

Dicen que Napoleón Bonaparte aliviaba sus nervios haciendo rodar un yo-yo. Los presidentes Kennedy y Nixon, fueron grandes aficionados al mismo -puede que no tanto para aliviar su estrés, sino como divertimento-. Ya sea por un motivo u otro, el yo-yo es uno de los juguetes más conocidos y utilizados por todos, no solo en nuestros tiempos, también hace muchos, muchos siglos atrás, de hecho, se considera el segundo juguete más antiguo después de las muñecas.
Un curioso nombre
Siempre me llamó la atención su nombre “yo-yo” o “yoyó”, una palabra que procede de la lengua nativa de Filipinas, el tagalo, y significa “viene-viene”, huelga decir el porqué de esa traducción. Lo utilizaban en el siglo XVI no tanto como distracción, sino como arma de caza. Hechos de madera o piedra, lo lanzaban sobre su presa para derribarla cuando el cordón se enrollaba en las patas del animal, incluso lo lanzaban atados a una cuerda muy larga desde lo alto de un árbol, para golpear y dejarlo sin sentido.

Como tantos otros inventos, parece que el origen de este juguete procede de la antigua China, durante la época de la dinastía Ming, hechos de marfil y con el cordón de seda, y encontramos muestras de hace 2.500 años en la artesanía de la antigua Grecia.

Atribuido a Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun
Tardará en introducirse en Europa, hacia el año 1800, y se quedará hasta nuestros días. En Inglaterra le darían el nombre de bandarole o el juguete del Príncipe de Gales, y en Francia l´emigrette, traducido como “emigrante” aludiendo a que en aquella época muchos nobles abandonaron el país durante la Revolución Francesa y sus hijos llevaban un yo-yo como único juguete al ser pequeño y no pesar.
El yo-yo en el siglo XX
Será el empresario filipino-estadounidense, Pedro Flores, quien en el año 1928 montaría una fábrica de yoyós en Santa Bárbara con tanto éxito y demanda que en pocos meses tuvo que abrir otras dos, en Los Ángeles y Hollywood, con una plantilla de 600 trabajadores y una producción de 300 000 unidades/día.
Otro empresario, Donald F. Duncan, tras asistir a una feria de muestras en la que Pedro Flores enseñaba su juguete, decidió comprarle la compañía en 1930, y cinco años después registraría la marca “yoyó”. Las ventas no dejaron de crecer y en los años sesenta aparecieron otras empresas de juguetes que lo fabricarían.
Tipos de Yo-yo
No todos son iguales. Los más conocidos son los que se lanzan, para después recogerse ascendiendo por la cuerda (con respuesta); otros no ascienden al ser lanzados, al incorporar un rodamiento y unos paneles de silicona que requieren un movimiento determinado para ascender (sin respuesta), y por último, los de cuerda externa (sin cuerda) utilizados para hacer trucos, similares a los diábolos.
Otras curiosidades
El 12 de abril de 1985, la tripulación del transbordador Discovery llevaba a bordo un yo-yo, siendo el primer juguete que llegaría al espacio. Se celebran campeonatos del mundo, como el de Orlando (Florida) con más de mil participantes, en los que siempre suelen destacar los japoneses, Shinji Saito lo ha ganado en 12 ocasiones.
A mediados del siglo XX apareció la Compañía Rusell, asociada con Coca Cola, internacionalizando el yo-yo al regalarlo al comprar un pack de esos refrescos.
Así pues, diversión asegurada, y es que su popularidad es tal que desde hace décadas el 6 de junio se celebra el Día Mundial del yo-yo.
¿Te apuntas?
Para saber más:
Todo sobre los yoyós (web)
Eddy Fast Mc Donald record en más «lazadas» por hora
Link foto:
Hola Francisco. Te felicito por esta publicación. De niña jugaba con mis compañeras en los recreos de la escuela primaria, era muy agradable. Respecto a su utilización como arma de caza algo similar utilizaban los indios patagónicos y luego nuestros gauchos argentinos en la antigüedad. Pero no lo hacían mediante e» yo yo» sino a través de las boleadoras. Las boleadoras son un Instrumento usado en América para cazar animales que consiste en dos o tres bolas de piedra u otra materia pesada, forradas de cuero y atadas a sendas cuerdas unidas por un cabo común. También ellos mediante esta arma volteaban al caballo. Muy interesante la información. ¡¡Muchas gracias!!
Hola Griselda,
encontré esta imagen de unas boleadoras encontradas en Suramérica y pude ver que reciben también el nombre de laque.
Foto de Peter van der Sluijs
Saludos
¡Ah! ¡Buenísimo! A ese nombre no lo conocía. Gracias. Buen fin de semana. Un cariño.
Nos has llevado al reino de la infancia y aquellos concursos monumentales. Nada que ver el yoyo con el chat, el yoyo nos metía en nuestros dominios interiores y mirabamos afuera para bregar a hecerlo mejor, rodaban con la vida y las noticias de los dias de cambio de época.
Hola Guillergalo,
aún me sorprende ver a tantos y tantos jóvenes «hiperconectados» a las redes sociales y al móvil. Donde antes lo divertido era quedar para verse, jugar a la pelota, al escondite o a cualquier otra cosa, ahora falta esta socialización. Llámame nostálgico…
Saludos
Mucho yo-yo que jugué.
Hola melbag,
sí, y eso deberían hacer las actuales generaciones. Mas yo-yo y menos móvil 😉
Abrazos