En la Historia de la Medicina en ocasiones se realizan descubrimientos que representan un antes y un después, muestra de ello son los rayos X, llamados así porque no se sabía qué eran.
Su hallazgo y aplicaciones en la medicina se divulgaron rápidamente por todo el mundo y aunque con el tiempo su investigación permitió conocer la naturaleza del fenómeno, se decidió conservar ese nombre tan enigmático en la mayoría de los países. Solo en Europa Central y del Este se les nombraba como rayos Röntgen, en honor a su descubridor.
Los rayos X son una radiación electromagnética que al interactuar con la materia produce la ionización de sus átomos originando partículas con carga o iones. Todo comenzó en el siglo XIX con las investigaciones del científico británico William Crookes sobre los efectos de ciertos gases cuando se encontraban en un tubo vacío tras aplicarles descargas de energía mediante electrodos (tubo de Crookes) que estando cerca de placas fotográficas generó en las mismas imágenes borrosas. Esto no pasó inadvertido en 1887 para otros investigadores como Nikola Tesla, quien advertió a la comunidad científica del peligro que suponía la exposición a estas radiaciones para los organismos biológicos.
En noviembre de 1895 experimentando con los tubos de Hittorff-Crookes, el físico alemán Wilhelm Conrad Röntgen determinó que estos rayos creaban una radiación muy penetrante, aunque invisible, capaz de atravesar incluso metales poco densos. Para ello experimentó con una caja de madera y con distintos objetos como una brújula y el cañón de una escopeta, y para comprobar la distancia y el alcance de los rayos pasó a otro cuarto de la estancia, cerrando la puerta, así pudo comprobar que también podía obtener imágenes.
Un mes después, el 22 de diciembre, tomó la decisión de exponer a un ser vivo a la radiación, concretamente a su mujer Berta, a quien le pidió que colocase la mano izquierda sobre la placa durante quince minutos. Así se obtuvo la histórica imagen que aquí os presento, la primera radiografía del cuerpo humano.
La presentación a la comunidad científica de su invento y su aplicación médica la narra magistralmente Lynn Poole en su libro «Las fronteras de la ciencia»:
La narración comienza en Berlín el año 1895. En el estrado de un aula de la Universidad, cierto ayudante de laboratorio estaba ocupado instalando, sobre una enorme mesa de roble, unos aparatos a los que enchufaba las clavijas de unos conductores eléctricos, según era necesario para la demostración de aquella mañana.
El aula, en forma de anfiteatro, se elevaba por la parte de atrás y los asientos estaban dispuestos sobre unas gradas semicirculares que descendían hasta el estrado.
Mientras el ayudante realizaba estas operaciones, se llenó rápidamente el aula con los estudiantes, profesores e invitados llegados de varios países. Muchos, después de buscar en vano un asiento, decidieron sentarse, muy apretados, en las mismas gradas ; los que llegaron más tarde se quedaron de pie junto a las paredes laterales. Oíase una mezcolanza de idiomas hablados por los asistentes, quienes con manifiesta nerviosidad comentaban la demostración científica que habían venido a presenciar.
Cuando el citado joven se acercó a la mesa del laboratorio y requirió, mediante una señal, la atención de los circunstantes, se hizo inmediatamente el silencio en el aula. Salió un hombre de baja estatura de una puerta lateral, dando grandes zancadas, y los asistentes, todos a una, se pusieron en pie en señal de respeto hacia el gran científico alemán.
En cuanto éste llegó al centro de la mesa, su joven asistente dijo : Señoras y caballeros, el Profesor solicita respetuosamente su atención.
Los asistentes se sentaron. Reinaba un silencio impresionante en la espaciosa sala. El profesor aclaró su garganta, lanzó una mirada alrededor del aula con ojos centelleantes, y comenzó su conferencia.
Empleando términos muy escogidos, habló exactamente quince minutos. De cuando en cuando se volvía a la pizarra para escribir en ella ecuaciones matemáticas. En su breve disertación informó a sus oyentes de los principios y las evidentes deducciones científicas que le llevaron al descubrimiento que iba a anunciar y demostrar aquella mañana.
