Las chicas del radio

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Anuncio de pintalabios con radio de los años veinte

En ocasiones, los avances científicos tienen su parte negativa y un alto coste en vidas humanas. Esto fue así con el descubrimiento del radio por parte de Marie Curie, no solo porque muriera a consecuencia de él, sino porque muchos más sufrieron sus consecuencias de la manera más inocente que podamos imaginar.

Marie Curie, polaca de nacimiento y nacionalizada francesa, ganó por partida doble el Premio Nobel de física y química. Consiguió aislar isótopos radiactivos, descubrir el radio y el polonio y desarrollar la teoría de la radiactividad. El contacto con estos elementos fue el motivo de su muerte por anemia aplásica, algo de lo que puede que nunca llegara a ser consciente del todo, o al menos, quiso negar la evidencia de que el radio fuera la causa de su enfermedad. Hoy, más de 100 años después, se conservan gran parte de sus objetos personales (libros, muebles, ropa…) en cajas forradas con plomo en la Biblioteca Nacional de Francia en París, contaminadas por la radiación igual que su cuerpo, colocado en un ataúd de plomo en el Panteón de París.

El descubrimiento del radio por el matrimonio Curie en 1898 trascendió a la misma ciencia. Marie Curie lo llamaba “mi precioso radio” y estuvo expuesta sin protección durante años. William J. Hammer, inventor y ayudante de laboratorio de Thomas Edison, lo promocionaría como nadie tras cederles unas muestras los Curie en 1902. Fue el primero en proponer al radio para tratar el cáncer y divulgó su utilización como luminiscente en relojes y equipaciones en las Guerra Mundial al combinarlo con pegamento y sulfuro de zinc.

Al igual que con el grafeno en la actualidad, las expectativas de la utilización del radio a nivel industrial y en el día a día de las personas fue a más. Se utilizó en cosméticos, vendajes, maquillaje, pasta de dientes, ropa… hasta en el agua. Se consideraba como un tratamiento milagroso del que tenía la capacidad de rejuvenecer a los viejos, pero la realidad era otra bien distinta.

Las chicas del radio

Radium Girls work in a factory of the United States Radium Corporation. Date circa 1922

A principios del siglo XX la fábrica United States Radium Corporation en Orange, Nueva Jersey se dedicaba a recubrir las esferas de los relojes con una pintura basada en radio que hacía que fueran luminiscentes, algo que permitía ver la hora a los soldados por la noche. La demanda de estos relojes entre la población civil no se hizo esperar y se multiplicó exponencialmente. Las encargadas de aplicar esta “inofensiva” pintura eran jóvenes que ignoraban el peligro que ocultaba el chupar las cerdas de los pinceles que utilizaban para pintar con mayor precisión.

Era un trabajo bien remunerado, considerado y además… divertido. Al estar en contacto con el radio, su pelo, la piel, su boca y su ropa brillaba en la oscuridad, convirtiéndose en una moda y un signo de distinción. Eran la envidia de sus amigas y el foco de atención en las fiestas. Pero, el tiempo demostró la fatal realidad.

Tras varios años en la empresa, Grace Fryer, fue una de las primeras chicas en advertir que algo no iba bien en su cuerpo. Los dientes comenzarían a caérsele junto con terribles dolores mandibulares. Casi al mismo tiempo, una compañera suya, Mollie Maggia, con 24 años de edad, tras terribles úlceras dolorosas en la boca comenzaron a caérsele uno a uno todos sus dientes y el hueso de la mandíbula comenzó romperse solo con tocarlo y a extendérsele la infección a la garganta y el oído ante el asombro de todos los especialistas a los que acudió. En menos de un año fallecería, siendo diagnosticada de… ¡sífilis!

No fueron casos aislados, sino que pronto aparecieron otras jóvenes con anemia, debilidad y síntomas similares que les hicieron sospechar que el motivo bien podía ser el radio.

Grace Fryer dejó la empresa pero su enfermedad seguía avanzando y los médicos a los que acudió coincidieron en decir que sus síntomas bien pudieron tener relación con su antiguo oficio. Decidida a denunciar esta injusta situación se puso en contacto con sus antiguas compañeras para informarlas, pero solo pudo hacerlo con tres de ellas, el resto estaban en estado terminal o habían muerto. Finalmente, cinco de ellas decidieron unirse para denunciar a la empresa, encontrándose con múltiples trabas en el camino.

Nine of the 14 plaintiffs seeking compensation from Radium Dial Company for asserted permanent injury suffered as a result of poisoning contracted through work painting radium on watches dials. Feb. 11, 1938.

En 1925 lo consiguieron, siendo la primera vez en la historia que una empresa era demandada por sus trabajadores por motivos de salud secundarios al lugar del trabajo. Ahora había que demostrar que la radioactividad era la culpable de la enfermedad. En 1927 murió el primer trabajador y para entonces ya eran más de 50 chicas las fallecidas. Para demostrarlo decidieron exhumar el cuerpo de Mollie Maggia encontrando que el interior de su ataúd brillaba y sus tejidos dieron muestras de radiactividad. Las sospechas se confirmaron.

