Toledo, historia sin fin

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Panorámica de El Puente de San Martín, Toledo (España).

Con el permiso de Roma, Toledo, cuenta con el Casco Histórico más grande del mundo en lo que a concentración de monumentos se refiere. Declarada hace ya más de 30 años “Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, respirar y perderse en ese pasado acogedor y multicultural, adentrarse entre sus callejuelas rememorando las aventuras del capitán Alatriste, además de disfrutar de su arte y de su gastronomía, es vivir una experiencia de las que no se olvidan.

No podemos entender la ciudad sin ese abrazo sempiterno del río que la rodea, el Tajo, testigo sin igual de su Historia. Iglesias, sinagogas y mezquitas conviviendo en paz durante siglos tras sus murallas, y es que por algo a Toledo se la conoce como la ciudad de las Tres Culturas, lugar de convivencia de las tres grandes religiones, la cristiana, la judía y la musulmana, todo un ejemplo en nuestros días.

Pasado romano

Capital del Imperio Español con Carlos V, antes de pasar el testigo a su vecina Madrid en 1561 de la mano de su hijo Felipe II, y empapada por Cervantes, Garcilaso y El Greco, encontramos los primeros indicios de su existencia en época romana, durante el siglo IV a. C., a camino entre Caesar Augusta (actual Zaragoza) y Emerita Augusta (actual Mérida). En ese Toletum se desarrolló una importante industria de hierro que le permitió acuñar moneda, aunque con el tiempo la mayor parte de las construcciones romanas se desmontarían para utilizarse en la construcción de la muralla y en sus edificios. Hoy poco queda de ese pasado romano, pero las prospecciones arqueológicas del subsuelo nos lo está redescubriendo.

Hipocastum localizado en el subsuelo del centro histórico de Toledo.

Crisol de culturas

Como tantas otras ciudades no se salvó de las invasiones germánicas ni de los musulmanes, y en el año 1085, con la conquista de Toledo por el rey Alfonso VI el Bravo, comenzaría a adquirir importancia como centro de intercambio cultural. La tolerancia de los reyes castellanos cristianos facilitaron la traducción e interpretación de los textos clásicos greco-latinos alejandrinos, traducidos a su vez del árabe o del hebreo, al romance castellano, permitiéndose el renacimiento cultural de España y de allí al resto del occidente cristiano.

La creación de la Escuela de Traductores

Contrariamente a lo que se piensa se creó antes del reinado de Alfonso X “el sabio”, en realidad, fue un monje cisterciense de origen francés, Raimundo de Sauvetât, arzobispo de Toledo y gran canciller de Castilla en el siglo XII. Encontramos el origen de su creación en la presión que ejercieron los invasores almorávides y almohades sobre judíos y algunos musulmanes que les obligarían a emigrar hacia los reinos cristianos del norte peninsular llevando consigo el saber adquirido por la cultura árabe. Medicina, matemáticas, astrología, filosofía, casi todas las ciencias de la época se dieron cita en ella, convirtiendo Toledo en la ciudad desde donde se difundiría toda esa cultura.

La Catedral Primada

Una de las más espectaculares de la geografía española y probablemente la más importante en lo que a historia se refiere. Construida sobre los cimientos de la primitiva basílica visigoda del rey Recaredo en el año 587, en honor a Santa María y utilizada como mezquita durante la invasión musulmana, el 1086 retoma el culto cristiano respetándose el culto mozárabe, con el rey Alfonso VI. Es nombrada Catedral Primada del Reino de España en 1088 por el papa Urbano II.

En 1227 comienza a levantarse la actual catedral gótica con el rey Fernando III el Santo y el arzobispo Jiménez de Rada, siendo el Maestro Martín quien iniciará la construcción de la cabecera del templo hasta que en 1493 se finaliza en tiempos del cardenal Pedro González de Mendoza, consejero de la reina Isabel la Católica. Entre sus posteriores reformas destacan las impulsadas por el cardenal Cisneros en el siglo XVI, construyéndose la Sala Capitular, el Claustro Alto, la Capilla Mozárabe y el retablo de la Capilla Mayor.

Sepulcro del cardenal Pedro González de Mendoza (1428-1495), que fue arzobispo de Toledo, en la capilla mayor de la catedral de Toledo.

De los que la visitan, pocos saben que desde hace más de cuatro siglos se guarda celosamente el esqueleto de Santa Úrsula en la antigua Capilla del Sepulcro, una cripta habitualmente cerrada al público. Según cuenta la leyenda, durante el siglo IV una princesa llamada Úrsula, murió virgen y mártir por negarse a renunciar a su fé y casarse con Atila.