Al terminar sus observaciones, el profesor pidió a tres especialistas que se acercaran. Las luces del hemiciclo fueron amortiguadas. Todos los presentes se adelantaron un poco y se esforzaron por ver lo que ocurría en el espacio semiobscuro destinado a la demostración.
De repente se encendieron las luces y el profesor abandonó el aula con la misma decisión con que había entrado en ella. El auditorio sentóse entonces y esperó en silencio con tanta tensión, que pareció transcurrir un largo rato. Al fin volvió el profesor. Se detuvo detrás de la mesa y levantó en alto, para que todos pudieran verlo bien… un negativo: ¡la primera fotografía impresionada por los rayos X!
Todos los asistentes permanecieron unos instantes con los ojos fijos en la placa, donde se distinguían los huesos de la mano. Inmediatamente después se desató una tormenta humana. El público, voceando de entusiasmo y aplaudiendo a grandes oleadas, se abalanzó hacia el estrado para felicitar al profesor e inspeccionar su aparato de rayos X.
Al día siguiente de aquella pública demostración de los rayos X, el negativo en cuestión estuvo expuesto en el escaparate de una librería de la Wilhelmstrasse, la calle más distinguida de Berlín.
Cierto hombre de ciencia comentó al contemplar la fotografía obtenida con rayos X :
– Hoy hemos llegado a la cumbre de los descubrimientos científicos.
Quedan ya pocas cosas por descubrir.
Un caballero que estaba junto a él, confirmó :
– Sí, es verdad. Y esto no puede menos de entristecerme un poco ; a las generaciones futuras ya no les queda nada nuevo que descubrir.
Röntgen recibió multitud de reconocimientos y fue galardonado con el premio Nobel de Física en el año 1901, pero por suerte para todos ese caballero se equivocaba ya que «todo está por descubrir».
El descubrimiento se propagó como la pólvora y tuvo tal magnitud que al principio se realizaron multitud de radiografías sin protección, ignorando lo que ya anunciaba Tesla unos años antes. Por desgracia, decenas de médicos murieron de leucemia provocada por las dosis de radiación siendo descrito en 1902 el primer caso de cáncer inducido por los rayos X.
En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial y Madame Curie propuso la creación de unidades de radiografía móvil para tratar a los soldados heridos. A esos coches se les conocieron con el nombre de Petit Curie y muchos estaban dotados de aparatos portátiles de rayos X, un ingenio del español, Mónico Sánchez Moreno, de los que el gobierno francés adquirió sesenta unidades, dotando de veinte en sus ambulancias.
Por entonces ya se comenzaban a proteger de las radiaciones el personal que realizaba las radiografías a los pacientes y no deja de llamar la atención las protecciones de plomo que llevaban. Por suerte, los tiempos cambian.
Para saber más:
Comunicado a la Sociedad de Física y Medicina de Würzburg (1895)
Efecto de las Radiaciones sobre los seres humanos
Links fotos:
Información basada en uv.es
Todo un avance del cual nos hemos beneficiado durante años… Lo «incógnita» siempre tiene su puntillo, jajajaaa 😀 😀 ..
Hola Mamen,
… y seguimos beneficiándonos. Puede que en la actualidad las radiografías sean consideradas prehistóricas si las comparamos con otros aparatos radiológicos, pero sin ellas, qué difícil sería realizar algunos diagnósticos clínicos con fiabilidad.
Saludos
Interesante… me hace mucha gracia el hombre con el cubo en la cabeza. Todos los adelantos benefecian a la humanidad. Creo que te dije que me habían dicho que tenia calcio en la sangre… pues resulta que me lo producen las tiroides y eso perjuduca a los huesos, asi pues no es de extrañar que se me rompiera el femur ya que la osteoporisis la tengo bien. Me han de hacer más pruenas y quizás puedan arreglarlo con pastillas o…operación!!!!!
Hola Rosa,
¡uy!, esperemos que no tengan que llegar a la intervención quirúrgica. ¡Muchos ánimos y adelante! Al menos ya se sabe la causa.
Un abrazo con besos incluidos. 😉
Buenísima la foto del técnico de radiología…!!
