La guerra, la peste negra, el traslado del papado de Roma a Aviñón, el hambre, la muerte… era el fin del mundo.
En anteriores posts ya comentamos que durante el siglo XIV se sucedieron unos hechos que sumieron al continente europeo en el caos. Hoy me centraré en el origen del Cisma de Occidente y para ello abriremos las puertas del Palacio de los Papas, en Aviñón.
La ciudad de Aviñón (Avignon) es la capital del departamento de Vaucluse, en la región de la Provenza en Francia y es un centro administrativo pero también cultural de primerísimo orden. Villa protegida, desde 1995 es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Su Universidad cuenta con cerca de 8000 estudiantes y anualmente celebra un reconocido festival de teatro que atrae a miles de turistas. Pero su mayor interés no radica en esto, sino en la historia que concentra su centro histórico con el Palacio de los Papas, su conjunto episcopal, su puente del que se conservan cuatro de los veintidós arcos originales y su antiguo recinto amurallado. En el siglo XIV podían encontrarse en sus calles cardenales, príncipes y reyes, llegando a albergar 25 000 personas.
Su contexto histórico
La situación en Roma a principios del siglo XIV era caótica. Con las familias aristocráticas de los Colonna y los Orsini a la cabeza imponiendo su ley, la Santa Sede se instaló en el austero convento de los dominicos de esa modesta ciudad del valle del Ródano. Allí, bajo el amparo del rey francés, los pontífices pusieron en pie una de las cortes más brillantes de la Edad Media y crearon la mayor maquinaria administrativa de todos los tiempos, ejemplo en el futuro, de reyes y naciones.
El papa Bonifacio VIII (1294-1303) acusado de simoníaco por haber comprado su elección en Roma, se enfrentó al rey francés Felipe IV y esto marcó el trágico final de su controvertido Pontificado. Sería el último representante de un Papado que concebía que el mundo debía prestar acatamiento a las directrices del poder pontificio. Su sucesor, Clemente V (1305-1314) acordó con el rey Felipe IV su elección pontificia a cambio de corresponderle con favores políticos, y tras ser coronado en Lyón trasladó la Curia a Aviñón para no tener que enfrentarse al caos que vivía Roma después de su elección. Elevó el número de cardenales franceses a diecisiete frente a los seis italianos para evitar que estos eligieran a un papa italiano que trasladara la Curia nuevamente a Roma. Disolvió la Orden del Temple (1312) y sus bienes se repartieron entre la Orden del Hospital, aunque la Corona de Francia fue la gran beneficiada de ello.
Clemente V marca el inicio de lo que se conoce como Papado de Aviñón o Cautividad de Aviñón, ya que los siete papas franceses que allí residieron durante 70 años en realidad estuvieron bajo la tutela del rey de Francia, siendo todos ellos fieles ejecutores de sus deseos. Le sucedió Juan XXII (1316-1334) quien prosiguió la política de asentamiento definitivo en Aviñón y fue el gran impulsor de la burocratización haciendo que los gastos del Papado fueran creciendo desmesuradamente.
Su lujo desbordante era visto, no sin razón, como signo de la decadencia moral de la Iglesia. Los 1278 florines que se gastó el Pontífice en adquirir cuarenta sábanas de la ciudad siria de Damasco tejidas con hilo de oro y las 1800 pieles de armiño que destinaba para su uso personal, quedaban en nada si las comparábamos con los 80 000 florines de oro que se gastaron en comprar la ciudad a Juana de Anjou.
El dinero fluía a raudales a pesar de reinar la peste, la muerte y la guerra fuera de sus murallas. Las rentas papales eran tan altas que en Occidente solo las superaban Francia, Inglaterra y Nápoles. Pero no eran suficientes y se vieron obligados a aumentar las tasas sobre los cargos y beneficios eclesiásticos controlados por el papa. El pueblo, descontento, comenzaba a manifestar animadversión contra la iglesia y las órdenes mendicantes de los dominicos y franciscanos, que en lugar de vivir de la caridad abrazaban el culto al dinero. Consciente de todo ello, el papa Clemente VI encontró en el nuevo Jubileo del año 1350 la manera de hacer feliz a los peregrinos y aumentar a la vez los ingresos de la Iglesia.

El Palacio se edificó en dos fases, el Palacio Antiguo por Benedicto XII y el Nuevo por Clemente VI asumiendo diversas ampliaciones sus sucesores hasta convertirse en la más grande construcción gótica de la Edad Media. El interior del edificio se decoró suntuosamente con tapices, esculturas, frescos y pinturas de los más célebres artistas de toda Europa.
Mientras, en Roma, la ausencia de los Papas de los Estados Pontificios hizo que muchas familias ejercieran su poder como auténticos señores de sus territorios, incluso se intentó sustituir el poder pontificio por el comunero. Estos hechos hicieron que Inocencio VI (1352-1362) enviara a Roma al cardenal Gil de Albornoz como su Legado para poner orden y hacer volver a la obediencia a las familias rebeldes. Además de gran legislador, Gil de Albornoz pasaría a la historia como el hombre que hizo posible el retorno de los Papas a Roma. Ya pacificados los Estado pontificios, Urbano V (1362-1370) intentó -en vano- regresar para finalmente ser el papa Gregorio XI (1370-1378) quien acabara trasladándose definitivamente a Roma fijando el Vaticano a partir de entonces como su residencia oficial dado el lamentable estado en el que se encontraba el palacio de Letrán.
Seis cardenales se negaron a acompañarle desembocando en el Gran Cisma de Occidente, en el que la Cristiandad se dividió en dos bandos: unos a favor del Papa aviñonés y otros de lado del Papa romano. Los antipapas Clemente VII y Benedicto XIII (Pedro de Luna) hicieron de Aviñón su sede hasta 1408. El emperador Segismundo convocó el Concilio de Constanza (1414-1418) para poner fin al conflicto con la elección del papa Martin V.
No será hasta 1791 que Aviñón sería incorporada a Francia durante la Revolución Francesa pero los hechos acontecidos en esa ciudad representarían un antes y un después de la Iglesia de Occidente.
Una novela:
El Escrito de Dios, Fco. Javier Tostado. Ed. Stonberg.
Para saber más:
Links imágenes:
megaconstrucciones.net; quijotediscipulo
Responder a Herminio L.A. Cancelar la respuesta