Antonio Musa, médico personal del emperador Augusto

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Augusto Emperador Romano. Museo del Prado (Madrid).

Nunca una dieta de lechuga y unos baños fríos hicieron tanto por un Imperio. Me refiero, claro está, al tratamiento que indicó el médico personal del emperador Augusto para una dolencia que casi le costó la vida.

A nuestros ojos podría parecer una afirmación exagerada pero en aquellos tiempos el futuro de Roma dependió de ello. El médico en cuestión era Antonio Musa (63 a. C. – 14 a. C.), un antiguo esclavo griego, como la gran mayoría de los galenos de entonces. Su hermano, Euforbo, fue médico del rey Juba II de Numidia, y ambos conocían bien los tratamientos con hidroterapia y plantas (de hecho el género Euphorbia se debe a él).

Musa aprendió su arte de Asclepíades de Bitina cuya corriente era la más seguida en la medicina de entonces. Su fama hizo que acabara convirtiéndose en el médico del emperador y, probablemente, también de toda la familia imperial. De hecho, Musa junto con Quinto Stertinius Jenofonte y Cayo Stertinius Jenofonte fueron los galenos que cuidaron de la ilustre dinastía Julio-Claudia.

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Antonius Musa.

Trabajo le dio Augusto porque su salud resultó ser muy frágil desde que quedó huérfano de padre al morir Cayo Octavio Turino cuando era pretor y gobernador de Macedonia mientras regresaba de Grecia. No se sabe la causa de la muerte pero la casualidad hizo que la muerte le sorprendiera en Nola (Nápoles) en el mismo lugar que a su hijo (algunos dicen que en la misma habitación).

Muchos le consideran el emperador más grande ya que sus políticas extendieron el poder de Roma iniciando un tiempo de paz (Pax Augusta) que nunca más se repetiría. Y aunque le consideraron hijo de un dios sus enfermedades le recordarían que no era más que un simple mortal. Aunque hábil y sagaz en política, en la batalla pocas veces participaría en el combate argumentando que no se encontraba bien y que prefiría permanecer en la retaguardia. Muestra de ello la encontramos en la campaña militar contra Cneo Pompeyo en Hispania y en la batalla de Filipos. No obstante, sus males no impedirían que fuera el emperador hasta Adriano que más tiempo pasara en las provincias que en Roma e incluso Italia, trabajando duramente atendiendo sus deberes como emperador.

Padecería de artritis, tiña, tifus, resfriados, colitis, bronquitis, eccemas, cálculos biliares… evitando las corrientes de aire y sintiendo verdadero pánico a los truenos y las tormentas. Pero entre todos sus males el más grave que se recuerda es el sucedido en el año 23 a. C., coincidiendo con una grave epidemia que asolaba Roma a consecuencia del desbordamiento del río Tíber. Augusto tenía  40 años de edad y se encontraba en Hispania intentando dar fin a las conocidas como Guerras Cántabras. Comenzaría a sentirse mal como nunca lo estuvo antes y regresó a Tarraco para recuperarse. No se sabe con certeza qué mal tuvo, algunos dicen que una enfermedad hepática o del estómago aunque también presentaba dolores articulares, pero lo cierto es que los tratamientos habituales como la aplicación de compresas calientes no hicieron más que empeorar su estado hasta el punto que, viendo cerca su fin, se planteó nombrar a su sucesor, cosa que no llegaría a hacer.

Fue entonces cuando aparece en escena su médico personal, Antonio Musa, quien modificaría el tratamiento aplicando baños de agua caliente alternando con otros fríos en las zonas doloridas y añadiendo una estricta dieta de lechuga. Milagrosamente, el emperador acabaría sanando y en agradecimiento le recompensaría con una fortuna en dinero, el derecho a llevar el anillo de oro del status de eques, además de erigirle una estatua junto a la de Esculapio en la Isla Tiberina, el hospital de la antigua Roma, en el lugar donde actualmente se encuentra la iglesia de San Bartolomé. El Senado también le otorgaría el derecho de quedar exento del pago de impuestos, beneficio que se extendería a todos los médicos a partir de entonces. Para un antiguo esclavo todos estos honores superaban con creces lo imaginable, pero lo más importante es que a partir de entonces se regularía la profesión médica, y en tiempos de Antonino Pío se obligaría a que en todas las ciudades los médicos fueran elegidos oficialmente y que los pobres pudieran ser atendidos gratuitamente.

