos, la iglesia de los santos San Justo y Pastor esconde otros misterios: vírgenes embarazadas junto a tumbas masónicas, una imagen de la Virgen de Montserrat en su altar mayor (quizás la original), la tumba del último rey visigodo…
En la actualidad el Ayuntamiento de Barcelona ha creado un proyecto de investigación que permitirá al Servicio de Arqueología de la Ciudad seguir excavando en el subsuelo de la iglesia aunque «poco a poco y sin interferir el culto». Estos y los futuros hallazgos que se hagan, posicionan a la iglesia de los santos San Justo y Pastor en el lugar histórico que le corresponde pero… ¿cuál será la próxima sorpresa que nos deparará su subsuelo?
El genial Gaudí la frecuentaba y desde aquí os invito a hacerlo también a todos aquellos amantes de la Historia con mayúsculas.
Una novela:
El Escrito de Dios, mi segunda novela, donde esta iglesia adquiere su protagonismo final.
Para saber más:
Plan Barcino- excavación sant Just i Pastor (encontraréis fotos de las excavaciones…)
Links fotos:
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