…Y la entrada, claro… 🙂
Abrazos, Francisco Javier
Hola Juan Ignacio,
¡ja, ja, ja! tendrías que haberle fotografiado tú, seguro que le sacabas «mejor cara», me encantan tus fotos.
Otro abrazo
Se deja sentir la emoción del relato de la primera fotografía por Rayos X. Qué lindo detalle el que Röntgen deseara inmortalizar los huesos de su esposa y no de algún otro asistente.
Impresionante fotografía del técnico, aunque un poco tenebrosa, por cierto.
Gracias por ilustrarnos siempre, un abrazo.
Hola Capullanita,
pienso que cuando le propuso radiografiar la mano no se imaginaba que sería protagonista involuntaria de un hito de la medicina. En cuanto al técnico de radiología de la foto… parece todo, menos técnico. El detalle de las orejas no tiene desperdicio ¡ja, ja, ja!
Abrazos
¡ Rayos ! Este invento fue capaz de desvelar esqueletos, sin descuartizar, conservando la foto interior intacta, tiempos inimaginables. Visibilidad de lo invisible con oscuridades iniciales, expuestas a la luz penetrante de prodigiosos rayos. Cada negativo se hacía positivo a los ojos aunque todavía faltaba ver cómo lo que parecía niebla, no era otra cosa que claras nubosidades ocultas en esa propia realidad. La mano de la esposa quedó reflejada como si el sol alumbrara con sus haces luminosos descubriendo el oro que los unía. Este fue el inicio que ilustraría el boleto para descubrir algo más impecable. Curioso anfiteatro, diseñado para que todos pudiesen ver, amontonados, usando catalejos los de arriba por la lejanía, todos los movimientos que el inventor mostraba. Los gritos no se hicieron esperar, la gente rabiaba, sorprendida, por lo visto. Todos los presentes no daban crédito al descubrimiento. Gracias, FJ, Por mostrar este hallazgo resplandeciente.. Un abrazo, diáfano.
Hola marimbeta,
la presentación en el anfiteatro debió de ser de esas que no se olvidan jamás. Imagínate la cara que se les quedaría a todos, debieron de pensar que no había nada imposible de conseguir.
Otro abrazo, por cierto, no deja de ser curioso que ahora queramos lo contrario, hacer invisible lo visible.
Cuanto se aprende con tus entradas
Saludos
Hola Gaviota,
espero siempre que las lecturas de los artículos sean interesantes y amenos, si encima explico algo que no se sabe… ¡qué más puedo pedir!
Saludos
Impresionante e impresionado, efejota. Yo, desgraciadamente, me paso por el TAC la RM, algún RX y alguna que otra ECO DOPPLER y Ecografía abdominal … cada año, una de cada, al menos y quizás les deba la vida a todos esos actores que alimentan tu genial artículo de hoy, pero el caso es que empieza a preocuparme la idea de que ya empiecen a sonar a mi paso los detectores cuando lo haga por el arco del aeropuerto o el de Hacienda, por ejemplo.
Un abrazo, amigo, y gracias, siempre.
Hola Enrique,
es que lo quieres todo para ti, deja algo para los demás. Bueno, aunque piten los detectores lo importante es que sigan sonando durante muuuuuchos años.
Abrazos y… perdona la broma XD
Totalmente perdonado, yo me he apuntado a los del 100ipico.
Reblogueó esto en maragomezcejasy comentado:
….excelente, como siempre…!!
p/d.: me mató la foto de «Técnico de radiologia en la Primera Guerra Mundial»…..es genial…!!!
Hola Francisco,
sin duda uno de los más grandes adelantos en la tecnología médica. ¿Te imaginas tu trabajo sin los Rayos X?
He estado en Remscheid, la pequeña localidad donde nación Roentgen, y donde está su casa-museo. Tengo que decir que tanto ahí como en todo el país están muy orgullosos de este científico, y como bien dices, en Alemania aún les llaman Rayos Roentgen.
Gran artículo Francisco, como nos tienes acostumbrados. Enhorabuena y un saludo.
Hola Jesús,
revolucionó la medicina diagnóstica como pocos.
Wilhelm Conrad Röntgen en 1915.
Dejo este link de su casa-museo en Remscheid
Saludos