Los antiguos Juegos Olímpicos, llamados así porque se celebraban en las llanuras de Olimpia, en Grecia, datan al menos del año 776 a. C. Será a partir de esta fecha que se documenten los primeros registros gracias al catálogo realizado por Hipias, el Sofista. No se conservan las marcas que allí se registraron en las distintas competiciones atléticas aunque testimonios de autores como Pausanias en el siglo II y por las excavaciones realizadas en Olimpia entre 1875 y 1881 se encontraron unas inscripciones con el nombre de algunos ganadores. Así es como conocemos el nombre del primer campeón olímpico conocido de la historia, un cocinero de Élida, Koroibos de Elis (Corebo de Élide) ganador de la única prueba que se disputaba entonces, la prueba de carrera, y se le premió con una… manzana.
Pero quería mostraros otra curiosidad muy poco conocida de los Juegos, concretamente un récord que encontré el otro día ojeando el Libro Guinness que hace referencia al salto de longitud masculino.
El 25 de mayo de 1935 y con un viento a favor de +1.5 m/s Jesse Owens saltaría hasta los 8,13 metros. Lo cierto es que en ese día batió hasta tres récords mundiales si contamos las otras modalidades atléticas que participó. Esa plusmarca en salto de longitud no se batió hasta 25 años y 79 días después, cuando un compatriota suyo, Ralph Boston, saltara hasta los 8,21 metros.
Pero este récord queda en nada si lo comparamos con el que protagonizó un espartano, claro, no podía ser otro, de nombre Chionis. Su hazaña consistió en saltar nada menos que 7 metros y 5 centímetros en la prueba de pentatlón, una marca que no sería superada hasta los Juegos Olímpicos de 1896 y que permanecería entre los ocho primeros en los siguientes diez Olimpíadas. Así pues, su marca personal permanecería imbatida durante más de… ¡2000 años! ¡Todo un récord y una hazaña espartana!
Sócrates y Aristóteles fueron seducidos por los Juegos y será tras mil años de competición cuando por orden del emperador Teodosio I en el año 393 d. C. desaparecieran por considerarlos un culto pagano. Hoy, la ciencia, los innovadores métodos de entrenamiento y las ganas de superación hacen que se superen marcas que hasta hace poco parecían infranqueables. Sin embargo, no creo que ninguna tarde otros 2000 años en ser superada como la de nuestro osado espartano.
Para saber más:
Historia de los Juegos Olímpicos Helénicos
Link imagen:
Pero, claro, la genética, la dieta, el progreso médico de varias especialidades lleva a seguir superando records en cada olimpiada. Y ademàs hay razas que parecen más preparadas para ello, sobre todo de color, luego están los del Este que han hecho alguna «trampilla» ¡¡con las hormonas!! Anda Francisco escribe algo sobre esto último
Hola Gustavo,
a pesar de los tramposos, el cuerpo humano no conoce límites… Puede que los atletas de antes fueran más Olímpicos que los de ahora. ¡Llámame nostálgico!
Abrazos
Bravo por los espartanos!!!
Hola melbag,
y por todos aquellos que tienen verdadero espíritu de superación.
Saludos
🙂
😀 😀 😀 ¡Una manzana! Igualito que ahora. Entonces sí que podía afirmarse que lo importante era participar y no ganar 😉
Hola Nona,
por desgracia hoy todos quieren ganar. De hecho, dicen algunos que el segundo es el primero de los perdedores, ¡lástima!
Saludos
Lástima, pero la realidad pura y dura .La filosofía de la sociedad occidental, nos guste o no, es esta y eso es lo que enseñamos y exigimos. Eso es lo que vemos en la publicidad, en la enseñanza… O estás al 110% en todos los aspectos o no sirves.
Tener ese sueño perfecto, que te envuelve y, te hace despertar. Pronto llegarás a la meta, no sin muchos esfuerzos. Jadeante por el camino recorrido. Es la única manera de arreglar sueños. Es sentir la claridad que significa tener un dominio completo de la pista, corriendo sin desmayar, seguro de ti, conciso y pragmático de la situación general de un sueño. Es el feliz recorrido de la flecha queriendo encender el pebetero, en el justo momento, sin un segundo de atraso. Es como estar en un desierto de decisiones, esperadas. como querer trepar a un acantilado o, no encontrar la sombra de ningún árbol que te marque el camino. Sueños que envuelven en esos juegos Olímpicos. Competir para ganar, es como mirarse las manos para ver cuánta fuerza tienes para alcanzar el poder de subir el podio y ponerte la medalla anhelada. Todo hombre que caza poder no tiene ningún límite en su soñar. La medalla de oro la gana el que tiene las señales precisas, el que aprendió de sus tropiezos al correr sin dirección, pero, el carril de la pista te indica el cómo moverte, con el viento. Porque cada vez que miras una cosa en tus sueños, esa cosa cambia de forma. Hay que mantenerlas a la vista para que no cambien tus sueños. Gracias, FJ, por recordara los récords Olímpicos. Abrazos competitivos, con las señales divinas.
Hola marimbeta,
caer para levantarse. ¡Qué difícil pero a la vez cuánto se aprende de ello! Los deportistas, de élite o no, saben mucho de ello. Una enseñanza de vida, sin duda alguna.
Abrazos de podio
Del de Owens si que estaba enterado, pero lo del espartano……fuera de juego, ja jaja
Un abrazo !
Hola Francisco,
Owens bien pudo catalogarse como espartano, en todos los sentidos.
Abrazos
Seguro que sí, un abrazo!