
La avenida de Gaudí -antigua Avenida de Primo de Rivera- en Barcelona une la Sagrada Familia y el Hospital de Sant Pau, un templo y un hospital, ambos, construcciones de dos genios del Modernismo catalán, Gaudí, uno, y Lluís Domènech i Montaner, el otro. Los terrenos donde se construyeron se encontraban a las afueras de la ciudad y la casualidad quiso que se encuentren muy cerca uno de otro, tanto espacial como temporalmente en su construcción. Ya dediqué en el blog algún artículo a la Sagrada Familia, permitidme que haga lo propio con el Hospital de Sant Pau.
Sus inicios
Antes del siglo XV existían en la ciudad seis pequeños centros hospitalarios que dependían de la iglesia, particulares o del propio gobierno municipal, eran el Hospital d´en Pere Desvilar, el Hospital d´en Marcús, el Hospital d´en Vilar, el Hospital de Santa Eulàlia, el Hospital d´en Colom y el Hospital de Santa Margarida. Será a partir del año 1401, mediante bula del papa Benedicto XIII, que el Capítulo Catedralicio y los consejeros de la ciudad de Barcelona acuerdan construir un único gran hospital de carácter público, el Hospital de la Santa Creu (la Santa Cruz). Ese gran centro hospitalario se construiría en el barrio del Raval (dentro de la ciudad amurallada), colocándose la primera piedra bajo el reinado del rey Martí l´Humà, alargándose las obras durante casi 50 años, permaneciendo en activo durante más de cinco siglos y realizando funciones también de acogida de huérfanos a finales del siglo XIX. En la imagen de la izquierda podemos ver una litografía de 1929 de un limosnero como los que se colocaban en las puertas de las iglesias para captar la caridad hacia el hospital.
En este tiempo los ingresos del centro dependían de limosnas, donativos, legados y privilegios como el derecho de heredar los bienes de las personas que morían sin descendencia legítima o testamento. Así, en el año 1512, Joan Serrallonga, donó las tierras del condado de Cardona y de la isla de la Hispaniola, en el Caribe, y Pau Ferran, dio 10 000 ducados de oro… ¡una cifra exorbitante!
El nuevo hospital

Entre estas donaciones destacaría la aportada por el banquero catalán afincado en París, Pau Gil i Serra, que tras su muerte en 1896 dejaría 3 000 000 pesetas de la época para la construcción de un nuevo hospital dedicado a san Pablo (sant Pau) en sustitución del antiguo. El diseño sería confiado a Lluís Domènech i Montaner, arquitecto además de erudito académico y político y uno de lo tres principales representantes del Modernismo catalán junto a Gaudí y Puig i Cadafalch. Tras su muerte, su hijo Pere, continuaría la obra arquitectónica de su padre, convirtiéndose en el conjunto de arquitectura civil más grande de ese Modernismo. En una primera fase, hasta 1912, se levantaron diez pabellones de Sant Pau, al año siguiente, se construirían los edificios correspondientes al Hospital de la Santa Creu.
El entorno donde se proyectó su construcción quedaba lejos de la ciudad, a la falda de la Montaña Pelada (actual parque del Guinardó), en un lugar donde solo habían huertos, masías y canteras que proporcionaban el material de construcción para los edificios que se comenzaban a levantar en el Ensanche de Barcelona. Los primeros sanitarios que trabajaban en el hospital debían caminar más de medio kilómetro por una calle oscura, sin alumbrar, desde donde les dejaba el tranvía, y los enfermos ser acompañados, hasta que con el tiempo se compró una tartana y a partir de 1920 un carruaje.
En realidad, Domènech i Montaner concibió, no uno, sino dos hospitales (Santa Creu i Sant Pau) en un complejo formado por pabellones aislados según especialidades rodeados de jardines y conectados entre ellos mediante galerías subterráneas. Inicialmente se proyectó la construcción de 48 edificios, pero solo 27 se levantaron, entre ellos: el Pabellón de San Rafael (1914-1918), aportación de Rafael Rabell y su hija Concepción; el Pabellón de la Asunción (1914-1918), aportación de Lluïsa Rabell de Patxot que se lo dedicó a su madre; el Pabellón de San Manuel (1923), aportación de los hermanos Mariné en honor a su hermano Manuel; el Pabellón de Santa Victoria (1921-1925), aportación de Elvira y Emilia Llagostera y de Francesca Prats; el Pabellón de San Carlos y Santa Francesca (1927-1929), aportación de Francesca Balart; el Pabellón de San Frederic (1928), aportación de Frederic Benessat y Consol Vives; el Pabellón del Sagrado Corazón (1928-1930), aportación popular en parte, entre otros. A la izquierda podemos ver una fotografía de la colocación de la primera piedra del Hospital de Sant Pau, era el 13 de enero de 1902.
El Pabellón de San Rafael
Quisiera mostraros uno de estos pabellones, concretamente el que recibe el nombre de su mecenas, Rafael Rabell, y del que encontramos escrita su inicial, la letra R, adornando las baldosas del edificio. Pero su belleza arquitectónica no esconde la importancia de la actividad que se practicó entre sus cuatro paredes. En sus orígenes contaba con 28 camas destinadas a las mujeres enfermas no infecciosas del aparato digestivo, con el tiempo pasó a asignarse a otras especialidades: pacientes masculinos de Traumatología; el Servicio de Röntgenlogía (Rayos X), en el semisótano; a Cirugía Ortopédica de ambos sexos -pero separados-, durante la Guerra Civil; el Servicio de Medicina Interna y Endocrinología desde los años 40 hasta los inicios de la década de los 80; y desde el año 1981, compartiría espacio con la Unidad de Hematología Clínica, pionera en España en el transplante de médula ósea.
Todos los pabellones contaban con un altar dedicado generalmente al santo que le daba nombre, donde se celebraba misa, y por todo el Recinto podíamos ver figuras de ángeles, símbolo de muerte y vida, protectores del hospital.
Los primeros pacientes, sus médicos, su medicina

