El alunizaje de Katherine Johnson

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apolo XI
Vista del módulo lunar «Águila» (Eagle) regresando desde la superficie de la Luna hacia el módulo de mando «Columbia» (Foto de Michael Collins). Haz clic en la imagen para ampliarla.

La llegada del hombre a la Luna significó un gran hito de la Humanidad. Incluso en la actualidad volver a enviar a un ser humano implica grandes riesgos y los imprevistos se podrían contar por miles. Imaginaros lo que representó hacerlo cuarenta años atrás, en 1969, con una tecnología que hoy en día ha quedado más que superada.

En esa hazaña destacaron los nombres del comandante Neil Armstrong y el resto de astronautas que le acompañaron en la misión espacial Apolo XI, pero no hubiera sido posible sin la osadía e inteligencia de muchas otras personas que trabajaron en la sombra. Hoy hablaré de una de ellas, una mujer que resultó ser imprescindible para el éxito de la misión, una mujer negra de nombre Katherine Johnson.

The computers

Como en otras ocasiones muchos avances de la ciencia han sido posibles gracias a personajes injustamente olvidados (o simplemente ignorados) por su sexo o raza -os invito a leer otro artículo del blog al respecto- y en los años 50 del siglo pasado, a pesar de que ya imperaban las leyes de segregación racial en los Estados Unidos, los prejuicios raciales estaban muy presentes.

El National Advisory Committee for Aeronautics, conocida como NACA, fue el organismo predecesor de la NASA y por aquél entonces buscaba nuevos empleados para sus proyectos. Uno de los puestos a cubrir en el Departamento de Orientación y Navegación era el de “calculadoras” (“computers” en inglés). No debemos pensar en ellas con el significado que damos actualmente sino que entonces se referían con este nombre a las personas, normalmente mujeres, que se encargaban de realizar las operaciones necesarias para hacer posible los estudios que permitirían después llevar a cabo los proyectos espaciales.

Entonces no existían ordenadores así que ellas realizaban su trabajo con solo un lápiz, un papel, alguna que otra calculadora tipo Monroe, Marchant o Friden, y su propia inteligencia. Se calcula que entre 1935 y 1979 trabajaron más de mil mujeres como “calculadoras” en el Langley Research Center de Virginia, entre ellas solo 80 afroamericanas, sobresaliendo entre todas nuestra Katherine Johnson, quien se encargaría de realizar los cálculos necesarios para llevar al hombre a la Luna.

Su vida

katherine johnson
Katherine Johnson en su puesto de trabajo de la NASA.

Nació en el estado de Virginia en 1918 y ya destacaría de joven por su pasión e innata inteligencia matemática. Con 18 años se graduaría con honores en bachiller, pero siendo mujer como era, debió renunciar a la investigación para dedicarse a su familia hasta que un pariente le avisaría que la NACA buscaba empleados, era el año 1950, firmando por fin un contrato de trabajo con ellos tres años después.

Participó en el primer viaje espacial de los EE. UU. calculando la trayectoria que habría de seguir la nave Mercury que transportaba al astronauta Alan Shepard, algo que hoy en día cualquier persona podría conseguir con un programa adecuado y apretando una tecla de su ordenador. Entonces muy pocos podrían hacerlo con precisión y una de ellas era Katherine Johnson…

Dejadme hacerlo. Decidme cuándo y dónde lo deseáis en la Tierra y os indicaré cuándo debe despegar.

Nunca fallaba en sus cálculos y la confianza que depositaron en ella fue tal que cuando ya se disponía de los ultramodernos (pero todavía primitivos) equipos informáticos, la NASA seguía confiando en Johnson para supervisar los cálculos efectuados por los ordenadores.

Participaría en el primer vuelo orbital de John Glenn en 1962 y cuando ese mismo año el presidente Kennedy se propuso enviar al hombre a la Luna, Johnson formaría parte del equipo. Realizó los cálculos que requería el histórico alunizaje sin ningún margen para el error, así confiaron todos en ella.

