El trastorno de personalidad múltiple «Yo, yo mismo y muchos más»

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Billy Milligan era Billy, pero también Arthur, Allen, Tommy, Danny, David… así hasta 24 personalidades diferentes. Su vida se llevó al cine y si investigamos por la red comprobamos que su caso no fue único, sino que encontramos otros con esta enfermedad llegando a adoptar en una sola persona hasta 100 personalidades.

Billy Milligan

Como decía, este joven inspiró una película «The Crowded Room», con Leonardo DiCaprio como protagonista. En la vida real, Billy fue diagnosticado a raíz de ser hallado culpable de tres secuestros y violaciones en octubre de 1977. En ellos las víctimas daban versiones diferentes: una afirmó que su secuestrador tenía acento alemán y otra que era un chico agradable, solo coincidían en su descripción física. Tras las pruebas psicológicas que le realizaron fue diagnosticado de Trastorno de identidad disociativo (TID) de 24 personalidades distintas con un rango de edad de 3 a 30 años. La defensa afirmó que los culpables de ese secuestro fueron Ragen Vadascovinich, un comunista yugoslavo que podía escribir y hablar en serbio, y Adalana, una poeta lesbiana que cocinaba y limpiaba para las otras personalidades y cometía sus violaciones para paliar su soledad.

Durante el juicio Billy habló con distintos acentos y se exteriorizaron muchas de sus personalidades. Por cierto, fue declarado «no culpable» y confinado a un psiquiátrico hasta 1988, determinando los psiquiatras que el origen de su enfermedad se encontraba en el alcoholismo y suicidio de su padre cuando contaba con 4 años y en los abusos sexuales y físicos de su padrastro. Los especialistas no pudieron curarle y tras ser liberado de los hospitales psiquiátricos, su paradero desconocido, hasta que murió de cáncer en Ohio a los 59 años.

Entre sus otras personalidades se encontraba Arthur, un hombre inglés formal e inteligente que ponía en orden a las otras personalidades; Allen, manipulador, fumaba y tocaba la batería; Tommy, músico que tocaba el saxofón; Danny, pintaba bodegones y sufría de antropofobia; David, empático y sensible; Christene, niña disléxica… Otras personalidades más «indeseables» eran las de Philip, vulgar ladrón; Kevin, delincuente meticuloso; Walter, reprimido emocionalmente; April, que planeaba vengarse del padrastro de Billy; Samuel, la única personalidad que creía en Dios; Mark, este no hacía nada, era un vago y… lo dejo aquí, aunque podría seguir, bueno, mencionar también a «la profesora», suma de las veintitrés personalidades en una sola.

Casos curiosos

La primera descripción que encontramos de esta enfermedad la diagnosticó el Dr. Eberhardt Gmelin, en 1791. Se trató de una chica alemana que cuando menos se lo esperaba uno adoptaba otra personalidad distinta a la suya y hablaba en francés.

En el año 1816 apareció otro caso documentado, una mujer inglesa que se trasladó a los Estados Unidos. Tímida y solitaria, tras un episodio de ceguera y sordera transitoria cambió de personalidad y se convirtió en extrovertida y amiga de las bromas. A lo largo de quince años alternaría ambas personalidades.

Todos conocemos la novela de Robert L. Stevenson «Dr. Jekyll y Mr. Hyde» pero puede que pocos sepan que su autor se inspiró en la historia real de Louis Vivet. Su madre, prostituta, lo ignoró durante toda su infancia y Louis cometería su primer crimen en 1871, durante su tierna infancia. Arrestado en numerosas ocasiones, vivió en un correccional hasta alcanzar la mayoría de edad. Será a partir de entonces que comenzaría a manifestar sus otras personalidades. A raíz de una situación de estrés se quedó paralizado de cintura hacia abajo, síntomas que no eran físicos, sino psicosomáticos, e ingresó en un psiquiátrico. Allí se convirtió en una persona totalmente nueva que no reconocía a las personas más cercanas a él. Comenzó a ser estudiado por los médicos y tratado con sesiones de hipnosis y metaloterapia, sin embargo, los galenos descubrieron diez personalidades distintas, todas con sus historias y rasgos.