Antes de 1906, fecha del traslado de la renovada Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, la formación de los médicos estaba a cargo de la Santa Creu, y vinculados a este hospital encontramos a ilustres galenos como Pere Virgili, Antoni de Gimbernat, Joan Giné i Partagàs, Jaume Pi i Sunyer, Miquel Àngel Fargas i Roca, Santiago Ramón y Cajal, entre otros, sin olvidarnos del Dr. Cesar Comas i Llabería, introductor de los rayos X en España y Lluís Barraquer i Roviralta, impulsor de la neurología en Cataluña y fundador del primer Servicio de Neurología del país.

El 30 de junio de 1916 fueron acogidas las primeras enfermas en el primer pabellón preparado, el del Sagrado Corazón. Contaba con un jefe de servicio, dos médicos y cuatro practicantes, uno de ellos de guardia permanente. Al resto de médicos se les abonaba seis pesetas por los gastos de desplazamiento, básicamente para pagar el tranvía. Componían el resto de personal un cura, seis hermanas y cuatro sirvientes.
Los médicos durante siglos llegaban (al menos eso intentaban) llegar a un diagnóstico con las explicaciones de sus pacientes. No tenían más que síntomas, signos, su instinto y su propia experiencia para ello, pero todo esto cambiaría a partir del siglo XIX. Comenzaba a conocerse el papel de los microorganismos en la difusión de las enfermedades y los hospitales evitaban el hacinamiento rutinario practicado durante siglos. Los pabellones eran concebidos como espacios amplios y bien ventilados, se defendía la buena alimentación y el alejarse de los núcleos urbanos buscando el contacto con la naturaleza. Las nuevas tecnologías, la posibilidad de realizar análisis sanguíneos, la práctica de los rayos X y el estudio bioquímico de los fluidos corporales. Fue una auténtica revolución tanto en el diagnóstico médico como en los tratamientos de las enfermedades. Los antibióticos (en especial, la penicilina) y su uso generalizado tras la Segunda Guerra Mundial, las vacunas, los tratamientos con radioterapia y quimioterapia, eran una realidad en la clínica práctica del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.
Es por todo esto que el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau reúne Historia, Medicina y Arte con mayúsculas y desde 1997 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sin duda, otra visita obligada de la ciudad condal, el hospital abre sus puertas…
Para saber más:
Visitar el Recinto Modernista de Sant Pau (Más que recomendable)
Información basada en la exposición del Hospital de Sant Pau
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