
Durante la Segunda Guerra Mundial participaron miles de pilotos de aviación en ambos bandos, de hecho, muchas de las batallas aéreas que se sucedieron resultarían ser cruciales para el desenlace de la guerra. Pero se presentaba un problema, bueno, en realidad muchos, pero el adiestramiento de tantos y tantos pilotos, muchos sin las horas de vuelo necesaria para subirse a un avión, era algo que se debía solucionar, y pronto. Para explicarlo os presentaré a un estadounidense, Edwin Albert Link, el inventor del primer simulador de vuelo comercial de la historia.
Encontramos un precedente de su idea en el simulador de vuelo ideado por John F. Byrne en 1893. Se trataba de una máquina que se exponía en parques de atracciones y exposiciones a la que en ocasiones se le incorporaban paneles móviles en el exterior, o se proyectaban imágenes, para que la gente pudiera experimentar la sensación de volar a borde de un dirigible. Pero desde que los hermanos Wright realizaran su mítico vuelo en 1903, eran cada vez más las personas que hacían realidad el sueño de poder volar, un sueño que en muchas ocasiones implicaba grandes riesgos. Después aparecería el «Sander Teacher», un aeroplano montado en una articulación universal que permitía girar e inclinarse, algo que nos puede hacer recordar a las típicas atracciones de feria de la actualidad y que quedará superado con creces con el invento de Ed Link.

La familia de Link vivía en Binghamton, Nueva York, y se dedicaba a la fabricación de pianos y órganos. Ed Link ayudaba en su construcción y sería uno de los primeros pilotos en obtener una licencia de vuelo en 1927, contaba con 23 años de edad. Su ingenio le ayudaría a crear una treintena de patentes, entre ellas, la más rentable, su simulador de vuelo. De hecho, era algo muy simple al consistir en una caja -de un característico color azul- con dos alas a escala y unos pedales, palancas e instrumentos que le proporcionaban al futuro piloto la sensación de encontrarse dentro de un avión de verdad. Su tecnología se basaba en la utilizada en la construcción de los órganos de viento de la fábrica de su familia. A su lado (o al frente) del simulador había el instructor, que para dar más realismo a la clase se comunicaba por medio de una radio. El profesor disponía de los mismos instrumentos que el estudiante y así podía corregir sus errores.
La primera patente de su simulador data de 1931 y el éxito no se haría esperar tras vender sus primeros modelos a las ferias de atracción. La Primera Guerra Mundial pondría a los aviones y a los pilotos en primera línea de batalla, así que, con esa idea, mostraría su invención al Cuerpo Aéreo del Ejército de los Estados Unidos en 1933. Inicialmente, el gobierno adquiriría seis de sus simuladores para reducir los frecuentes y en ocasiones graves accidentes de vuelo que ocurrían en el reparto del correo aéreo, y el segundo cliente sería la Armada Imperial Japonesa en 1935. Sus compras no dejarían de aumentar contando con 10.000 unidades al inicio de la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos no era él único país que disponía del simulador de vuelo de Ed Link, sino que tanto Alemania como Japón, entre otros países, adquirieron cientos de unidades antes de la Gran Guerra, calculándose que de los que participaron en ella más de medio millón de pilotos aprendieron a volar en el simulador.
Tras la guerra, este invento lejos de caer en el olvido captaría el interés de la gran mayoría de compañías dedicadas a la construcción de aviones. Será entonces que aparecerán nuevos y mejores simuladores, la propia compañía Curtiss-Wright desarrollaría en 1948 su propio simulador, el Stratocruiser de Pan American, el primero completo utilizado por una aerolínea.
En la actualidad los simuladores de vuelo son «casi perfectos». Las nuevas tecnologías han conseguido reproducir cualquier escenario que se pueda prever en un vuelo real, evitando en algunas ocasiones un fatal desenlace y salvando miles de vidas, pero también sorprende comprobar la similitud de los modernos simuladores con el ideado por Ed Link, quien, por su brillante patente sería incluido en el año 2003 en el Hall of Fame de los inventores.
Un video:
Para saber más:
El orientador de vuelo (1919)
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