En 1917 se estudiaron las personalidades de Doris Fisher, una mujer que presentó hasta cinco distintas. Algunas de ellas solo se manifestaban pocos minutos al día y una de ellas «Margaret» se autolesionaba para que la personalidad primaria sintiera dolor.

Pero si es difícil vivir con uno mismo, imaginaros con 92 yos, así lo hizo Truddi Chase. Pasó una infancia terrible al ser violada por su padrastro repetidamente cuando tenía dos años, y emocionalmente maltratada por su madre hasta los doce. Al alcanzar la edad adulta era incapaz de trabajar bien y decidió acudir a la consulta de un psiquiatra que le diagnosticó de un trastorno de personalidad múltiple. La más joven, Lamb Chop, tenía cinco años, y la más vieja, un filósofo irlandés de… ¡1000 años!

Aún hay otra persona que la supera, la inglesa Kim Noble, con 100. Nació en la década de los años 60 del siglo pasado. Sufrió abusos físicos de pequeña y entre alguna de sus numerosas personalidades nombraría a la de Hayley, involucrada en una red de pedófilos, y el episodio ocurrido entre dos de ellas, Kim y Julie cuando Kim, conductora de una furgoneta, chocó contra varios coches cuando se le apareció Julie mientras conducía. Fue diagnosticada en 1995 y tratada desde entonces.

¿Qué es el Trastorno de personalidad múltiple?

Se le conoce como Trastorno de identidad disociativo (TID) y aunque es uno de los trastornos psicológicos más conocidos, es también uno de los menos entendidos. Es definido como «la presencia de dos o más identidades -raras veces más de diez- que toman el control de la conducta de una persona de forma recurrente, teniendo cada una de ellas recuerdos, relaciones y actitudes propios» (DSM-IV).

El estrés suele ser la consecuencia para cambiar las personalidades y habitualmente, no siempre, las diferentes identidades no recuerdan lo experimentado por las otras. La primaria (personalidad real) tiende a ser depresiva y pasiva a las demás.

Entre las causas de este trastorno está el estrés postraumático  que se cronifica con los años e interfiere en su vida, es decir, el Trastorno de identidad disociativo sería una versión extrema del estrés postraumático, pretendiendo los afectados aislar los recuerdos con su disociación.

En la actualidad su diagnóstico ha aumentado, aunque no se detectan todos los que son. Algunos autores cifran en un 6% los casos de personalidad múltiple detectables en su forma pura, es decir, sin relación con el abuso de sustancias u otros motivos.

El tratamiento intenta integrar o fusionar las distintas identidades, y si esto no es posible, coordinarlas para intentar interferir lo menos posible en la vida del paciente. Lo primero de todo es garantizar la seguridad del afectado, por su tendencia a suicidarse, y corregir la posible depresión o abuso de drogas que pudiera tener. Después, se trabaja la confrontación recuerdos traumáticos y será entonces que se intentará integrar sus identidades. Vaya, una labor más que difícil para cualquier especialista.

No sé vosotros, pero si en ocasiones se hace difícil vivir la vida de uno mismo, imaginaros la de 100. ¡Una verdadera locura!

Otro caso singular

Jenny, la pequeña que desarrolló 2.500 personalidades

Links imágenes:

mcguiremade.com; Blake23

2 comentarios

  1. hay algun caso documentado de personalidades multiples cuya historia personal no este relacionada con abusos y maltratos en la niñez? porque es curiosos como aparece constantemente en estas historias. Los primeros trastornados son esos padres que abusan sexualmente y maltratan a sus hijos, es que no me cabe en la cabeza semejante horror.

    1. Hola Maria Carlota,
      existen casos que no tienen relación con abusos sexuales o maltratos por parte de sus progenitores como el de Robert Oxnam que comenzó a presentar este trastorno tras su intento de desintoxicación del alcohol, o el del jugador profesional de fútbol americano Herschel Walker, que de niño siempre le habían hecho bullying por su peso y tartamudeaba. También el de Chris Costner Sizemore en la que uno de los incidentes que desencadenaron su trastorno fue cuando vio como sacaban a un hombre de una zanja cuando ella tenía dos años. Como ves siempre hay una experiencia traumática como desencadenante.
      Saludos

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