
Nos regimos muchas veces por estereotipos que lejos de ser ciertos distorsionan la realidad en la que vivimos. La propia palabra » steréotype » es un neologismo creado en la Francia de 1796 que se empleó para algo que no tiene nada que ver con la utilización que hacemos ahora de ella, sino que designaba una impresión tomada de un molde de plomo que se utilizaba en imprenta en lugar del tipo original. Cincuenta años después el término sería adoptado como metáfora para reconocerse por la Real Academia Española como «una imagen estructurada y aceptada por la mayoría de las personas como representativa de un determinado colectivo». Pero nada más lejos de la realidad…
Estereotipos siempre han habido como cuando los artistas en Estados Unidos pintaban a los mexicanos revolucionarios como unos borrachos, lascivos e ignorantes, mientras que se pintaban a sí mismos como héroes y sus salvadores. Los medios de comunicación y las nuevas redes sociales se han convertido en vehículos de extraordinaria influencia, y en el caso de los estereotipos comprobamos que cada día son difundidos por todos los rincones del mundo. Puede que en la actualidad se intente dar una imagen más abierta pero bastan solo unas horas delante de un televisor para comprobar lo contrario. Pueden tener carácter social, cultural y racial, pero de una manera u otra, asumimos muchos estereotipos como ciertos, algo que puede originar prejuicios y estos llevarnos a mantener conductas discriminatorias y en ocasiones peligrosas.
Dicho esto, veamos algunos estereotipos desde su vertiente sana y humorística, porque todos debemos reírnos de unos mismos y como se suele decir, ser hombre es ya por sí mismo una circunstancia atenuante. Seguro que os identificaréis con alguno de ellos, y es que no es lo mismo cómo se ve uno que cómo le ven los demás.
Los argentinos son criticados por considerarlos arrogantes y creerse superiores a todo el mundo; la forma de ser de los chilenos es reprochada por algunos argentinos y uruguayos; los paraguayos aprecian a los españoles y brasileños, y… es que estos últimos caen bien a todos porque son alegres, simpáticos y acogedores. 😉
¿Cómo nos ven a los españoles desde otros países?
Vagos por hacer la siesta a diario después de comer; siempre gritando; comiendo mucha paella (por cierto, no es nuestra comida típica sino de la Comunidad Valenciana), y bebiendo café y sangría; los camareros no saben hablar bien inglés (bueno, puede que esto sea cierto). Nos vuelve locos la tortilla, el flamenco y los toros. Los italianos nos definen como alegres, fiesteros, simpáticos y perezosos; los japoneses como religiosos, tradicionales, divertidos, pasionales y morenos, muy flamencos y viviendo en casas construidas por Gaudí; en Sudamérica piensan que como europeos que somos, nos sobra el dinero, mientras que para muchos asiáticos ni tan siquiera existimos porque somos un país subdesarrollado.
¿Cómo nos vemos los españoles de nosotros mismos?
Los aragoneses, cabezotas, tozudos pero nobles y nada perezosos; Los castellanos, poco ahorradores, con mucho amor propio y tradicionales; los madrileños se ven a sí mismos como un pueblo abierto y hospitalario, aunque el resto los considere chulos y orgullosos; los andaluces amantes de las fiestas y poco trabajadores, generosos y acogedores pero muy fanfarrones; los catalanes, separatistas, tacaños, emprendedores, orgullosos e inteligentes; los gallegos, desconfiados, supersticiosos, hogareños, cerrados y sencillos; los vascos, duros, poco dados a reírse, francos, robustos, amantes de su tierra, separatistas y de buen comer.
Y ahora que mencionamos a los vascos, hablemos del misterio que envuelve a su origen. Hipótesis, todas las que queráis, algunas más plausibles que otras pero ninguna concluyente, si es que hasta existe el mito de que los vascos provenían del nieto de Noé, Tubal. Entre ellas destacan las que defienden su origen autóctono, el vascoiberismo, el origen caucásico y el afro-asiático. Se han estudiado su idioma, el euskera (por cierto, este ha influido en las lenguas romances españolas); la antropomorfología de los vascos, su genética y hasta su ADN mitocondrial, con interpretaciones de los resultados muy dispares. Quizás destacaría el hecho de tener el grupo sanguíneo O con más frecuencia de todo el continente europeo y el Rh negativo en cerca del 30% de individuos, así como el tipo B más bajo. El estudio realizado por el catedrático de genética humana de la Universidad de Oxford, Bryan Sykes, afirmaría tras analizar el ADN mitocondrial en el año 2001 que los vascos están estrechamente emparentados con el resto de los europeos y pertenecen en su mayoría al «clan Helena», un clan que surgió hace 20.000 años entre los valles del Dordoña y Vezere en el sur-centro de la actual Francia. En 2007, el genetista Spencer Wells, director del Genographic Project de National Geographic señaló que los vascos son genéticamente idénticos al resto de los íberos, aún así con ligeras frecuencias distintas, propias de una población aislada, que podría explicar que un tipo de Parkinson hereditario afecta más a la población guipuzcoana que al resto. Lo más probable es que estas peculiaridades genéticas de los vascos se deban más a factores ambientales y patógenos debidos a que han sido una población relativamente aislada durante milenios, y no tanto a su origen.
Así pues, los españoles no vivimos solo en Madrid y Barcelona, no nos pasamos el día de fiesta, no tenemos la piel morena y el pelo castaño, no dormimos la siesta a diario, esto último una verdadera lástima, ya que el 60% nunca se la echan aunque se ha demostrado científicamente que dormir un rato a mitad del día es beneficioso para prevenir problemas del corazón, disminuye el estrés y la tensión arterial, facilita el aprendizaje y aumenta la concentración.
Aunque es un tema serio me he permitido la licencia de darle una pincelada divertida que espero no ofenda a nadie -nada más lejos de mi intención- y como en tantos otros problemas de este mundo encontramos la solución en una sola palabra: educación. Espero vuestras opiniones y comentarios que seguro, se harán como siempre desde el respeto y, porqué no, también con ese punto de humor que siempre se agradece.
Por cierto, un saludo a mis amigos vascos, gran tierra, mejor pueblo.
Trailer de la película «Ocho apellidos vascos», ¿cómo, todavía no la has visto?
Y un poco más de humor, de buen rollo… (solo para mayores de 18 años, bueno, puede que al paso que vamos no)
Para saber más:
Estereotipos según la psicología
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