Todo esto se debe a Antonio Musa que, aunque salvó la vida del emperador Augusto no podría hacer lo mismo con su nieto Marcello, designado sucesor del Imperio. Y es que ante la enfermedad nadie es infalible.

Como decía al principio Augusto murió en Nola a la edad de 76 años, algo impensable años atrás, encontrándose Tiberio y su esposa Livia en su lecho de muerte. Sus últimas palabras fueron “Acta est fabula, plaudite” (Suet.Aug. 97-99) que se traduciría como “La comedia ha terminado. ¡Aplaudid!”, aunque antes, públicamente, dijo: «Mirad, encontré una Roma hecha de ladrillo, y os la dejo de mármol». En su entierro le acompañarían numerosas plañideras hasta la Ciudad Eterna, siendo su cuerpo quemado en una pira cerca de su mausoleo.

Augusto, aunque menos reconocido que Julio César, su obra permanecería mucho más en el tiempo. Un dios, pero mortal al fin y al cabo.

Una novela:

Augusto. De revolucionario a emperador, de Adrian Goldsworthy. Ed. La Esfera.

Links imágenes:

ManelWellcomeimages.org 

Información basada en el artículo «La misteriosa enfermedad que torturó al emperador Augusto hasta los 40 años» en ABC Cultura

33 comentarios

  1. Esta anécdota de la lechuga lo que muestra es que en la vida lo que más hay que tener es suerte. Fue una suerte que el emperador se sanara y gracias a eso el médico se mereció una estatua y pasó a la historia. ¡Qué suerte!!

    1. Con algunos de los problemas hepáticos que se baraja que Augusto tuvo, el tratamiento de frío y calor puede ser definitivo para curar algunas inflamaciones del hígado. Se tiende a patronizar el pasado, pero los médicos de la antiguadad sabían lo que hacían, y no es todo suerte como se nos dice. La medicina en la antiguedad estaba más avanzada de lo que muchos piensan.

      1. Hola Vladimir,
        no hay lugar a dudas del avance en la ciencia médica de este último siglo, aunque se suele pensar que antes no existían medicinas, ni medios para diagnosticar a excepción de la anamnesis y una pobre exploración clínica, pero no fue así. Una muestra son los restos arqueológicos de muchos instrumentales quirúrgicos que ya entonces utilizaron con un más que sorprendente parecido a los que utilizamos hoy en día. La necesidad agudizó el ingenio.
        Saludos

  2. Jeje, lo bueno es que me gusta la lechuga y no me disgustan las duchas frías. Pobre Augusto, muy emperador, pero con muchas dolencias. No sé si por eso es que llevaba una vida más bien frugal. No conocía a Antonio Musa, y te agradezco Francisco que nos hayas regalado con otro de tus grandes artículos acerca de este personaje. Por lo visto era todo un sabio, y merece estar en este gran blog.
    Buen tema y mejor desarrollado. Gracias y un saludo.

    1. Hola Jesús,
      a lo largo de la Historia conocemos el nombre de grandes e influyentes médicos (Galeno, Avicena, Celso… ) pero fueron muchos más los que con su práctica consiguieron que se regularizara la profesión y se contribuyera a hacer avanzar la medicina. Piensa que entre las contribuciones de los romanos destacan los hospitales militares, el saneamiento ambiental y la legislación de la práctica y de la enseñanza médica. Se establecieron servicios médicos públicos en las ciudades contratando a uno o más médicos y proporcionándoles lugar para trabajar así como los instrumentales que necesitaban para atender de manera gratuita a todo aquél que los necesitara. Se regularon hasta sus salarios siendo con el tiempo plazas muy solicitadas al estar exentos de pagar impuestos y de servir en el ejército. Estimulaban incluso el hecho de tomar estudiantes ofreciéndoles unos ingresos extras. Si te lo paras a pensar este modus operandi es muy similar en muchos países de nuestros días.
      Un abrazo amigo y me alegro que te guste la lechuga, sana es un rato 🙂

  3. Ya lo he dicho otras veces, que grandes era los romanos y cuanto les debemos!!!!! me hace reir lo de la lechuga, especialmente en verano mi comida consiste en lechuga, con calabacín crudo, tomatitos … ke iko!!!!!
    Abrazos… Ave César la otra Ave te saluda…

