Cuenta la leyenda que Abderramán, emir de Córdoba, tenía en su palacio una fuente de mercurio y que con cierta ironía decía a los acusados de un crimen que tirasen una piedra en ella.
«Si se hunde eres inocente y si flota, eres culpable».
Por supuesto, todos terminaban condenados porque la alta densidad de este metal hace flotar las cosas más pesadas.
Mi amigo Carlos Fernández me propuso en el «libro de las caras» hablar sobre un tema que él conoce mucho mejor que yo, pero pensé que merecía tener su espacio en el blog. En Ciudad Real (España) encontramos una mina única en el mundo, Almadén, nombre dado por los musulmanes al-ma’din (La Mina). Formada hace unos 430 millones de años de su interior se ha extraído mercurio durante más de 2000 años y, junto al yacimiento de Idrija en Eslovenia, y algún otro, se obtiene la práctica totalidad de este mineral a nivel mundial. El mercurio era conocido por los griegos como agua de plata, siendo utilizado por los romanos para pintarse los labios o elaborar fuentes plateadas y por los alquimistas medievales para intentar transformar el plomo en oro. No será hasta hace pocos años que incluso lo aplicábamos en pequeña dosis en las heridas de los niños en forma de mercromina.


La mina de Almadén es el mayor yacimiento de todos con diferencia y de aquí se ha extraído un tercio de todo el mercurio que se ha utilizado a lo largo de la historia, en total, siete millones y medio de frascos, cada uno con 34,5 kg de mercurio – correspondiente a la unidad de cotización-.
Ya hablamos en el blog de las duras condiciones de trabajo de los esclavos en las minas de oro de las Médulas en tiempos del Imperio romano y en Almadén hay que añadir la toxicidad que originaba el material extraído. Se calentaba el rojizo cinabrio (sulfuro de mercurio) en grandes hornos, evaporándose y condensándose, formando el temido líquido por los presos. Según los relatos de aquellos tiempos «había una túnel que unía la cárcel con las minas, así que decían que el que entraba en Almadén no volvía a ver la luz del sol». Ese temor se basaba en la neurotoxicidad descrita en el siglo XVI por el enviado del rey Felipe II, Mateo Alemán, como temblores y espasmos, recibiendo el descriptivo nombre de baile de San Vito, así como el incremento del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y renales. Pero esto no impedía que durante cuatrocientos años se explotara por su gran valor tanto económico como también político.
Se tiene constancia de su extracción en Almadén ya en el siglo IV a. C. por los cartagineses, pero serán los romanos y después los musulmanes, quienes acrecentarán su explotación. Con el rey Alfonso VIII se entregarán al conde Nuño y a la Orden de Calatrava y a partir de 1512 los beneficios pasarían a las arcas reales, siendo poco después propiedad de la Corona de Castilla. En otra ocasión también hablamos del valioso apoyo que recibió el nieto de los Reyes Católicos, Carlos I de España y V de Alemania, por parte de Jacob Fugger para conseguir la corona como emperador, a cambio, este le asignaría las minas españolas de cobre, sal, oro y Almadén. Los Fúcares se beneficiarían de esta última hasta 1645, que será recuperada por la real Hacienda. A partir de entonces se irá ampliando y mejorando sus instalaciones hasta que a mediados del siglo XIX las deudas obligarían a la hacienda nacional a arrendar nuevamente la mina, en esta ocasión, a los Rothschild, una familia de origen judío dedicada a la banca que acabaría monopolizando la explotación del mercurio al hacerse con la exclusividad de Nuevo Almadén (unas minas recién descubiertas en la zona) y las de Idrija en Iralia, posteriormente, en 1921, volvieran a manos de la Hacienda.
Desde que la Unión Europea prohibiera en el año 2011 el uso de mercurio debido a su elevada toxicidad, su demanda bajó drásticamente. Esto ha provocado el cierre de la mina de Almadén a pesar de que en su interior queda mucho mineral por extraer y encontrarse sus instalaciones en perfecto estado de conservación. Hoy, son Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y pueden visitarse. Bajar a sus profundidades es un viaje en el tiempo que nos traslada a un pasado lleno de penurias, sudor y muerte, pero merece la pena, sin lugar a dudas.
Un video:
Crónicas-Almadén (rtve)
Para saber más:
Parque Minero de Almudén (video)
Web del Parque Minero de Almudén
Una curiosidad…
¿Podría una persona caminar por una piscina llena de mercurio?
Links fotos:
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