En estos tiempos políticos convulsos, en este siglo de extraordinarios avances científicos pero en continuo retroceso en muchos aspectos de nuestra sociedad y del ser humano en general, en estos momentos de angustia y más que generalizada ceguera intelectual, pienso que es cuando hay que recordar lo que nos dijeron los abuelos de nuestros abuelos. Sí, no dejan de sorprendernos a pesar de que algunas de ellas se han escrito hace ya más de 2.000 años y os invito a leerlas con calma, reflexionándolas porque dan para mucho, y son muy, pero que muy actuales todavía.

Sócrates 

El conocimiento empieza en el asombro

El amigo debe ser como el dinero; antes de necesitarlo, es necesario saber su valor

Es peor llevar a cabo una injusticia que cometerla, ya que quien la comete se transforma en injusto pero el otro no

Soy ciudadano no de Atenas o de Grecia, sino del mundo

Para encontrarte a ti mismo, piensa por ti mismo

Ser es hacer

Nada se aprende tan bien como lo que es descubierto

 

Platón

Las piedras más grandes no pueden quedar bien asentadas sin contar con las más pequeñas

Cuando es la multitud la que ejerce su autoridad, es más cruel que los tiranos

La buena fe es el fundamento de cualquier sociedad

La honestidad suele generar menos ganancias que la mentira

El mejor logro de la injusticia es parecer justos sin serlo

La tiranía surge de forma natural a partir de la democracia

Debemos construir una sociedad en la que cada uno haga aquello en lo que es mejor

El legislador no debe proponerse la felicidad de cierto orden de ciudadanos con

exclusión de los demás, sino la felicidad de todos

Los muertos son los únicos que ven el final de la guerra.

Aristóteles

Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo

Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto sino un hábito

El único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley

La multitud obedece más a la necesidad que a la razón, y a los castigos más que al honor

Es un principio indiscutible que para saber mandar bien, es preciso saber obedecer

Un Estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por unas buenas leyes

Las revoluciones no se hacen por menudencias, pero nacen por menudencias.

Séneca

No es pobre el que tiene poco, sino el que mucho desea

La ira: un ácido que puede hacer más daño al recipiente en la que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte

La tristeza, aunque esté siempre justificada, muchas veces solo es pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste

Lo que las leyes no prohíben, puede prohibirlo la honestidad

El que es prudente es moderado; el que es moderado es constante; el que es constante es imperturbable; el que es imperturbable vive sin tristeza; el que vive sin tristeza es feliz; luego el prudente es feliz.

Groucho Marx

La televisión es muy educativa. Siempre que alguien la enciende, voy a otra habitación y leo un buen libro

Pienso vivir para siempre o morir en el intento

Todo lo que soy se lo debo a mi bisabuelo, el viejo Cyrus Tecumseh Fywheel. Si aún viviera, el mundo entero hablaría de él. ¿Que por qué? Porque si estuviera vivo tendría ciento cuarenta años

Si un gato negro se cruza en tu camino, eso significa que el animal va a algún sitio

La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados

¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero! ¡Pero cuestan tanto!

Debo confesar que nací a una edad muy temprana

El verdadero amor solo se presenta una vez en la vida… y luego ya no hay quien se lo quite de encima

No puedo decir que no estoy en desacuerdo contigo.

Como podréis comprobar no tienen desperdicio y enseñan mucho, y si no… ¿quién se atreve a discutir sobre la sabiduría de estas palabras? Por cierto, tampoco es que quiera comparar la sabiduría de los antiguos sabios con Groucho Marx, pero no me negaréis que en cierto modo, él, también lo fue.