Puestos a morir, muramos de sexo (hoy no, mañana)

Existen muertes y muertes. No sé qué contestaríamos si nos preguntaran cómo quisiéramos morir, seguro que a más de uno no le importaría que fuera practicando sexo. Tampoco sé qué dirían los personajes que ahora os presentaré, lo que sí sé es que ellos no pudieron elegir y en el «sorteo» les tocó el premio.

El sexo, un momento de riesgo

Son bien conocidos los beneficios del sexo como reducir el estrés, fortalecer el sistema inmunológico y ayudar al control de la vejiga en la mujer y en la salud prostática en el hombre. Sin embargo, existen estudios que vinculan un riesgo de accidente cerebral y un ataque de corazón, por cierto, diez veces más en el hombre que en la mujer.

Según un estudio presentado en el congreso de la Asociación Americana del Corazón en el 2017 por investigadores del Centro Médico Cedars-Sinai y el Hospital Universitario de Helsinki en el que incluyeron una población de un millón de personas, de ellas, casi 5000 sufrieron un ataque al corazón entre los años 2002 y 2015. De todos estos casos, solo 34 tuvieron lugar a causa del sexo, 18 durante el acto sexual y 16 durante la hora siguiente, porcentaje que aumentaba en las personas con alguna enfermedad cardíaca o accidentes vasculares previos.

Atila y su noche de bodas

El azote de Dios, como era conocido en Occidente, azote de las legiones romanas y caudillo de las estepas en el siglo V, devastó pueblos y urbes, destruyó Tracia, extorsionó al emperador Teodosio II, atacó la Galia y el Rhin, además de matar a su propio hermano, cosas de familia… Un año antes de morir se lanzó sobre Italia hasta llegar a la misma Roma. Más por la epidemia de peste que por la intervención divina del papa León I, dio media vuelta y se dirigió al norte del Danubio para pensar cómo atacarles nuevamente.

En el año 453, con 58 años de edad y tras once matrimonios, se casó nuevamente con una hermosa princesa burgudia de nombre Ildiko. Según la versión más aceptada, durante la noche de bodas y bajo el efecto del alcohol yació con ella y tras dormirse boca arriba empapado de vino, se asfixió en su propia sangre a consecuencia de una hemorragia nasal masiva. A la mañana siguiente sus guardias le encontrarían muerto en medio de un charco de sangre, en un rincón, llorando, su nueva esposa, un final poco digno para el Rey de los hunos. Se desconoce qué causó esa hemorragia, ¿quizás una hemorragia pulmonar secundaria a tuberculosis, a algún tumor o infección? ¿varices secundarias a alguna enfermedad hepática secundaria al consumo de alcohol? ¿acaso fue víctima de alguna conspiración para terminar con su vida? Todos los interrogantes siguen abiertos a día de hoy.

Fernando «el Católico»

Hay momentos en la Historia de España que bien pudieron cambiar el rumbo de la misma para siempre, así pudo ser si no hubiera hecho aparición en escena la «viagra» de aquella época, o lo que es lo mismo, un pequeño insecto verde brillante.

Cantárida o mosca española.

Fernando II de Aragón deseoso de tener un hijo con su segunda esposa, Germana de Foix, una joven francesa 35 años más joven que él y sobrina del Rey Luis XII, no escatimó medios para conseguirlo. Tiempo atrás tuvo un hijo con ella que murió pocas horas después de nacer y Fernando buscaba un nuevo heredero para poder retirarse y volver a separar las coronas de Castilla y Aragón. Aunque durante toda su vida mantuvo continuos amoríos la edad pesaba y tuvo que solicitar una «pequeña ayuda». Recurrió en más de una ocasión al estofado de testículos de toro como afrodisíaco, pero sin éxito, así que se dio al consumo del polvo de cantárida. En realidad, se trata de un escarabajo conocido por los médicos españoles como mosca española. El macho sintetiza en sus patas una sustancia tóxica que tras copular cede a la hembra para que esta embadurne su puesta a fin de protegerla de los predadores. Una vez muerto el escarabajo se pulveriza, se seca y se reduce a polvo para obtener una sustancia que entre sus efectos está el dilatar los vasos sanguíneos. El problema era ajustar la dosis de tal forma que produjera una vasodilatación en el pene sin excederse en su administración para evitar una erección dolorosa, hemorragias internas, irritaciones gastrointestinales y molestias urinarias.