En su interior encontramos también entre sus capillas los restos de miembros de la dinastía de los Trastámara (Capilla de Reyes Nuevos) y los restos del Rey Alfonso VII, su hijo Sancho «el Deseado» y Sancho «el Bravo» ((laterales de la Capilla Mayor), así como la del insigne Cardenal Gil Carrillo de Albornoz y D. Álvaro de Luna, entre muchos otros insignes.

En el siglo XVIII, Narciso Tomé realiza la considerada en sus tiempos como obra cumbre del barroco español, el Transparente, que podemos ver en las dos imágenes de abajo.

Alonso de Covarrubias fue el principal arquitecto del siglo XVI de la ciudad. Maestro mayor de la Catedral desde 1534, y arquitecto del emperador Carlos V, dejó buena muestra de su genio por todo Toledo, consagrándose como arquitecto en la creación de la capilla de Reyes Nuevos.

Desde este privilegiado lugar (torreta de madera suspendida y entre sombras -en el centro de la imagen ligeramente a la izquierda- la reina Isabel I la Católica oía la misa. Haz clic en la imagen para verla mejor.

La Capilla Mayor posee un majestuoso retablo en el que en su construcción intervinieron grandes escultores del siglo XV durante seis años. En un lateral izquierdo encontramos una de las primeras obras del Renacimiento español, el sepulcro del Cardenal Mendoza y cerrando la Capilla una de las rejas más impresionantes, obra de Francisco de Villalpando, quien trabajó en ella durante diez años.

Y frente al Altar Mayor una escultura francesa, la “Virgen Blanca”,  dulce y bella, con el Coro más hermoso de todas las Catedrales europeas a sus espaldas, y la sillería alta, realizada en su parte derecha por Alonso Berruguete, y su parte izquierda por Felipe Bigamy, la sillería baja obra de Rodrigo Alemán, donde se representan la conquista de Granada y en el centro un facistol gótico que sostiene un gran águila de bronce.

Detalle de la sillería baja
Custodia procesional

Sin olvidarnos de su capilla mozárabe, destinada según ordenó el cardenal Cisneros a celebrar el culto en rito Hispano Mozárabe, y la grandiosa Custodia Procesional de más de 2,50 metros de altura, en cuyo interior está el Ostensorio, adquirido por el Cardenal del legado de la Reina Isabel la Católica que, según se cree, fue realizada con el primer oro que llegó de América.

El monasterio de San Juan de los Reyes

Debo reconocer que es el lugar de Toledo que más me impresiona. Construido por encargo de los Reyes Católicos como su propio sepulcro real, en agradecimiento por la victoria en la batalla de Toro, de 1476, que la proclamaba sucesora al trono frente a los partidarios de la sobrina del difunto rey Enrique IV, Juana, la hija del matrimonio ilegítimo del rey.

Obra del arquitecto Juan Guas, su estilo une el gótico flamígero con el mudéjar de Castilla. La reina, muy devota de la orden de san Francisco,  donó el monasterio a los frailes franciscanos observantes cuando los monarcas deciden ser enterrados en Granada. En su claustro podemos ver la divida del “Tanto monta” en sus arcos de piedra, que traducido vendría a significar “da lo mismo”, es decir, la igualdad del rey y de la reina en sus respectivos reinos, Aragón y Castilla.

Mezquitas, sinagogas y…

Caminar por Toledo es una experiencia única, como decía al principio, de las que nunca se olvidan. Pocas, o ninguna ciudad del mundo, encuentra esa fusión arquitectónica muestra de su tolerancia, ya que durante siglos las tres comunidades cristiana, musulmana y judía, convivieron en relativa armonía.

Mezquita del Cristo de la Luz

Aunque son muchas más, permitidme hablar de dos de ellas. La primera, la mezquita del Cristo de la Luz, fechada en el año 999 como oratorio musulmán y utilizada después como ermita cristiana. Su nombre se debe a que según la leyenda, el caballo del Cid se arrodilló frente a ella en señal de veneración a una figura de Cristo que había permanecido oculta durante los siglos de la invasión musulmana y que, fue descubierto tras un tabique con la ayuda de una lámpara. La segunda, la Sinagoga Mayor de la judería toledana y convertida después al culto cristiano con el nombre de Santa María la Blanca, cuyo interior mudéjar se encuentra en un formidable estado de conservación, ejemplo único de pervivencia del arte de al-Andalus y de la que aquí os dejo dos imágenes.

… y del Greco, ¿qué?

