La circuncisión es una práctica quirúrgica que aún siendo del pasado sigue estando muy presente en nuestros días. Si me lo permitís, en el artículo de hoy me gustaría seguir donde dejé el anterior, incidiendo en los aspectos médicos que también conlleva.
Durante el Renacimiento
La nueva manera de entender el arte en el Renacimiento hizo ver la figura humana de forma natural, así, encontramos muchos ejemplos en los que se muestran penes con su prepucio, no circuncidados: El hombre de Vitruvio de Da Vinci, la Expulsión de Adán y Eva del Paraíso, de Masaccio, y cómo no, el David y la Creación del hombre, de Miguel Ángel.
En pueblos de África
Aunque depende de la tribu que estemos hablando, podríamos decir de manera general que en el continente africano se consideraría un rito que manifestaría el paso del varón a la madurez de la vida. Una excepción a esto lo encontramos entre los etíopes Konso, que la realizan a los 60 años, momento considerado como el final de la vida sexual. En Madagascar, encontramos una curiosidad que no deja de ser sorprendente: durante el ritual de la circuncisión, el prepucio se fríe para después comérselo un miembro anciano de la comunidad o un tío paterno, así el niño puede vivir tanto como él.
A partir del siglo XVIII
Comenzaría a indicarse la circuncisión por razones médicas, al atribuírsele beneficios en el asma, las hernias, la epilepsia, la enuresis e incluso para curar el alcoholismo (no me preguntéis el porqué) y hasta para curar el homosexualismo. Además, comenzaría a cuestionarse la masturbación…
Hace ya un tiempo publiqué en el blog el post «La masturbación… una historia de pecado» en el que hacía referencia al libro publicado por el médico Samuel Tissot en 1774 «El onanismo». Ciertamente este médico suizo tenía gran credibilidad y describió el «mal de la masturbación», un acto que podría ocasionar enfermedades físicas. Entre otras cosas se llegaría a declarar que…
(…) la masturbación era más perniciosa que los excesos cometidos con las mujeres, inclusive con prostitutas.
Fue tanta su influencia que sus ideas persistirían hasta el siglo XX, así como también fue uno de los motivos que se incrementaran el número de burdeles y enfermedades de transmisión sexual como la sífilis.
Otro «protagonista» en este tema lo encontramos en el siglo XIX, concretamente en los Estados Unidos de Norteamérica, donde el Dr. John Harvey Kellogs, sí, el inventor de los cereales del mismo nombre a quien también dediqué un artículo en el blog, enumeró hasta casi cuarenta signos de degeneración ocasionadas por la masturbación. Hasta recomendaba a los padres que espiaran a sus hijos (también a las niñas) para evitar que recurrieran a ella.
Durante el siglo XX
La casi ausencia de cáncer de pene entre los hombres judíos y la poca incidencia de cáncer de cuello uterino en las mujeres judías, hizo pensar que la circuncisión jugaba un papel importante en ello. También se llegaría a proponer a todo aquél que se alistara en la Segunda Guerra Mundial al asociar la disminución en la incidencia de enfermedades de transmisión sexual entre los soldados circuncidados.
Recientemente, la OMS refiere algún artículo en el que apuntaba a la circuncisión como una práctica que disminuiría del contagio del VIH (Circumcision reduces risk of HIV infection in men. Bull World Health Organ, 82(5):394-395, Mayo 2004). Según otros estudios, los hombres circuncidados tienen un riesgo 70 % más bajo de contraer el virus del sida en una relación sexual con una mujer infectada.
Para explicarlo se encuentran distintas teorías: unas, dicen que el tipo de células consideradas puerta de entrada del VIH se encuentran en el prepucio; otras, lo explican al decir que en lugar de actuar contra el VIH directamente, la circuncisión ayuda a prevenir otras enfermedades de transmisión sexual que facilitan la infección por el virus.
En la Conferencia Internacional de Sida del año 2012 se propuso la circuncisión como una de las formas más efectivas para combatir la epidemia de VIH, pero los expertos también recomiendan su práctica con cautela, ya que su realización no protege del virus del sida y hay que seguir usando el preservativo en las relaciones. Así mismo, muchos de los contagios se producen entre los consumidores de drogas intravenosas, y los estudios se realizaron básicamente en heterosexuales.
En una investigación realizada por varios grupos científicos internacionales sobre dos estudios clínicos con más de 3000 hombres sanos de edades comprendidas entre los 15 y los 49 años, y publicada en la revista «New England Journal of Medicine» se afirma que la circuncisión reduce de manera significativa el riesgo de los hombres de padecer VIH, herpes genital y virus del papiloma humano, aunque no protege contra la sífilis. Así pues, la circuncisión podría considerarse como una técnica muy útil en áreas como África donde estas enfermedades de transmisión sexual presentan una elevada prevalencia.
Complicaciones de la circuncisión
Aunque no es una cirugía compleja, no está exenta de riesgos y entre el 1,5 y el 5 % pueden presentar complicaciones como sangrados, infecciones, meatitis, quistes de inclusión en la línea de la incisión, linfedema, fístulas, hipospadias y epispadias…
Comprobamos cómo la circuncisión tuvo y sigue teniendo gran importancia en las distintas culturas. Ya fuera como parte de ritual de sacrificio, como ofrecimiento de fertilidad, como signo de madurez de un varón, como marca de humillación a un enemigo, como estrategia antimasturbatoria, o incluso, como higiene y profilaxis de enfermedades, su aplicación sigue tan vigente como hace miles de años atrás, y no, la circuncisión no proviene de los judíos, sino de mucho tiempo atrás.
Para saber más:
Otros artículos sobre la Circuncisión masculina y el riesgo de ETS: (I) (II)
Links imágenes:
Cheskel Dovid; Jörg Bittner Unna
Información basada en el artículo del Dr. Julio César Potenziani Bigelli “Historia de la circuncisión y su trascendencia en las diferentes culturas de la humanidad”
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