La leche de vaca es la mejor para los terneros y la leche humana es la mejor para los bebés humanos
Paul Gyorgy, pediatra
No hablaré de los beneficios que aporta, bueno, solo un poquito y al final del artículo, pero en el repaso histórico que haremos ya se apuntaban, y eso sin ningún estudio previo de investigación avanzada.
Desde los inicios de la existencia del ser humano la leche materna era el único alimento que recibían los recién nacidos para subsistir, pero encontramos muestras arqueológicas de la alimentación artificial de lactantes 2000 años a. C., en vasijas con boquilla que se encontraron en tumbas de niños, y espartanas aparte, obligadas a amamantar a sus propios hijos, el hecho de alimentar al recién nacido con nodrizas fue algo muy extendido entre culturas y clases sociales distintas.
En la antigua Mesopotamia, una de las Leyes de Ešnunna, a finales del siglo XIX a. C. estipula el pago a una nodriza y en el código de Hammurabi (1800 a. C.) encontramos su regulación. En Egipto era un honor practicar la lactancia y en el Papiro de Ebers vemos posturas para dar de mamar; en la Grecia clásica eran preferidas las nodrizas a las propias madres; en la India el primer texto de lactancia materna data de 500 años a. C. y en China hay constancia escrita de sus beneficios en el Estatuto de la Medicina en tiempos del Emperador amarillo.
Hipócrates explica la leche en el pecho como una modificación de la sangre menstrual que llega allí mediante conexiones internas y unos siglos después, Galeno prohibiría las relaciones sexuales durante el período de amamantamiento al pensar que corrompería la leche, conceptos que perdurarán hasta el siglo XVII.
Era bien sabido que los lactantes alimentados con leche de animales tenían altas posibilidades de no sobrevivir, pero en los casos en que no era posible alimentarlos a pecho se recomendaba la leche de cabra (la más similar a la humana) después la de asna y por último la de vaca. Es curioso comprobar que tanto en los textos religiosos (Talmud, Corán…) como en los escritos de Aristóteles y Galeno recomendaran un mínimo de 24 meses de lactancia, apuntando el griego Plutarco de Queronea en el siglo I d. C. sus ventajas afectivas «(…) esta convivencia en la alimentación es un vínculo que refuerza el afecto (…)»
En la antigua Roma se consideraba algo fundamental pero los que podían permitírselo pagaban los servicios de una nodriza ya que la lactancia se asociaba también a un desgaste de los pechos. El pago de ese servicio no se hacía directamente a la nodriza sino a su marido por el «inconveniente» que le representaba. Serán los romanos los que empiecen a sospechar que algunas enfermedades se contagiaban a través de la lactancia siendo posteriormente rechazadas las enfermas de sífilis.
Con la Edad Media se vuelve a recuperar la idea de que el mejor alimento es la lactancia de la propia madre y solo si estas eran incapaces de amamantar se delegaba en nodrizas, eso sí, si la madre era cristiana no podían ser ni musulmanas ni judías.
Llegados al Renacimiento y al ideal de belleza de pechos pequeños en Europa las nodrizas vuelven a adquirir importancia evitando así a la madre el «desgaste» que representaba la lactancia, considerándola también como indigna y propia de animales o de clases sociales bajas. Teniendo en cuenta el efecto anticonceptivo de la lactancia (¡cuidado, en la actualidad se aconseja utilizar algún otro método añadido!) era frecuente ver entre las clases sociales altas familias con 15 o 20 hijos. No obstante, aparecieron campañas a favor de la lactancia de la madre aunque sin demasiado éxito, extendiéndose la costumbre de delegarla también en las clases populares. Un dato, a principios del siglo XVIII, en Inglaterra, menos del 50 % de los niños eran criados por sus madres.
A pesar de que la mortalidad infantil en el grupo de niños amamantados por nodrizas era visiblemente superior respecto al de las madres lactantes y a pesar de que muchos médicos de prestigio clamaran en contra de ella, persistió y aumentó. No será hasta finales del siglo XIX y sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial que se introducirá la leche en polvo y los suplementos de la lactancia, y años después, con la aparición del virus de la inmunodeficiencia humana (HIV), las nodrizas acabarán por desaparecer.
Son numerosos los estudios que se han publicado en los últimos años avalando las ventajas de la lactancia si la comparamos con otros métodos de alimentación infantil. Según la OMS la leche materna debería ser el alimento exclusivo del recién nacido durante los primeros 6 meses de vida al aportarle las proteínas, grasas y carbohidratos, así como vitaminas y minerales, contribuyendo a la maduración de la inmunidad del niño, disminuyendo la morbilidad y mortalidad infantil, y en etapas posteriores la prevalencia de obesidad juvenil y la diabetes tipo 2. Pasados esos meses se debería complementar con otros alimentos, pero manteniendo la lactancia materna hasta los dos años, tal como recomendaban en tiempos pretéritos.
Pero los beneficios de la lactancia materna también son para la salud de la propia madre, tanto a corto plazo, al permitirle controlar la ansiedad y la depresión postparto gracias al aumento de la prolactina, como por recuperar su peso habitual, ya que para producir la leche se gastan unas 500 calorías de más. Más a largo plazo se sabe que la lactancia materna disminuye la incidencia de presentar cáncer de mama (directamente proporcional con el tiempo de lactancia) y como ya decía Plutarco hace 2000 años aumenta el vínculo madre-hijo, y esto último, no tiene precio.
Para saber más:
Federación Española de Asociaciones Pro-Lactancia Materna
Aplicaciones para el embarazo y lactancia-Dr. Félix Lugo
Preguntas frecuentes sobre lactancia materna-Asociación Española de Pediatría
Links fotos:
Información basada en Genealogía Histórica de la Lactancia Materna, de Eduardo Hernández Gamboa. Rev. Enfermería Actual en Costa Rica (2008) Nº 15.
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