Poco se sabe con certeza de él. Nacido en algún lugar de Creta, en 1541, pasó su vida entre Roma y Venecia, antes de llegar al Toledo medieval y renacentista en 1577. Entonces ya no era un desconocido y conoció a don Luis de Castilla, hijo del deán de la catedral y con quien entabló buena amistad, animándole a quedarse. Recibiría su primer encargo para la sacristía de la catedral, El Expolio, donde se guarda celosamente un supuesto fragmento de la túnica color carmín que cubrió a Jesús antes de ser despojado de sus vestiduras y clavado en la cruz.

El Expolio

Mención aparte es su célebre obra «El entierro del señor de Orgaz» en la iglesia de Santo Tomé.

El entierro del señor de Orgaz

Sus clientes eran hombres de la Iglesia, la composición de sus obras, única. Las figuras humanas alargadas, dinámicas, alargadas, como si surrealistas se trataran, avanzándose siglos al movimiento artístico surgido en Francia.

Tras su muerte, sus cuadros permanecerían olvidados y ocultos en la oscuridad de capillas, iglesias y salones privados, hasta que románticos franceses como Delacroix lo redescubrieran.

Los visigodos -de los que hablaré en otro artículo próximamente- convirtieron la próspera Toletum romana en capital del reino hispanogodo y en capital de la misma Iglesia. Con Alfonso VI de León y Castilla, sería rescatada para la cristiandad, tras una hábil negociación con el rey de la taifa que la gobernaba. Con los años la ciudad seguiría creciendo hasta convertirse en una de las principales ciudades de Castilla gracias a la fabricación de sedas, espadas, armas, paños  y a la acuñación de moneda, y de la primera mitad del siglo XVI proceden algunos de los monumentos más sobresalientes de Toledo, como el Alcázar, la Puerta Nueva de Bisabra, el hospital de Santa Cruz… Tras el traslado de la capitalidad a Madrid sería la Iglesia quien sustituya a la nobleza y a la Corte.

No quiero acabar este viaje por Toledo sin volver a mencionar sus orígenes romanos, Toletum, cuyos restos arqueológicos se pueden ver entre muchos de sus monumentos en una mezcla de estilos imposibles, algo único en el mundo, y por si esto fuera poco, en el subsuelo se conservan muros y termas, algunas descubiertas, muchas otras por descubrir.

En fin, Toledo, una historia sin fin…

Un video:

Para saber más:

Catedral Primada Toledo

San Juan de los Reyes

Toledo monumental

El Museo del Greco

Links imágenes:

Dan Vaquerizo Molina; Miguel Hermoso Cuesta; Ramses Gr.; Francisco Javier Muñoz Fermosel; Miguel Hermoso Cuesta

20 comentarios

  1. Tú, amigo mío, como siempre escribes hoy sobre Toledo como la gran ciudad que es en esta España nuestra de tantas ciudades bellas. Lógicamente cada uno defiende la suya y eso es bueno y nadie en su sano juicio las va a poner clasificación. Son bellísimas cada una en su estilo y con su historia. De mi estancia allí recuerdo estar en el Parador que al estar situado al otro lado del río y en una altura nos proporcionaba una vista extraordinaria tanto de día como de noche. ¡Que acierto y qué buena descripción haces FJ !

    1. Hola Astolgus,
      la vista de la ciudad desde la distancia permite hacernos una idea de la visión que se tenía de la misma siglos atrás. Parece que el tiempo no pasara por ella. Merece la pena salir del centro histórico y alejarse un poco para disfrutar de esa bella estampa.
      Un abrazo

  2. Me han entrado unas ganas de irme a Toledo…
    Es que con esa descripción tan grata e interesante, no se puede pasar por alto un lugar así.
    «Las maletas pa Toledo entonces»
    Sigues teniendo un «rinconcito» de lo más interesante. 💚
    Es que llevaba una buena temporada sin poder visitarte… 😞
    Saludicos de colores y espero volver pronto. 😋

    1. Hola Juan Carlos,
      pues se agradecen doblemente tus palabras al haber vivido en ella. Una de las cosas que me encantan de las ciudades castellanas es la calma que se respira en ellas, imagino que siendo de una gran ciudad como Barcelona lo valoro más.
      Abrazos

  3. Fascinante. Es una pena que no pude ir a Toledo, una ciudad tan llena de historia. Preciosa. Sobre todo, me encanta saber que en alguna época la gente de estas tres religiones pudieron vivir en relativa armonía, a pesar de sus diferencias. Si pudiéramos hacerlo ahora… Un abrazo, Francisco Javier.

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