Ramsés II, el faraón más grande, guerrero y diplomático, constructor y hombre de leyes, “el más grande gobernante del mundo”, el que fue capaz de derrotar a los hititas en las puertas de Qadesh. Su poder fue ilimitado, sin embargo, también él necesitó acreditarse con un pasaporte como cualquier mortal cuando necesitó desplazarse, aunque fuera después de… muerto.
Hace pocos días me llegó una noticia que desconocía, a pesar de que hacía ya varios años que se publicó. Se trataba de una fotografia del pasaporte de Ramsés II publicada a través de la cuenta de Twitter del arqueólogo David S. Anderson. El tuit se hizo viral y recorrió el mundo entero, y aunque el propio Anderson apuntaba que era un montaje, se basó en un hecho real y así lo explico el New York Times en septiembre de 1976.
El descubrimiento de su momia
Ramsés II murió con más de noventa años de edad, tras reinar casi siete décadas durante la XIX Dinastía (1295-1186 a. C.). Tuvo al menos 153 hijos (entre varones y hembras) y 7 o 8 esposas reales, se casó con sus 56 hijas y su harén fue el más grande de todo el mundo.
La momia fue encontrada en el año 1881 –junto con 30 momias reales más- en los acantilados de Deri-el-Nahri, en el Valle de los reyes, por el egiptólogo francés, Gaston Maspero. Tras su muerte, Egipto sufrió una hambruna -en parte debida a la invasión libia- y tanto los invasores, como los ladrones, profanaron multitud de tumbas en busca de oro. Si tenemos presente que en la tumba de Tutankhamón se halló un fabuloso tesoro… ¿cuál sería el ajuar funerario del más grande de los faraones? Por desgracia, solo se hallaron dos brazaletes de oro colocados en sus brazos.
Se sabe que durante la XXI Dinastía los sacerdotes del dios Amón restauraron la momia y hasta que se descubrió su tumba pudo descansar en paz.
La momia, considerada una de las mejores conservadas del mundo gracias a las condiciones climáticas del interior de su tumba, al sacarla de ese entorno provocó que los cambios de temperatura y de luz comenzaran a degradarla.
Su viaje a París
Científicos y expertos de todo el mundo dieron la voz de alarma y en diciembre de 1975, en una visita oficial a Egipto, el Presidente francés expresó al Presidente Sadat el deseo de “curar” al faraón. Un grupo de expertos egiptólogos y restauradores franceses se ocuparían de tan importante misión, pero había un problemas: debía ser trasladada a Francia.
Las leyes de ese país exigían que “cualquier pesona viva o muerta” que entrara a sus fronteras, debía portar su documento de identifiación válido para ingresar legalmente, así que, las autoridades egipcias emitieron los documentos migratorios necesarios para el viaje. Lo sorprendente fue que la persona en cuestión llevaba ¡3.000 años muerta y enterrada!
En un sarcófago especialmente fabricado y a prueba de choques, incendios e insumergible, voló en un avión militar de hélice tipo Transall, el 26 de Septiembre de 1976, despedido en el aeropuerto de Heliópolis con honores de Jefe de Estado, escoltado en todo momento y bajo la supervisión del embajador de Francia, el avión despegó. El viaje se hizo a baja altura para evitar los cambios bruscos de presión hasta su destino y según se cuenta, antes de abandonar el espacio aéreo de El Cairo, el avión dio la vuelta a la ciudad para ofrecer al faraón una visión de la tierra que gobernó y que nunca abandonó.
Al entrar en el espacio aéreo francés, lo escoltaron dos reactores hasta el aeropuerto de Le Bourget-París, donde le esperaron el embajador de la República Árabe de Egipto en Francia, entre otras autoridades.
La Guardia Nacional Republicana le rindió honores militares y la Secretaria de Estado pronunciaría en su emotivo discurso “Francia, saluda a los restos mortales de uno de los más grandes Jefes de Estado de toda la antigüedad”
Una furgoneta azul le transportó desde el aeropuerto al Museo del Hombre, pasando antes por la Plaza de la Concordia, para que pudiera “ver” uno de los dos obeliscos que mandó levantar en el templo de Luxor.
El exhaustivo estudio de la momia
Se le practicarían más de 200 radiografías y se obtuvieron muestras de su piel y pelo. Determinaron que tenía la piel blanca de origen beréber, medía 1,72 metros de altura (en vida llegaría a medir 1,80 metros) y me gustaría destacar tres hechos de este estudio que causaron sorpresa entre los científicos: Ramsés II fue emasculado por causas desconocidas hasta la fecha en el proceso de su momificación; en el interior de sus fosas nasales se encontró un material granuloso que no se encontró en ninguna otra momia hasta entonces y que resultó ser pimienta negra mezclada con granos de mostaza. Cabe pensar que los egipcios ya conocían las propiedades de conservación de estas semillas; y por último, el interior de la momia contenía Nicotiana tabacum, la Planta del Tabaco, es decir, los antiguos egipcios ya conocían el tabaco muchos siglos antes de que los marinos de Cristóbal Colón lo trajeran desde América, aunque probablemente lo emplearon por sus propiedades insecticidas, más que fumarlo.
Se descubrieron más de 89 tipos de hongos de alta toxicidad y varios insectos necrófagos. Concluyeron que el causante de su deterioro era la Dadedalea biennis Fries. Para revertir esta situación optaron por exponerle durante doce horas a los rayos gamma de cobalto 60.
Los científicos concluirían en un pormenorizado informe de más de 400 páginas que en sus últimos años de vida padeció de espondilitis anquilosante (vertegras de la columna vertebral soldadas entre sí), arteroesclerosis, periodontitis y una grave osteítis en el maxilar inferior y un absceso fistulizado sub-mentoniano, causante de una septicemia que acabó con su vida. Por cierto, después de el estudio pudo descartarse que Ramsés II fuera el faraón del Éxodo, porque debido al deteriorado estado físico que se encontraba por su avanzada edad, no pudo perseguir a los judíos montado a caballo.
Tras este periplo retornó a Egipto y el 15 de Mayo de 1977 se abriría el embalaje en el Museo Egipcio de El Cairo, donde descansará para siempre. Ramsés II, un faraón poderoso y respetado tres mil años después de muerto.
Para saber más:
Reyes divinos, personas enfermas
Links fotos:
insolitonoticias.com; coca-colamexico.com.mx
Información basada en el artículo Viaje póstumo a París del Faraón Ramsés II, de Esteban Llagostera. Espacio, Tiempo y Forma. Serie II. Historia Antigua, t.23,2010, págs. 61-89
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