Las conquistas de Augusto hicieron grande al Imperio y por todo su territorio se crearon edificios y obras de ingeniería que aún maravillan a los arquitectos de nuestros tiempos. Han pasado dos mil años y siguen en pie parte del Acueducto de Segovia, el Coliseum, el Panteón, arcos, templos.., cuando hoy en día las construcciones modernas en hormigón comienzan a desgastarse a los 50 años, siendo concebidas para durar poco más de un siglo. Y es que el hormigón romano tenía un ingrediente que lo hacía más resistente al paso del tiempo, a las inclemencias del tiempo e incluso al contacto del agua marina: las rocas y cenizas volcánicas.
El padre de este hormigón es Marco Vitruvio Polión, arquitecto en las campañas militares de Julio César durante su juventud y autor del tratado de arquitectura más antiguo que se conserva, De Architectura, conocido como Los Diez Libros de Arquitectura y dedicado al emperador Augusto. Se trata de un compendio de todos los saberes arquitectónicos de su tiempo en el que dedica sus primeros siete libros a la construcción de edificios y los tres últimos a la tecnología romana.
Vitruvio advirtió que no debía usarse plomo para conducir el agua potable al intuir que podía ser causa de enfermedades; describió grúas, poleas, máquinas de guerra y asedio; la construcción de relojes de agua y de sol; el uso de la primera máquina de vapor o eolípila; instrumentos topográficos; hipocaustos; ruedas hidráulicas que podían multiplicar por veinte la cantidad de trigo que molían por hora dos esclavos y ruedas hidráulicas de paso inverso utilizadas en las inmensas termas de Diocleciano y Caracalla; el tornillo de Arquímedes y… bueno, lo dejo aquí porque no acabaríamos nunca. Fue todo un genio de su época, representando como pocos lo que significa etimológicamente en griego la palabra arquitecto, es decir, maestro constructor. Aún se recuerdan las tres virtudes que indicó que debían tener ciertos edificios públicos: ser sólidos, útiles y hermosos.
Puede que uno de sus mayores logros fuera describir materiales de construcción que resultarían ser tan resistentes que sobrevivirían a la caída del Imperio romano. Muestra de ello es el hormigón utilizado en la red de alcantarillado de Roma o en los puertos, especialmente resistente a pesar del continuo contacto con el agua, y entre ellos destaca el puerto construido en la costa de Israel, en Cesarea Marítima, el primer puerto artificial del mundo, construido con un cemento hidráulico hecho de arena volcánica puzzoliana de Santorini, capaz no solo de resistir sino de endurecerse bajo el agua del mar. Desgraciadamente, no quedan más que restos de lo que en un día fue su rompeolas de más de 457 metros de longitud y su muelle de 152 metros, pues un terremoto lo destruiría fatalmente alrededor del año 130 d. C.
Esta avanzada tecnología caería en el olvido durante la Edad Media y no sería hasta finales del siglo XVIII que se recuperaría el uso del hormigón en la construcción hasta convertirse en material esencial hasta la actualidad.
Su obra De Architectura, se imprimió por primera vez en Roma en 1486, publicándose después en la mayor parte de países, sentando las bases de la arquitectura Renacentista e influyendo en las obras de artistas como Leon Battista Alberti, Miguel Ángel y Leonardo da Vinci, quien se basó en las indicaciones de Vitruvio sobre las proporciones del hombre para su famoso dibujo el Hombre de Vitruvio que se conserva en la Galleria dell’Accademia, en Venecia.
Para saber más:
Los diez libros de arquitectura
Links imágenes:
Que gran placer me produce leer tus notas Francisco!!!, cuantas cosas descubro en ellas. Muy interesante la de hoy.
Hola Nilo,
la antigua Roma es apasionante la mires como la mires. Sus logros, sus construcciones, sus conquistas, todo ello impresiona.
Saludos y mil y una gracias por tus amables palabras.
Hola Francisco.
