
Las primeras representaciones de figuras humanas son datadas entre 500.000 y 300.000 años, aunque están hechas en roca y podrían ser simplemente piedras naturales con esa forma. Un ejemplo es la hallada en los Altos del Golán en Israel, la Venus de Berejat Ram (265.000 años), una roca volcánica de la que no se puede asegurar que fuera realmente tallada por la mano de un ser humano y que su forma no sea más que un capricho natural.


Encontramos las primeras representaciones en la Venus de la cueva de Hohle Fels (35.000 años), localizada en Alemania hace siete años, y en la Venus de Brassempouy (25.000 años), descubierta en una cueva del sudoeste de Francia en 1894 y que representa el rostro más antiguo del que se tiene constancia, tallado finamente sobre un colmillo de mamut (ver foto). En cerámica es la Venus de Dolní Věstonice (26.000 años), en la República Checa (foto izquierda).
¿Pero qué són estas misteriosas Venus? ¿Qué representan? ¿Para qué se utilizaban?
En el Paleolítico los hombres comienzan a modelar estatuillas con la forma de mujer. Conocidas con el nombre de Venus, no hay que prestar demasiada atención para que reparemos en determinadas partes de su cuerpo como los pechos, el vientre, las nalgas y sus muslos abombados, probablemente modelados así por el «artista» para simbolizar la fecundidad y el embarazo. Generalmente se representan de pie, mientras que algunas están agachadas en la típica postura del parto. Muchas de ellas se llevaban como colgantes a modo de talismanes al atribuírseles el poder mágico de la fertilidad.
Cuando el Homo sapiens emigra del continente africano para extenderse por Eurasia, noreste de Asia y América (20.000-11.000 años) surgen los esquimales, los indios americanos… En estos primitivos pueblos persiste la idea de la existencia de seres femeninos superiores (madre de la tribu, diosas femeninas…) y estas Venus de la Edad de Piedra se relacionarían con la protección del hogar y de la Naturaleza. En México se localizó una de estas estatuillas datada en el siglo II a. C., evidencia de que estas Venus no eran exclusivas de ninguna época ni cultura en particular.
Hay muchas más Venus pero quizás estas son las más representativas y aunque siguen abiertas las hipótesis en torno a ellas, lo que ya no se cuestiona es el hecho de que fueran retratos de personas y, aunque nos pudiera parecer a simple vista, tampoco son representaciones de obesidad patológica ni de ningún ideal de belleza.
Para saber más:
Artículo de Abraham krivoy en la revista venezolana de historia de la medicina.
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