    1. Hola Rosa,
      ¡ja. ja, ja! Encontré que hay hasta nueve variedades de lechuga y una se la conoce como “romana” por su dulce sabor y ser muy resistente al paso del tiempo (es que los romanos eran duros, muy duros). El consumo de lechuga es básico dentro de la dieta mediterránea y es que ayuda a mantener los niveles del colesterol bajos, elimina las toxinas y la grasa excesiva del organismo, contiene pocas calorías así que la hacen ideal en las dietas adelgazantes e incluso se aplica en forma de cataplasmas en dolores reumáticos. ¿Quieres recetas para este verano? Aquí te dejo un enlace con 1262 recetas exquisitas con la lechuga como ingrediente principal.
      Abrazos y salud

      1. Mis ensaladas suelen diferentes cada día, ya digo que le añado calabacín, zanahoria…lo que se presente, aso pollo y corto a trocitos, también la espolvoreo con sésamo!!!! no cocino pues para mi sola… pues no, pero en ensaladas soyu la reina.!!!!!

  4. De todo este artículo, lo único que conocía era la existencia del emperador Cesar Augusto, su ingente obra y su gran capacidad de trabajo en favor del imperio. No tenía ni idea de su mala salud y desconocía la existencia de su médico personal, el griego Antonius Musa. ¡Debió de ser un médico genial cuando consiguió que un hombre con tal cantidad de enfermedades, algunas realmente graves, llegase a los 76 años de edad!. Parece ser que la medicina griega era la más avanzada de la época.
    Por eso te doy doblemente las gracias por ilustrarnos en tan interesantes detalles de la Historia, Francisco Javier.
    Te deseo que pases una feliz semana, amigo.

    1. Hola Luis,
      un aspecto de su vida no tan conocido quizás, y sí, sorprende que acabara teniendo una vida tan longeva. En la antigua Roma la esperanza de vida de un recién nacido era solo de 21 años, muriendo 1/3 de ellos antes del año de edad. Si llegaban a los 10 años, podrían esperar vivir hasta los 44 años, y entre los que llegaban a los 20, muchos eran los que vivirían hasta casi los 50 años. Solo uno de cada mil esperaría llegar a los 80 años, nuestro emperador casi lo consigue.
      Abrazos y el próximo post cambiaré de tema, tocarán vikingos 😉

  5. No conocía a Antonio Musa. Muchas gracias por acercarnos a él. Gracias a este artículo ojearé tu blog que tiene muy buena pinta. ¡Ánimo y enhorabuena compañero!

    1. Hola Alejo,
      me alegra que descubrieras el blog y espero que te quedes durante muuuucho tiempo. Si te interesa el tema de la historia de la Medicina puede que encuentres más de un artículo de tu interés.
      Un saludo y bienvenido al blog y a los comentarios.

  6. Antonio Musa se quedó un día dormido debajo de un árbol de roble, sostenía su cayado en su mano derecha. Una serpiente se enrolló en su tranca después de picarle en el cuello. El dolor era insoportable y para soportar ocultó su cara bajo el brazo. La serpiente no se retiraba de su presencia, lo miraba con ojos rojos y sacaba la lengua repetidamente, como burlándose de su incapacidad de defenderse. No podía escapar… así que mejor se la llevó enrollada en su muleta. Luego, la lechuga hizo el resto, tal como en sus subsecuentes curaciones. Gracias, FJ, por dar estos avances de la medicina casera. Un abrazo, de montería.

  7. Creo que salvo al emperador Augusto, desconocía todos los demás detalles que apuntas en tu artículo. y que dan a conocer mucho más al personaje y su entorno, y como no a este galeno tan importante Musa , no solo ya por haber sanado al emperador, también porque abrió un camino de reconocimiento para los médicos de la época, y para las personas a ser atendidas por ellos, cosa sumamente importante.
    Nuevamente gracias y saludos Francisco Javier, así como todo mi reconocimiento a tu labor.

  8. Francisco; hay una pelicula de Augusto interpretada por Peter Otoole donde en una escena Augusto se introduce en una tina con hielo por instrucciones de su medico, me imagino Musa, para tratarle una fibre altisima que tenia el emperador. Interesante tu articulo. Evidentemente los medico de la epoca tenia su propia tecnologia, inclusive practicaban trepanaciones del cerebro, en una pelicula de la serie Roma se ve esta cirujia practicada en la cabeza de in legionario. Salve Francisco.
    Bill Morales desde Orlando Florida.

    1. Hola Bill,
      no recuerdo la película en cuestión pero sí la magnífica serie Roma que hace unos años vi. Por cierto, me la recordaste y creo que la recuperaré del olvido, puede que la vuelva a ver en estos días.
      Ave y bienvenido por los comentarios, en este caso desde Barcelona.

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