La enfermedad del delicado: Que nunca está enfermo y nunca está sano.
Meando claro y cagando recio, carajón para el médico.
Échate a enfermar, y sabrás quién te quiere bien y quién te quiere mal.
Mientras buenos estamos, de los santos no nos acordamos; pero nos viene la mala, y «¡ay, santito de mi alma!».
Por catarro y mal de muelas, nunca lleva el cura ofrendas.
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Ryan McGuire
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