Después de trabajar sobre algunos textos antiguos creo que son muchas y diversas las evidencias que permiten vislumbrar que la sombra que el nombre de Vitruvio proyecta, y que hasta nuestros días alcanza, no es otra que la de la figura verdadera del mejor arquitecto romano de la historia: Marco Vipsanio Agripa (Marcus Vipsanius Agrippa).
No es posible imaginar como no pudieron coincidir durante la “década prodigiosa” de los años veinte del siglo I a.C. dos arquitectos tan excepcionales como Vitruvio y Agripa, en la misma ciudad de Roma y bajo la protección de Augusto, y que mientras uno escribía el mejor y más completo tratado sobre arquitectura clásica, el otro proyectaba y ejecutaba las más grandiosas obras de edificación y urbanismo del mundo romano.
Ver: http://www.arqweb.com/vitrum/index.asp
Actas del XI Congreso de Expresión Gráfica Arquitectónica. Congreso Internacional de Expresión Gráfica Arquitectónica. Funciones del Dibujo en la Producción Actual de Arquitectura (11). Num. 11. Sevilla y Sanlucar de Barrameda. Universidad de Sevilla. 2006. Pag. 479-486
Carlos Sánchez-Montaña
Arquitecto
Hola Carlos,
magnífico aporte que adquiere más importancia si cabe al ser de la profesión de Vitruvio 😉
Augusto presumió de «haberse encontrado una ciudad de ladrillo y dejado una de mármol» gracias en parte a los grandes servicios que le proporcionó Agripa, pero no solo en la Ciudad Eterna, entre los años 16 a. C. y 15 a. C., fue el encargado de construir el Teatro romano de Augusta Emerita, actual Mérida.
Con tu permiso dejo en tu comentario este otro link que encontré interesante para quien quiera leer en libro De Architectura de Vitruvio.
Saludos y gracias por animarte a participar en esta sección del blog.
Gracias franciscojaviertostado: un buen tema muy interesante; con tu permiso,
lo voy a reenviar a mis amigos, saludos afectuosos.
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Hola Alejandro,
tienes todos los permisos y más. Agradecido…
Otro gran saludo para ti
Pregunto, mas no afirmo: en las construcciones romanas de entonces, no se utilizaba cal también, juntamente con la argamasa? Y, eso, la cal, no endurecía y hacía mucho más resistentes, aún en el tiempo, las construcciones?
Por supuesto, mi agradecimiento y reconocimiento a tu enriquecedora e ilustrativa labor, para quienes disfrutamos de ella. Gracias!
Hola Sebastián,
la cal se conoce desde muy antiguo, incluso se ha encontrado en el asentamiento de Çatal Höyük, en la actual Turquía, así que hablamos del miles de años antes de que irrumpiera la antigua Roma. Los griegos la utilizaron para estucar paredes, pero serán los romanos quienes la utilizarán en sus edificios confeccionando morteros uniendo piedras. La cal la obtenían quemando la piedra calcárea a unos 1000 grados y el recipiente donde se echaba la cal junto con otros materiales era conocido como mortarium (mortero). En el Capítulo 2 Apartado 8 de los libros de arquitectura de Vitrubio, encontramos la proporción ideal para el material «una parte de cal por dos o tres de arena, preferiblemente la volcánica que se encontraba cerca de Pozzuoli. se le añadía teja machacada o cerámica y agua en proporción. Tras espesarse, se vertía sobre un encofrado relleno de piedras, y la mezcla fraguaba consiguiéndose el indestructible cemento romano (opus caementicium)», una de las grandes aportaciones de Roma al mundo.
