
Todo aquél que visita el Convento de Santo Domingo de Guzmán en San Cristóbal de La Laguna le llamará la atención una sepultura de mármol del suelo en la que puede verse una calavera guiñando el ojo derecho y dos tibias cruzadas. Sí, allí hay un corsario enterrado, aunque el símbolo en sí, en realidad, no representa a ningún pirata. La calavera es un símbolo que sustituye a la cruz latina para evitar que los fieles que visitan el sepulcro la pisara. No obstante, en este sí hay un pirata enterrado, su nombre, Amaro Rodríguez-Felipe y Tejera Machado, también conocido como Amaro Pargo.
Corsario español
Es probablemente el corsario español más conocido. Sus incursiones se sucedieron durante la Edad de oro de la piratería y cuentan que en una ocasión se enfrentó durante días al mismísimo Barbanegra, aunque esto no parece más que una leyenda. A diferencia de otros corsarios, Amaro Pargo, estuvo bien considerado por parte de sus coetáneos y su fortuna envidiada por muchos, incluso siglos después de su muerte. En su testamento dejó dicho que poseía un cofre del tesoro lleno de joyas de oro, plata, porcelana china, telas, piedras preciosas, cuadros y 500 000 pesos fuertes, y este fue el motivo por el que su casa en el barrio de Machado, en el municipio de El Rosario, fuera saqueada durante siglos. Nadie lo ha encontrado a día de hoy, aunque se especula que puede estar en otra localización del noreste de Tenerife como en la cueva de San Mateo o en la Punta del Hidalgo.
Nació en el mismo lugar que murió, en La Laguna (Islas Canarias), en 1678, en una vivienda situada encima de la actual ermita de San Cristóbal. Su familia se dedicaba al comercio de productos americanos y poseía una importante cantidad de tierras en Tenerife.
Un negocio muy lucrativo
En aquellos tiempos, el comercio de los grandes imperios europeos entre el Atlántico y el Caribe estaba en auge, algo que aprovecharon los corsarios. Se hizo necesaria la construcción de nuevos navíos y algunos vieron en la compra-venta de los buques que apresaban -conocidos como «presas»- un gran negocio, y Amaro Pargo lo explotó como el que más. Nunca se encontró la patente de corso de Amaro Pargo, un documento que entregaban los monarcas por el cual el propietario de un navío tenía permiso para atacar barcos, pero numerosos documentos indican que se dedicó activamente a esta actividad. Entonces, las Islas Canarias sufrían numerosos asaltos por su estratégica situación a puente entre Europa y América, pero mientras Amaro Pargo estuvo en activo la piratería procedente del continente africano se redujo a mínimos.
Sus conocimientos de las mercancías que exportaba desde el archipiélago canario hacia las Indias Occidentales le reportaron grandes beneficios que reinvertía en el cultivo de la vid en Tenerife, que luego enviaba a América. Otro de sus lucrativo negocios sería el comercio de esclavos.
Títulos, reconocimientos y filántropo
Felipe V le nombró Señor de soga y cuchillo, un título de época medieval que otorgaba jurisdicción para castigar, incluso con la pena capital. El Rey de España también le reconoció con la hidalguía de su familia por los servicios prestados, ya que solo atacó los barcos de las potencias enemigas de la corona española, calculándose en más de un centenar.
Gran católico, su devoción -que algunos han querido ver equivocadamente algo más que puramente religiosa- por sor María de Jesús de León y Delgado, hizo que financiara el funeral y el sepulcro de esta, además de realizar numerosas donaciones para mejorar la vida de los pobres de la isla. Financió las obras de restauración de la iglesia de Santo Domingo de Guzmán y del convento de Santa Catalina de Siena y vinculó la mayoría de sus propiedades con distintas instituciones.
La exhumación de su cadáver
Hace cuatro años, la empresa de videojuegos Ubisoft financiaría a un equipo de antropólogos, arqueólogos y forenses de la Universidad Autónoma de Madrid para que exhumara su cuerpo y se le practicaran pruebas de ADN, además de una recreación de su rostro que luego se emplearía para dar vida al corsario protagonista de la cuarta entrega de la saga Assassin´s Creed IV. En su sepulcro se encontraron los restos de sus padres, un sirviente y seis personas más, probablemente otros familiares de nuestro pirata, además de los cuerpos de bebés sin ningún parentesco con él, algo que podría explicarse por la costumbre de enterrar a los niños de corta edad no bautizados con un adulto para que este pudiera guiarlos hacia el cielo.

Deja una respuesta