El hombre de la fotografía se llamaba Bill Norton, conocido también como el policía de la playa, y su misión no era otra que la de medir con una cinta métrica la distancia entre la rodilla y los bañadores de todas las mujeres que allí se encontraban. Era un 30 de junio de 1922 y había que hacer cumplir la ley que prohibía enseñar más de 15 cm. de muslo contando desde la rodilla a riesgo de sufrir una fuerte multa. Y es que los tiempos han cambiado ya que en nuestros días hay incluso playas nudistas, pero hace un siglo, pasearse en bañador era un delito.
En el siglo XIX, las mujeres tenían prohibido bañarse en el mar y nadar, pero por prescripción médica se comenzó a recomendar la práctica de los baños de mar pues se consideraban beneficiosos para la «procreación y crianza». Es entonces cuando aparecen los primeros trajes de baño para bañarse, aunque no para nadar. Habitualmente eran de colores oscuros y hechos con un material sólido que ocultaba el cuerpo de la mujer, aunque algunos eran de colores llamativos en vestidos cortos sobre unos pantalones anchos y largos de lana. También los había con una sobrefalda encima de un corsé. Así, accedían al agua desde unos carromatos con mamparas que las protegían de las miradas de los hombres, y si había alguna osada que se ponía a nadar se exponía a ahogarse por el peso de dicha prenda. Entonces, los deportes los realizaban las clases acomodadas que eran las únicas que podían dedicar el tiempo necesario para su práctica.
Llegados a principios del siglo XX permitidme presentaros a una mujer, Annette Kellerman, nadadora profesional a la que algunos le atribuyen la invención de la natación sincronizada. Siempre defendió el derecho de las mujeres a llevar trajes de baño de una sola pieza y un día de 1907 se presentó en una playa de Massachusetts vistiendo uno, con mangas hasta casi los hombros y pantalones que terminaban por encima de las rodillas superando el límite permitido. Una mujer «decente» la vio, alertando al policía de la playa. Annette sería arrestada inmediatamente. Por suerte para todos, los tiempos cambiaron, y a los primeros trajes de baño de una sola pieza se les conocieron como los Annette Kellerman, en honor a nuestra protagonista.

Será a partir de la osada Kellerman que los trajes de baño evolucionarían. En los años 20, las faldas se acortaron, los bañadores se hacían cada vez más pequeños a la vez que se acentuaban los escotes. La natación hizo que apareciera una industria alrededor de los trajes de baño y en la década de los años 30 aparecen nuevos tejidos como el lástex, hecho de filamentos de goma cubiertos de algodón -u otras fibras- que pesaba menos, era más elástico y se secaba más rápidamente. Con la industria cinematográfica se popularizaron estos bañadores al aparecer en la gran pantalla las estrellas del cine con ellos puestos.

… y apareció el biquini en Francia en 1946, conocido con el nombre de «átomo». Inmediatamente el Papa lo prohibió y no será hasta siete años después que las mujeres comenzaron a interesarse por él después de ver a Brigitte Bardot en el cine con la prenda puesta.
Entre los años 1950 y 1960 el diseño de los bañadores y la alta costura se diversificó personalizándose para cada tipo de mujer. En la década de los ochenta y noventa los biquinis comienzan a dejar al descubierto gran parte de las ingles y las nalgas, lo que obliga a las mujeres a depilarse en la zona púbica.
La evolución del traje de baño en la mujer debemos considerarla algo más que una simple prenda al reflejar una realidad social del siglo XX. Puede que el trabajo de Norton fuera el más envidiado por muchos de los hombres de esa época, pero… ¡la de multas que pondría en nuestros tiempos!, como fuera a comisión sería el hombre más rico del país.
Para saber más:
Repaso visual de la historia del biquini
Trajes de baño y exposición corporal
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