En la actualidad existen cientos de supersticiones en las que millones de personas de todo el mundo creen y practican, muchas de ellas sin ninguna evidencia científica y suelen estar basadas en creencias populares y pensamientos mágicos. Por nombrar algunas curiosas:
- En Brasil piensan que si se te cae la cartera al suelo es que antes o después perderás dinero.
- En China no quieren ni mencionar el número 4 debido a que se pronuncia casi igual que la palabra muerte en mandarín. Este es el motivo por el que en muchos edificios no se encuentra el piso 4, ni el 14, ni el 24…
- En Dinamarca guardan la vajilla que se rompe durante el año y cuando se acerca el Fin de Año la lanzan a las casas de amigos y familiares para traerles buena fortuna.
- En Egipto trae muy mala suerte abrir y cerrar unas tijeras sin cortar nada.
- En la India no se pueden cortar las uñas ni los sábados, los martes, ni por la noche, así como tampoco deben cortar o lavarse el pelo los jueves o los sábados…
El origen de la palabra superstición hay que buscarlo en el latín superstitio significando «sobrevivir» y es que los romanos daban el sentido de trascender y perpetuarse mediante la realización de ritos.
Y será en la Naturaleza donde encontramos muchas de ellas: la lechuza presagiaba desastres; el águila, al ser rapaz y de vuelo rápido, producía tormentas; el repicar de campanas junto a una mujer que estaba pariendo aliviaría los dolores de parto…
Se podrá creer más o menos en ellas pero lo cierto es que serán los egipcios quienes desde el período predinástico hasta la Baja Época y durante miles de años practicarían la magia, crearían mitos y utilizarían multitud de amuletos para ayudar a dar sentido a todo lo incomprensible que les rodeaba. Desde el simple esclavo hasta el propio faraón todos hicieron uso de piedras preciosas y objetos simbólicos para protegerse del mal o para atraer la buena suerte. Colgados en el cuello, atados a la muñeca, colocados en diminutas cajas o incluso pintados sobre el cuerpo a modo de tatuajes, su uso se transmitió de boca en boca durante generaciones.
¿Y de dónde procedía esa magia, cómo funcionaba?
La respuesta la encontramos en el concepto del heka que sería el equivalente a la energía vital del ka que podía ser manipulada tanto para hacer el bien como para todo lo contrario. Y como para casi todo tenían dioses, el poder de este ka se manifestaba a través de otro dios, el Heka. Todos tienen ka, dioses y hombres (estos en menor medida), así que los mortales también eran capaces de cambiar el mundo y entrar en contacto con los dioses.
La magia podía ser utilizada para debilitar y atacar al enemigo (ritual de execración) siendo practicada en algunas ocasiones incluso por el propio faraón. La magia podía ayudar en la curación de enfermedades tal como sabemos por los papiros médicos que se han encontrado. La magia podía conseguir el afecto de esa persona amada que nos ignoraba. La magia podía ayudar a sobreponerse de las desgracias. La magia podía lograr el favor divino…
Se podrían encontrar hasta 275 tipos diferentes de amuletos utilizados no solo por los vivos sino también por los muertos destacando estos dos por ser los más utilizados en el antiguo Egipto:
- la Cruz Ansada (Ankh), símbolo de la vida, que la encontramos en la mano de la mayoría de los dioses -al ser inmortales- o acercándola a la nariz de algún otro dios o protegido con el fin de insuflar ese aliento de vida.
- el Ojo de Horus (udyat) que protegía del mal de ojo. O su variante el Ojo de Horus múltiple, que potenciaba la visión del difunto.
Pero habían muchos más…
La órbita del disco solar (shen), el Nudo de Isis (tyet), el amuleto del corazón; dioses protectores como Sekhmet, Anubis, Bes, Bastet; animales como el escorpión, que protegía de contra las picaduras de animales venenosos aunque también de envidias y traiciones; el escarabajo pelotero, imagen del dios Sol renacido al amanecer, que se colocaba cerca del corazón en los difuntos y posibilitaba la resurrección y la vida eterna, la pata de buey de la que el difunto podía conseguir su fuerza una vez era sacrificado, o el buitre real, muy representado en los santuarios y en los tronos reales al simbolizar la conexión entre el ama divina y humana y al que se le atribuían sanaciones en el estado de ánimo; instrumentos musicales como el Sistro, que se agitaba para evitar las inundaciones del Nilo; piedras preciosas como la cornalina, que usaba la diosa egipcia Isis para proteger a los muertos en su viaje después de la muerte y que los egipcios utilizaban frecuentemente, así como los primeros cristianos, en la que grababan sus símbolos (peces, barcas, cruces…) al asociar su rojo intenso a la sangre petrificada de los mártires.
Así pues, creáis o no en la magia y en los amuletos, siempre han estado presentes en la vida diaria del ser humano y quizá sea en el antiguo Egipto donde adquieren todo su significado.
Un ensayo:
Religión y magia en el Antiguo Egipto, de Rosalie David. Ed. Crítica, Barcelona (2008).
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