Un precedente en salud laboral

Se les dijo que el radio era inocuo, a pesar de conocerse algunos de sus efectos nocivos y se les obligó a trabajar con este elemento sin protección alguna. En 1931 la FDA declaró ilegales todas las medicinas con radio pero hubo que esperar tres años más para que un tribunal declarara a la empresa culpable de la salud de sus empleados. El Congreso de los EE. UU. votó una resolución a favor de los derechos de los empleados que contraen enfermedades laborales.

Sin duda, hubo un antes y un después. Poco tiempo más tarde el Proyecto Manhattan que desarrolló las primeras armas nucleares en la Segunda Guerra Mundial obligó a los científicos extremar todas las precauciones en la manipulación del plutonio. Pero esa es otra historia.

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El independiente

10 comentarios

  1. Amigo FJT, Podíamos parafrasear otra cosa: «¡Oh Libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!» por ejemplo, entre nosotros, los médicos, se descubrieron los grupos sanguíneos y eran A, B, AB y el Rh positivo y negativo y salvamos muchísimas vidas con las transfusiones pero resultó que había subgrupos y comenzaron los problemas; sin ir más lejos, cuando nosotros trasfundíamos sangre a los grandes quemados tuvimos muertes posteriores a la curación de las quemaduras causadas por esas transfusiones hasta el punto de que, salvo una extrema urgencia, se tipa no ya la sangre sino cada bolsa con la sangre del paciente. Nuestros buenos amigos de Hematología nos han salvado muchísimas vidas, te lo dirán a ti que sabes de embarazos y partos difíciles ¿verdad?

    1. Hola Astolgus,
      pues sí y si me lo permites añadiré aprovechando tu comentario una curiosidad que seguro sorprenderá a más de uno. Heredados de nuestros padres tenemos más de 600 tipos de antígenos que rodean a las células rojas de la sangre y que clasifican a los 35 grandes grupos sanguíneos (los más relevantes y conocidos por todos son el grupo ABO, pero existen muchos más) y 61 antígenos en el grupo Rhesus (conocido como Rh del que el antígeno D es el más esencial). Recientemente, en el año 2014, se publicó el caso que podríamos considerar que era la sangre más “rara. Concretamente la de un hombre identificado como “Thomas” del que se decía que su sangre era de oro por tener la particularidad de que no poseía ningún antígeno, es decir, se le denominó Rh nulo. Algo que se ha identificado solo en 40 personas en todo el mundo hasta la fecha.

      Por cierto, hay otra curiosidad, aunque esta no creíble. Los japoneses, como no, ellos, publicaron un estudio en 1927 que especulaba sobre los distintos rasgos de personalidad y los tipos de sangre. Esto fue descartado pero tuvo muchos adeptos y a pesar de los años transcurridos y de las evidencias, los japoneses recurren al grupo sanguíneo para encontrar a su “media naranja”. En fin…
      Abrazos

  2. Hola, Francisco Javier:
    Acabo de leer tu entrada sobre el Radio y me ha encantado. La verdad es que el descubrimiento de Mme Curie fue magnífico pero también tuvo esta parte oscura; mucho más oscura cuando la empresa donde trabajó esa primera mujer que enfermó por el contacto laboral con el mismo ocultó sus negativos efectos.
    Me ha recordado un poco el comportamiento de las autoridades soviéticas cuando en Bielorrusia estalló un reactor nuclear en Chernóbil y en vez de poner medios adecuados expusieron a los ‘liquidadores’ y a la población en general de la zona a sus perniciosos efectos tranquilizando a la gente diciéndoles que todo estaba bajo control y que no pasaba nada anormal, que las flores nacían en los campos como siempre. Todo esto lo he leído en el libro de la premio Nobel Svetlana Aléxievich; han hecho versión seriada televisiva en HBO pero yo no la he visto, sólo he leído (y reseñado ) el testimonio periodístico hecho libro de la autora.
    Un abrazo

    1. Hola Juan Carlos,
      conozco la serie Chernobyl, recientemente la vi y la disfruté mucho, así que te la recomiendo 100% más si leíste el libro con anterioridad. Recibió muy buena crítica e incluso algunos la consideran la serie mejor valorada de la historia. Es muy fiel a los hechos ocurridos esos primeros días tras el desastre nuclear y son de esas series que te hacen pensar…

      Abrazos

  3. Me ha encantado este artículo… Super interesante!
    Por cierto, la última fotografía que lo acompaña me tiene cautivada.
    Un abrazo.

  4. Increíble historia. Todos los dias aparecen cosas que causan efectos secundarios en las personas. A ver ahora qué pasará con la vacuna del COVID, ¿no? Ya me la puse. Saludos, amigo.

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