Parece ser que quien se la administraba en pequeñas dosis mezclada en potajes era su propia mujer. Con el tiempo, Fernando comenzó a presentar desmayos e hidropesía, y con 63 años de edad, tras ingerir la noche anterior una dosis elevada de ese «feo potaje», falleció en Madrigalejo (Cáceres) cuando se dirigía al Monasterio de Guadalupe. Según dejó escrito a su nieto Carlos, futuro emperador, le encomendó que se encargara personalmente de que a Germana de Foix no le faltara de nada, algo que se tomó al pie de la letra puesto que se enamoró de ella con 17 años.

Unos Papas no tan Papas

Que a uno le pongan el apodo de «el fornicario» ya apunta el porqué. Así ocurrió con el Papa Juan XII, considerado por muchos como el peor Papa de la historia al ser un apasionado de los juegos de azar y de las mujeres, por cierto, accedió al Pontificado con tan solo 18 años de edad. Y es que el hecho de convertir su residencia pontificia de Letrán en un lupanar no ayudó a su buena reputación. El 14 de mayo del 964 un marido celoso le aporreó en la cabeza con un martillo tras encontrarle en la cama con su mujer.

Desde Juan VII, apaleado hasta la muerte por el marido de la mujer con la que se acostaba, hasta León VII, que murió de un ataque al corazón mientras yacía con una mujer; desde Juan XIII, asesinado por otro marido despechado, hasta Paulo II el «Formoso», supuestamente muerto mientras era sodomizado por un paje. Vamos unos Papas, no muy Papas.

Raffaello Sanzio

La Fornarina, de Rafael (1520 aprox.) Galería Nacional de Arte Antiguo, en Roma.

El genio del Renacimiento, Rafael, aventurero, fogoso, enamoradizo, seductor y mujeriego, murió el 6 de abril de 1520, precozmente, el mismo día que cumplía 37 años de edad, tras una noche con su gran amada, la hija de un panadero de Siena, Margherita Luti, la Fornarina. Según la rumorología de la época se cuenta que cuando el banquero Agostino Chigi le encargó para Villa Farnesia el fresco la Logia de Psiché, Rafael ordenó que le instalaran una cama para finalizar su trabajo sin dejar de practicar el sexo con ella. También se cuenta que una noche se extralimitó en sus placeres amorosos con La Fornarina y al volver a casa con mucha fiebre los médicos le practicaron una sangría que le llevó a la tumba.

Frantisek Kotzwara, el violinista

Hoy no hablaré de la inoportuna muerte en 1899 de François Félix Faure, Presidente de Francia, os invito a leerlo en este enlace, pero terminaré con la considerada como la primera asfixia erótica documentada de un personaje público. Su protagonista, el violinista checo Frantisek Kotzwara, más conocido por su muerte que por sus composiciones musicales, murió el 2 de septiembre de 1791 durante su visita al domicilio londinense de la prostituta Susannah Hill. Tras cenar con ella le pagó dos chelines pidiéndole que le cortara los testículos. Naturalmente, Susannah no accedió a hacerlo, entonces Kotzwara ató una cuerda alrededor del picaporte de la puerta y el otro extremo se lo puso en el cuello, solicitándole tener sexo. Mientras estaban en la labor, la puerta se cerró violentamente y murió estrangulado. Hill fue juzgada, aunque absuelta de haber cometido el asesinato de Kotzwara, y es que sus filias sexuales eran conocidas por muchos desde tiempo atrás.

Como véis, son muertes sorprendentes, aunque puestos a morir, cuanto más tarde, mejor.

3 respuestas a “Puestos a morir, muramos de sexo (hoy no, mañana)”

  1. Avatar de dtradiciorece

    Pues igual, si eso, prefiero morir durmiendo jajaja

    1. Avatar de franciscojaviertostado

      Hola Dtradiciorece,
      sin duda, la forma de morir más dulce.
      Saludos

  2. Avatar de La relación sexual más lejana de la historia –

    […] donde se produjo el apareamiento en cuestión, podríamos decir que salvo los nombres de los dos protagonistas de la historia, lo […]

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