Seguiría trabajando para la NASA hasta el año de su jubilación en 1986, y tiene el honor de ser la única mujer de la organización condecorada con la Medalla de la Libertad, concedida en 2015.

Katherin Johnson
Katherine Johnson mira el estreno de «Hidden Figures» después de una recepción en la que fue honrada junto con otros miembros de la segregada división de ordenadores del área oeste de Langley Research Center, el jueves 1 de diciembre de 2016. Foto NASA/Aubrey Gemignani.

Alguno de los muchos retos…

En aquella época uno de los grandes retos a los que se enfrentaron los científicos fue crear un ordenador lo suficientemente pequeño como para poder incorporarlo en el Apolo XI -debemos recordar que podían alcanzar el tamaño de una habitación-, una máquina cuya memoria no era ningún circuito integrado como hoy en día, sino un sistema de cables y bobinas tejidas a mano por mujeres que trabajaban en la empresa de Massachusetts.

Superado ese reto tampoco quisiera olvidarme de otra gran mujer cuya participación también resultó ser clave para el alunizaje, Margaret Hamilton, quien escribió el código que formaba parte de la computadora guía del Apolo XI y que permitió crear un sistema de vuelo para llegar a su destino, un código cuya extensión equivaldría a más de quince libros, pero dejo para otro artículo hablar de ella…

Recientemente se ha estrenado una película que pretende ser un tributo a Katherine Johnson y ese grupo de mujeres afroamericanas expertas en matemáticas que ayudaron desde la sombra a la NASA a ganar la carrera espacial contra Rusia (podéis ver el trailer en español en el link de abajo).

Una película

Hidden Figures (2017)

Para saber más:

Las mujeres que cosían el ordenador del Apolo

La mujer en la ciencia 

Información basada en eldiario.es

13 comentarios

  1. Me pareció muy interesante la película cuando se estrenó, todavía no he tenido ocasión de verla pero ahora, con este post tan chulo, se me doblan las ganas de conseguirlo!!

  2. Me has hecho tener ganas de ver la película, la historia que nos cuentas es muy interesante. Ya sabemos que en el cine las historias…… pero si tiene esta base, puede ser buena.
    Gracias por compartir
    Un abrazo

    1. Hola Cristina,
      en ocasiones las películas ayudan a mostrar personajes olvidados que han sido relevantes de una forma un otra al progreso de la ciencia y de la humanidad. Como le decía a Bea, si tienes la oportunidad, mírala.
      Abrazos 😉

  3. Claro, Katherine tenía todo lo que se buscaba, todo lo que se deseaba, todo lo que se amaba… ella lo tenía todo.Desde dentro de su corazón, tan noble, tan atraído a los cálculos, sus latidos golpeaban, repicaban, llamando a los números, exactos. No fallaban. ¡Qué película! Salir de la sala de cine, extasiado, anonadado por tanta maestría. Era esbelta, como el trigo, frágil como la línea de su cuerpo al que representaba. una gran enamorada de las matemáticas exactas. Ató todo, hasta las charcas donde aterrizaría aquel Apolo. Enorme ordenador con base en cables y bobinas. ¡Toda una tejedora! Gracias, FJ, Todavía la ciencia está a las puertas, esperando por nuevos descubrimientos. Abrazos, codiciados, prohibidos, ofrecidos a los ojos.

    1. Hola marimbeta,
      la ciencia todavía está en pañales, estoy convencido de ello. Esperemos que la idiotez humana sepa gestionar los avances que se consigan en los próximos años, eso es lo único que espero.
      Abrazos futuros

  4. A veces una se pregunta por qué el mundo va hacia adelante y luego hacia atrás. La inteligencia no tiene nada que ver con el color de la piel o con el sexo. Esta es una muestra de ello. Estaré al pendiente de la película. Vi el trailer y me emocioné. Cosas grandes suceden cuando somos capaces de ver a un ser humano, no a un color, sexo, ideología política o religión. Me encantó esta entrada.

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