No soy el más idóneo para contestarte, lo dejo para algún amigo que tenga más conocimiento de ello, pero también utilizaban otros materiales en sus construcciones (depende de la época que estemos hablando) como la madera y el mármol. El opus caementicium permitió cubrir espacios monumentales con arcos y bóvedas, pero también se utilizaron otras variedades como: la cal y piedras, opus incertum, utilizado en tiempos de Sila; el opus reticulatum, con cal y piedras de tufo dispuestas reticularmente, sobre todo utilizadas con el emperador Adriano; el opus tectorium, usado en pilastras y molduras para embellecer los muros; el opus testaceum, con ladrillos y tejas; y el opus quadratum, similar al hormigón. En el caso del Coliseo, se utilizaron ladrillos y hormigón, siendo recubierto después con piedra.
Saludos y bienvenido
Lo voy a reenviar,tal cual sale en tu blog, para que mis familiares se interesen, y puedan llegar hasta tus interesantes escritos.
Espléndido como siempre.
Abrazos.
Hola Stella,
agradecido de que quieras compartirlos con ellos, siempre agradecido.
Abrazos
Hablar del Hormigón es pensar en el sentido de dureza y resistencia que tienen las construcciones, lo concreto; lo convencional al conocer su peso específico, determinado por su densidad, su peso volumétrico y su masa unitaria, dicen los conocedores. Claro, según sus proporciones al combinar materiales. Esto lleva a encontrarnos con varias clases de Hormigón : pesado, normal y ligero. Hay que significar la característica principal : Resiste muy bien los esfuerzos de compresión. Para dar mayor resistencia y versatilidad es necesario combinarlo con ciertas armaduras de acero,para prerreforzarlo, en algunos lugares. Gracias, FJ, por este recuerdo de la fijación objetiva concretizadora en la construcción de obras aquitectónicas y de ingeniería en aquellos tiempos como edificios, puentes, diques, puertos, canales, túneles y carreteras. Un abrazo, reforzado.
Hola marimbeta,
dicen que una imagen vale más que mil palabras. Aquí dejo todo el ingenio y la firmeza de sus impresionantes construcciones.
Abrazos mezclados
Hola Javier, quise ser la primera en leerte y comentarte tu post del lunes, pero resulta que soy la última del viernes ¡que se le va a hacer!
Por ahí había leído que el secreto de las construcciones romanas era la ceniza de volcán, me pregunto si de cualquier volcán y en ese caso ¿por qué en otras partes en que los volcanes arrojan ceniza no se usa? pregunta retórica, jajaja.
Me encantó enterarme por qué el Hombre de Vitruvio de Leonardo se llama así.
Feliz semana, con muchos abrazos de luz
Hola Silvia,
sí, así es, como le decía a Sebastian unos comentarios más arriba es el propio Vitrubio el que dice en uno de sus libros de arquitectura que la proporción ideal para el material es “una parte de cal por dos o tres de arena, preferiblemente la volcánica que se encontraba cerca de Pozzuoli». Imagino -es solo una suposición- que no todos los volcanes emiten los mismos componentes ni la misma proporción de ellos, así que no todos deben de ser iguales en este sentido, aunque por si acaso, yo no estaría muy cerca de ninguno de ellos porque calor seguro que sí desprenden 😉
Abrazos de luz y perdona que estos días no pueda entrar tanto en tu blog pero estoy teniendo unas semanas…
Hola Javier, sí es de suponerse que cada zona tiene diferentes componentes, no sé si los aztecas usaban las cenizas del Popocatépetl, lo que sé es que usaban la baba del nopal como aglutinante para unir las piedras de sus construcciones y la he usado en lugar de aguarrás como diluyente y aglutinante para mis pinturas al óleo, pero eso es otra historia.
Te cuento, he vivido cerca del Popocatépetl y más de una vez he quedado como «Cenicienta», bañada en cenizas, ¡es horrible!
Espero que pronto tus días sean más tranquilos y que puedas pasarte por mis blogs.
Abrazos de luz
¡Ostras!
Grandiosa lectura, me atrapo, gracias por compartirla.
Hola Carlos,
¡je, je, je! veo que te estás poniendo al día con los artículos del blog 😉 No sé si los podrás leer todos (ya hay más de 700 publicados) pero estás invitado a hacerlo.
Saludos