El 5 de septiembre de 1638 nació en el Palacio de Versalles, Luis XIV, futuro rey Sol. El embarazo y el parto recibió todos los cuidados y atenciones que en aquellos tiempos podían darse como fiestas y peregrinaciones religiosas, prácticas piadosas y consejos de médicos como el Dr. Juan Alonso y de los Ruices Fontecha, que aconsejaba lucir ricos diamantes y esmeraldas para impedir el fatídico aborto. No era para menos, ese recién nacido era el elegido para suceder a su padre, Luis XIII, en el trono de Francia. Su madre, la infanta de España Ana de Austria, tras veinte años de infertilidad y doce horas de terribles contracciones de parto, y asistida por la célebre matrona, madame Peronne, alumbró el esperado milagro del cielo. Fue entonces que ocurrió algo que dejó a todos los presentes atónitos…
No, tranquilos, en realidad no ocurrió nada grave, aunque en aquellos tiempos bien pudo considerarse así ¡El recién nacido nació con dientes! Para evitar suspicacias ocultaron este hecho, convirtiéndose en un secreto de Estado, aunque las sufridas nodrizas sufrieron en sus propias carnes este inusual hecho.
Dientes congénitos
Los dientes comienzan su formación durante la vida fetal a partir del cuarto mes de gestación, y aunque suelen salir entre los 6 y los 10 meses de edad, uno de cada 30 000 partos los presentan al nacer. Se sabe que cuando hay algún tipo de defecto congénito del paladar o del maxilar (fisura labiopalatina) se favorece su aparición, así como en los déficits de vitaminas, determinados problemas endocrinos o si se han padecido fiebres durante la gestación.
Son más frecuentes en niños que en niñas, suelen aparecer los incisivos inferiores o los caninos, aunque sin raíces fuertes, por lo que su extracción no suele presentar ningún problema, algo que actualmente se aconseja para evitar futuros problemas como cortes en la lengua, dañar a la madre durante la lactancia y prevenir que se los puedan tragar cuando finalmente se les caen.
Su significado según las culturas
En otros tiempos habían muchos países y culturas que consideraban algo potencialmente perjudicial y fatalista el hecho de nacer con dientes, e incluso en la actualidad, así lo piensan en China. Desde futuras desdichas familiares, hasta considerar a esos bebés criaturas demoníacas, en la India y en África. Son pocos los países, como Malasia, que piensan que estos niños puedan traer buena suerte.
Otros dientes reales
Se sabe que presentaron dientes al nacer otros personajes ilustres de la historia como Valeria, hija del emperador Diocleciano; Guillermo I de Normandía y Ricardo VI de Inglaterra, entre otros. En dos obras de William Shakespeare «Henry VI» y «Richard III», el genial autor les describe de la siguiente forma:
(…) dientes tuvieras tú en tu cabeza, porque cuando él nació los tenía en su boca, signo de que iba a morder el mundo.
Para saber más:
Embriología e histología dental Presentación del Prof. Juan José Segura Dpto. Estomatología, Univ. de Sevilla.
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Información basada en el artículo de la larazon.es
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